Descubre el secreto para limpiar tus brochas de maquillaje: bicarbonato de sodio

Las brochas del maquillaje son herramientas esenciales que en muchas ocasiones podemos descuidar. En la rutina de belleza, algunas personas, a menudo, pueden no darle la importancia necesaria en términos de limpieza, por lo que estas suelen dañarse o desgastarse más rápido.

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Mantener estas herramientas limpias es crucial para evitar la acumulación de bacterias y garantizar la aplicación efectiva del maquillaje. Expertos en cuidado de la piel y maquilladores profesionales recomiendan limpiar las brochas al menos una vez a la semana.

Incluso, hay quienes aseguran que si estas herramientas se utilizan con regularidad, un proceso de limpieza simple podría ser clave para mantenerlas en óptimas condiciones.

Esta es la forma correcta de limpiar tus brochas con bicarbonato

Expertos en belleza y aficionados, por igual, están recurriendo al bicarbonato de sodio para realizar una limpieza profunda de sus brochas de maquillaje. La clave de su efectividad radica en su capacidad para aflojar y eliminar el maquillaje y las impurezas incrustadas en las cerdas de las brochas.

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Prepara una solución de limpieza: Mezcla una cucharada de bicarbonato de sodio con agua tibia en un recipiente limpio. La cantidad de agua puede variar, pero asegúrate de que la solución sea lo suficientemente espesa como para adherirse a las cerdas de las brochas.

Sumerge las brochas: Sumerge las cerdas de las brochas en la solución de bicarbonato de sodio y agua. Asegúrate de no mojar el mango de las brochas para evitar dañar el pegamento.

Limpia las brochas: Frota suavemente las cerdas de las brochas contra la palma de tu mano o contra una superficie limpia para ayudar a aflojar el maquillaje y la suciedad incrustada.

Enjuaga las brochas: Enjuaga las cerdas de las brochas bajo agua tibia para eliminar cualquier residuo de bicarbonato de sodio y maquillaje. Continúa enjuagando hasta que el agua salga clara y las cerdas estén limpias.

Elimina el exceso de agua: Presiona suavemente las cerdas de las brochas con una toalla limpia para eliminar el exceso de agua. No retuerzas las cerdas, ya que esto podría deformarlas.

Deja secar: Coloca las brochas en una superficie plana para que se sequen al aire. Asegúrate de que las cerdas estén en posición horizontal y que el aire circule alrededor de ellas para que se sequen completamente.