Interpretar la realidad es una tarea y actividad mental en la que nos enganchamos constantemente. Desde el momento en el que nacemos, usamos la capacidad de percepción a través de nuestros sentidos. El tacto, la audición, el olfato, la visión, el gusto, y un par de sentidos más, capturan la información que nos presentan las experiencias y, poco a poco, con el desarrollo de habilidades cognitivas, organizamos aquella información para darle significado o sentido a la realidad .
Organizar la información a la que estamos expuestos en cada segundo es uno de los constantes procesos mentales que usamos a lo largo de nuestra vida. Es gracias a la organización de la información que logramos interpretar la realidad. En ese orden de ideas, podríamos decir que lo que llamamos realidad es entonces el producto de una organización mental y atribución de significado o sentido a una experiencia o situación.
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Si suponemos que la realidad es el producto de significados o sentidos atribuidos a experiencias o situaciones, podríamos decir que no todos entendemos la realidad desde una misma interpretación o perspectiva. He ahí el meollo del asunto y uno de los grandes retos de las relaciones interpersonales.
Frecuentemente observo en la consulta psicológica que nos mete en líos asumir nuestra propia interpretación de la realidad como hechos. Es fácil y casi automático asumir que otros interpretan la misma información, experiencia o situación de la misma forma en la que nosotros la interpretamos, y olvidar que otros podrían hacer una interpretación diferente de la información a la nuestra. La discrepancia en interpretaciones de la realidad es una de las causas más comunes del conflicto interpersonal y, tristemente, la responsable de cientos de relaciones rotas o deterioradas.
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Las discrepancias en las interpretaciones de la realidad entre personas conllevan a una falta de comprensión del otro, dando lugar a rupturas de lazos afectivos, en algunos casos rompiendo relaciones importantísimas para nuestras almas y sobrevivencia.
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¿Por qué entonces tenemos diferentes interpretaciones de una información, hecho o situación? La psicología sugiere que nuestra interpretación es el producto de huellas o memorias que hemos ido formando a lo largo de nuestra vida, producto de nuestras experiencias. Bien sea a través de propias experiencias o de observaciones de experiencias o hechos cercanos a nosotros, vamos organizando internamente aquella información y vamos creando nuestra propia realidad. Cada realidad va tomando una forma única compuesta de memorias y huellas que influencian las interpretaciones de la información y por lo tanto las respuestas que tenemos a aquella información.
Para ilustrar este interesante proceso, me gustaría que pensaras en lo siguiente. ¿Qué se te viene a la mente cuando alguien te dice “necesito ayuda”? ¿En qué piensas cuando alguien te dice “Te quiero” o cuando alguien no responde tus mensajes o llamadas? Piensa en tus próximas vacaciones, ¿qué se te viene a la cabeza? Observa cuáles son las reacciones que tienes a alguna o a todas estas ideas y nota cuál es el significado o interpretación que le das. Te dará una idea de la manera en la que has construído la interpretación de esas realidades.
Si además tienes curiosidad sobre las interpretaciones de quienes te rodean, hazle las mismas preguntas y escucha atentamente el significado que le dan a cada uno de esos escenarios. Descubrirás lo similares o diferentes son las interpretaciones de la misma información. Así tendrás la posibilidad de conocer y entender un poco mejor a quienes te rodean, además de aprender sobre cuál es tu realidad.
*Texto escrito por la psicóloga Carolina Barreto (info@emotionlab.com.au).