El estrés es un enemigo silencioso que afecta tanto nuestra mente como nuestro cuerpo, y los ojos no son la excepción. Una hemorragia subconjuntival, conocida popularmente como derrame ocular o derrame en el ojo, puede ser el resultado de una acumulación excesiva de tensión emocional.
Aunque su apariencia suele ser impactante, en la mayoría de los casos no representa un riesgo grave para la visión. Este artículo aborda por qué ocurre este fenómeno, cómo reconocerlo y qué pasos tomar para evitar complicaciones, basándose en información experta de la Clínica Ocular Marcos.
Sigue a Cromos en WhatsAppDerrame en el ojo por estrés: ¿qué lo causa y cómo identificarlo?
Un derrame ocular ocurre cuando un pequeño vaso sanguíneo se rompe bajo la conjuntiva, la membrana transparente que cubre la parte blanca del ojo. Aunque puede originarse por diversas razones, el estrés figura entre las causas más comunes, ya que incrementa la presión ocular y debilita los capilares.
Síntomas principales:
- Manchas rojas brillantes en la esclerótica (parte blanca del ojo).
- Sensación de irritación leve, como un cuerpo extraño.
- Pérdida leve de visión, generalmente sin dolor.
Estos signos, aunque alarmantes, suelen ser inofensivos y temporales. Sin embargo, si se acompañan de dolor o alteraciones significativas en la visión, es crucial consultar a un especialista.
Causas comunes de un derrame en el ojo
Además del estrés, otras causas que pueden desencadenar este problema incluyen:
- Traumatismos: golpes directos o frotarse los ojos con fuerza.
- Infecciones víricas: inflaman y debilitan los vasos sanguíneos.
- Cirugías recientes: como intervenciones láser, aunque no suelen ser motivo de alarma grave.
- Problemas sistémicos: en casos donde aparecen derrames en otras partes del cuerpo.
Tratamiento y recomendaciones esenciales
Aunque los derrames oculares por estrés tienden a desaparecer en una o dos semanas, ciertos cuidados pueden acelerar su recuperación:
- Reposo visual: minimizar actividades que demanden esfuerzo ocular, como el uso excesivo de pantallas.
- Lágrimas artificiales: alivian la irritación y mantienen el ojo hidratado.
- Gestión del estrés: incorporar técnicas como meditación, yoga o ejercicios de respiración.
- Evitar frotarse los ojos: una acción común que puede agravar la condición.
- Consulta médica: si el derrame persiste más de dos semanas, genera dolor o afecta la visión.
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Así, un derrame ocular por estrés no solo refleja la tensión acumulada, sino que también es un recordatorio de la importancia de cuidar tanto nuestra salud física como mental. Escuchar a nuestro cuerpo y adoptar hábitos saludables es clave para prevenir futuros episodios.
Si un derrame en el ojo genera dudas o incomodidad, buscar asesoría médica es el primer paso hacia una recuperación efectiva. Recuerde: una mirada saludable es el reflejo de un bienestar integral.