Cuatro años después del estallido de la pandemia de coronavirus, la ciencia nos brinda una esperanza renovada en forma de “vacunología proactiva”.
Este enfoque revolucionario, liderado por científicos de la Universidad de Cambridge, la Universidad de Oxford y Caltech, ha dado lugar a una nueva generación de vacunas capaces de anticiparse a futuros brotes de enfermedades virales, incluso contra patógenos aún desconocidos.
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La clave de esta innovación radica en la capacidad de la vacuna para entrenar al sistema inmunitario contra una amplia gama de coronavirus, incluidos aquellos que aún no han surgido.
Como señala Rory Hills, investigador de la Universidad de Cambridge, esta nueva vacuna proporciona una protección integral, abarcando virus como el SARS-CoV-1, el SARS-CoV-2 y otros que podrían potencialmente desencadenar pandemias futuras.
¿Cómo funciona esta nueva vacuna contra coronavirus?
La tecnología detrás de esta hazaña científica, conocida como “Quartet Nanocage”, utiliza nanopartículas con una estructura de proteínas interconectadas, potenciadas por un ingenioso ‘superpegamento proteínico’.
Estas nanopartículas se cargan con cadenas de antígenos virales, lo que permite al sistema inmunitario dirigirse a regiones específicas compartidas por diversos coronavirus.
Lo más impresionante es que esta vacuna no solo protege contra los virus representados en ella, sino que también induce respuestas inmunitarias contra otros virus no incluidos en la formulación, incluidos aquellos que aún no han sido identificados.
Este avance es fundamental en la lucha contra enfermedades emergentes, ya que elimina la necesidad de esperar a que aparezcan nuevos patógenos para comenzar a desarrollar una defensa eficaz.
La nueva vacuna contra el coronavirus ya ha sido probada en ratones de laboratorio.
¿El futuro contra una nueva pandemia de coronavirus?
Los resultados de esta investigación, publicados en la revista Nature Nanotechnology, son prometedores. La vacuna ha demostrado desencadenar respuestas inmunitarias amplias y robustas, incluso en ratones preinmunizados con el SARS-CoV-2.
Además, su diseño simplificado ofrece la esperanza de acelerar su camino hacia los ensayos clínicos, programados para el año 2025.
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Este hito en la vacunología no solo ofrece una solución para futuros brotes de coronavirus, sino que también allana el camino para el desarrollo de vacunas contra una amplia gama de enfermedades.
Con la promesa de una protección integral y una fabricación más sencilla, esta tecnología tiene el potencial de transformar la forma en que abordamos las amenazas para la salud global.