La contaminación por microplásticos ya no es solo un problema ambiental; es un asunto de salud pública. Investigaciones recientes revelan que estos diminutos fragmentos de plástico han infiltrado nuestra dieta diaria, convirtiéndose en un enemigo silencioso en nuestra mesa.
Desde el agua embotellada hasta las frutas y verduras, los microplásticos han encontrado la manera de colarse en nuestra alimentación, con posibles efectos desconocidos en nuestro organismo. Pero, ¿qué alimentos los contienen y cómo llegan a ellos? La respuesta es más preocupante de lo que parece.
Sigue a Cromos en WhatsAppLos alimentos con más microplásticos: una amenaza silenciosa
1. Agua embotellada y del grifo
Si cree que el agua embotellada es más segura, piénselo dos veces. Un estudio de Orb Media encontró que el 93% de las muestras de agua embotellada contenían microplásticos. Pero eso no es todo: el agua del grifo también puede estar contaminada, aunque en menor medida. El uso de filtros de calidad podría ser la única manera de reducir su exposición.
2. Mariscos y pescados
Los océanos están saturados de plástico, y la vida marina lo está absorbiendo. Peces, camarones y mejillones han sido hallados con partículas plásticas en sus sistemas digestivos, los cuales muchas veces terminamos consumiendo. La paradoja es inquietante: lo que el ser humano desecha, la naturaleza lo regresa a su plato.
3. Sal de mesa
Un condimento básico que podría estar contaminado. Un estudio en múltiples países encontró que el 90% de las sales de mesa contenían microplásticos, con una mayor presencia en las sales marinas. Si busca una alternativa más limpia, las sales de roca pueden ser una mejor opción.
4. Alimentos procesados
El envase también importa. Los plásticos de los empaques pueden liberar microplásticos en alimentos como pastas, arroces y snacks, especialmente si han sido almacenados por largos períodos o expuestos al calor. Cada bolsa de papas fritas podría traer más que solo calorías.
5. Frutas y verduras
No solo los alimentos procesados son un riesgo. Zanahorias, manzanas y lechugas pueden absorber microplásticos del suelo y del agua de riego contaminada. Lo que parecía una opción saludable ahora plantea dudas sobre qué tan puro es lo que comemos.
¿Qué efectos podrían tener los microplásticos en la salud?
Aunque aún se investiga el impacto real en el cuerpo humano, expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierten que estos plásticos podrían alterar el sistema endocrino y provocar inflamaciones en el organismo.
Además, los microplásticos pueden transportar toxinas y metales pesados, amplificando el riesgo de efectos adversos en la salud a largo plazo.
¿Cómo reducir la exposición a microplásticos?
- Filtrar el agua con sistemas certificados para eliminar partículas plásticas.
- Priorizar alimentos frescos y sin envase, reduciendo el consumo de productos ultraprocesados.
- Evitar calentar comida en envases plásticos, ya que esto libera más partículas en los alimentos.
- Optar por sal de origen mineral, en lugar de sales marinas más expuestas a contaminación.
- Consumir productos orgánicos, que tienen menor exposición a microplásticos a través de pesticidas y riegos contaminados.
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El problema de los microplásticos en los alimentos es un reflejo de la contaminación global que hemos generado. Aunque todavía falta investigación para conocer sus efectos exactos en la salud, la evidencia es clara: están en todas partes, incluso en lo que comemos.
Adoptar hábitos más conscientes y reducir nuestra dependencia del plástico no solo beneficia al medio ambiente, sino que también podría ser clave para proteger nuestra salud en el futuro.