En una era donde la tecnología domina nuestra atención y transforma nuestras interacciones, los juegos de mesa se sienten como un respiro de aire fresco para la salud mental.
Más que un simple pasatiempo, estas actividades ofrecen un espacio de conexión social, emocional y cognitiva que contrarresta los efectos del aislamiento generado por la dependencia digital.
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Según la psicóloga clínica Carolina Barreto, los juegos de mesa son un medio una herramienta efectiva para fortalecer habilidades y fomentar la interacción social en un mundo cada vez más dependiente de las pantallas.
Los juegos de mesa son una tradición que merece ser rescatada, pues sirven para mejorar nuestra calidad de vida en un mundo cada vez más virtual.
Un descanso de lo digital
En palabras de Barreto, los juegos de mesa son una actividad que produce beneficios tangibles en quienes los practican. “Fortalece las habilidades sociales, cognitivas y emocionales. Si se asumen como un descanso de la opción digital, nos da la oportunidad de interactuar presencialmente en una gran dimensión”, asegura en Cromos. Este aspecto es positivo en un contexto donde las pantallas compiten constantemente por nuestra atención.
La psicóloga enfatiza que, al reunirnos alrededor de un tablero, reactivamos la capacidad innata de interpretar al otro a través de gestos, miradas y tonos de voz. Este tipo de interacción presencial permite “sentir que uno pertenece a un grupo”, una necesidad fundamental en los seres humanos, cuyo cerebro está diseñado para operar dentro de una comunidad o “tribu”.
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Estructurar el tiempo para interactuar
Frente a la normalización del apego extremo a la tecnología, Barreto subraya la importancia de fijar límites claros y espacios obligatorios de interacción familiar o social. “Si no fijamos unos límites, va a ser muy difícil que nuestra atención gravite hacia las interacciones sociales”, explica. Los juegos de mesa, con su estructura definida de reglas y objetivos, ofrecen un marco ideal para fomentar estas conexiones en un entorno controlado y libre de distracciones digitales.
Más que diversión: beneficios emocionales y cognitivos
Los beneficios de los juegos de mesa van más allá de la simple diversión. Barreto dice que estas actividades estimulan la memoria, la capacidad de concentración y la habilidad de negociar. Además, permiten experimentar una amplia gama de emociones –desde la alegría hasta la angustia– en un contexto seguro. Estas emociones, lejos de ser simples reacciones, son herramientas que nos ayudan a adaptarnos y evolucionar dentro del juego y, por extensión, en la vida cotidiana.
Este proceso de aprendizaje emocional, combinado con la interacción social, fortalece las relaciones interpersonales y nuestra propia resiliencia emocional. Barreto destaca que “las emociones llegan para informarnos qué tenemos que hacer para continuar en el juego. Son una herramienta poderosa de cambio”.
Alternativas y actividades complementarias
Aunque los juegos de mesa son una excelente opción, no son la única herramienta para fomentar la interacción y el trabajo en equipo. Actividades como preparar una comida en familia, crear un jardín o practicar deportes en grupo también contribuyen a fortalecer lazos y a desarrollar habilidades similares. Sin embargo, lo que hace único a los juegos de mesa es su capacidad de combinar reglas estructuradas, desafíos cognitivos y un espacio para la convivencia emocional.
Un resurgir necesario que va más allá de una moda
En un momento donde el apego a la tecnología amenaza con desconectarnos de quienes nos rodean, los juegos de mesa ofrecen un puente hacia interacciones más humanas y significativas. Como finaliza Carolina Barreto, estas actividades no solo representan un descanso de lo digital, sino una oportunidad para reconectar con lo esencial: la comunidad, la familia y nuestra propia naturaleza como seres sociales.
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Los beneficios de los juegos de mesa, según la psicóloga clínica
- ¿En los juegos de mesa hay una desconexión real de lo digital o es un simple placebo para la cabeza?
El efecto placebo es una acción que produce la ilusión de un beneficio. En el caso de los juegos de mesa, no hablamos de tal efecto, sino que de una actividad que tiene múltiples beneficios en el ser humano: fortalece las habilidades sociales, las cognitivas y las emocionales. Si se asumen como un descanso de la opción digital, nos da la oportunidad interactuar presencialmente en una gran dimensión.
- ¿Cuál es el beneficio de la interacción social, en este caso alrededor de una mesa, frente a un juego que fija unas reglas y que busca un ganador?
Tiene que ver con la reactivación de nuestra posibilidad de entender e interpretar al otro, a través de gestos, movimientos, miradas, voz, ritmo de conversación. También es la posibilidad de sentir que uno pertenece a un grupo. El cerebro de los seres humanos está desarrollado con el objetivo de pertenecer a una tribu. Somos mamíferos que no podemos sobrevivir en aislamiento
- ¿Estamos en un punto en el que debemos fijar un espacio obligatorio de interacción familiar, justamente para dejar de normalizar el apego extremo a la tecnología?
Sí, necesitamos estructurar el tiempo de interacción social porque una de las características de la tecnología es que compite constantemente por nuestra atención. Si no fijamos unos límites va a ser muy difícil que nuestra atención gravite hacia las interacciones sociales. Nuestro cerebro está diseñado para estar constantemente leyendo las diferentes señales que requieren atención.
- ¿Los juegos de mesa mejoran la memoria y la capacidad de concentración?
Además de la capacidad de entrar en sintonía con los otros, también mejora la capacidad de negociar. Nos ayuda tener emociones excitantes, de miedo, angustia, rabia y alegría. Las emociones llegan para informarnos qué tenemos qué hacer para continuar en el juego, son una herramienta poderosa de cambio, ese es su objetivo.
- ¿Hay otras actividades en equipo igual de positivas?
Sí, está la posibilidad de crear un jardín, preparar una comida juntos, pintar o limpiar en equipo la casa, aprender una habilidad juntos, bailar, jugar basquetbol o fútbol.
