El 17 % de los niños colombianos enfrenta la obesidad: la amarga verdad del azúcar
Según investigaciones, los niños colombianos están consumiendo hasta 70 veces más azúcar de lo recomendado. ¿Qué dicen los expertos al respecto?
Por Mónica Ballesteros
19 de noviembre de 2024
El enemigo silencioso en la alimentación infantil colombiana hoy está poniendo en riesgo la vida de niños y niñas.
Se trata del azúcar, sacarosa que puede encontrarse en el mercado con nombres como dextrosa, fructosa, jarabe, panela o maltodextrina, lo que dificulta que los consumidores lo identifiquen y limiten su consumo.
En Colombia, según el Ministerio de Salud, el 10% de los niños presenta Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), el 17% padece de obesidad, y el 2% desarrolla diabetes tipo 2 en edades tempranas.
El 17 % de los niños colombianos sufre de obesidad, una cifra alarmante que pone en foco el consumo excesivo de azúcar.
Ante estas alarmantes cifras, FHN Nutrition llama la atención sobre un enemigo silencioso: el exceso de azúcar en la dieta infantil, que podría estar agravando estas condiciones y otras enfermedades relacionadas con el desarrollo cognitivo de los menores y la salud mental de estos.
Sigue a Cromos en WhatsAppExceso de azúcar en los niños
Las loncheras escolares, cargadas de productos procesados “ricos” en azúcares añadidos, están causando estragos en la salud de los niños.
Los altos niveles de azúcar, en ocasiones hasta 70 veces más de lo recomendado, pueden estar influyendo directamente en problemas de comportamiento, dificultades de aprendizaje y afecciones crónicas como la obesidad y la diabetes.
Los altos niveles de azúcar en las dietas infantiles están relacionados con obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares desde edades tempranas.
“1 de cada 5 niños ya está medicado contra la hiperactividad, pero el problema radica en que no sabemos cuál es la dosis correcta en el consumo de azúcar de nuestros niños. Un niño de 4 o 5 años es capaz de metabolizar al día, entre 4 y 5 gramos de azúcar” anota Fabián Medina, director de Investigación de FHN Nutrition.
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Muchos de los productos que hay en el mercado que se consideran “inocentes”, como galletas, yogures, gaseosas y jugos de frutas, contienen cantidades de azúcar que superan con creces los niveles recomendados.
Un niño puede consumir un máximo de 4 gramos de azúcar al día, sin embargo, un paquete de galletas puede contener hasta 40 gramos, 10 veces más de lo permitido.
Los productos ultraprocesados y azucarados captan la atención de los niños, complicando la tarea de mantener una dieta equilibrada.
Si a esto le sumamos otros productos presentes en la lonchera, como embutidos y quesos procesados, el resultado es una dieta cargada de este ingrediente y calorías vacías, que termina impactando directamente la salud física y mental de los niños.
¿Cómo evitar que los niños coman azúcar?
La invitación a los padres, educadores y profesionales de la salud es a reflexionar sobre la influencia de las dietas ricas en azúcar en el comportamiento infantil.
Las frases comunes como “mi hijo no se queda quieto” o “no me hace caso” podrían estar vinculadas a un desbalance alimenticio provocado por el exceso de azúcar.
Enseñar a los niños sobre el impacto del azúcar en su cuerpo es clave para prevenir problemas de salud en el futuro.
Además de afectar la memoria, concentración y aprendizaje, este consumo excesivo está relacionado con enfermedades y trastornos como la hiperactividad, el nerviosismo, la ansiedad, la obesidad, la diabetes e incluso problemas emocionales como la depresión y la bipolaridad.
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“Una de las recomendaciones que podemos dar es encontrar muchas más opciones saludables, incluir minerales como el magnesio y potasio que los encontramos en el aguacate y las nueces e inducir a nuestros hijos para que tengan una buena hidratación y hagan ejercicio físico” apunta Medina.
Asimismo, es importante leer las etiquetas y revisar cuidadosamente la lista de ingredientes para evitar aquellos que contengan azúcares añadidos; cocinar en casa con ingredientes frescos y naturales, además de educar a los hijos sobre la importancia de una alimentación equilibrada.