El miedo es un mecanismo natural de adaptación humana (animal) para lograr la supervivencia frente a situaciones que generan peligro o amenazan nuestra integridad a cualquier nivel.
Funciona de forma inmediata y eficaz ante una situación que lo requiera, llevando al organismo a sortear de la manera más adecuada la condición que genera riesgo, siendo entonces parte muy útil de la inteligencia de la naturaleza para preservar la vida y el bienestar.
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Si este se presenta ante un peligro, es en realidad útil e incluso saludable, activando de manera eficaz el proceso adaptativo, durando el tiempo que sea necesario, generalmente corto, mientras la situación amenazante es resuelta, para así desaparecer espontáneamente, recuperando el bienestar perdido.
Sin embargo, cuando la emoción o el pensamiento le dan valor de amenaza a situaciones que no lo son en realidad, dicha respuesta altera el bienestar, que de prolongarse va en contra de la confianza personal y la vitalidad.
Este es el caso de la aerofobia o temor a viajar en avión (uno de cada cuatro pasajeros lo presenta), el cual no es un mecanismo natural, dado que volar en avión es en realidad una situación muy segura, como lo demuestran los más de 100.000 vuelos diarios que se hacen en el planeta cada día.
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La realidad es muy clara: la aviación comercial es el medio de transporte más seguro del mundo, que cuenta con tecnología de punta, acondicionado con múltiples sistemas alternos que funcionarían ante posibles fallas del principal, pilotados además por personal plenamente capacitado, con un mantenimiento óptimo como garantía de calidad. Saber lo anterior es esencial para generar el concepto real de que el avión es un lugar muy seguro, donde podemos disfrutar el viaje hasta el destino.
Además, de ser necesario, aprender relajación, de la mano de técnicas de respiración o meditación, pues influyen en el pensamiento, aunque a decir verdad puede ser más sencillo aún si al aparecer el temor te permites sentirlo con atención plena, sin oponer resistencia ni quererlo controlar.
Al hacerlo, descubrirás lo irreal que es, desapareciendo por sí mismo de manera natural al no ser necesaria su presencia, dado que no existe peligro alguno, pues simplemente al sentir el miedo, sin anticipar una desgracia por lo que sientes, el propio organismo dejará de usarlo como mecanismo adaptativo, porque es innecesario, dado que solo la preocupación está en tu mente mientras el avión se desplaza libre y seguro por los aires para llevarte bien a tu destino.
Autor del texto: Santiago Rojas.