El hábito que me afecta se consume fácil, es decilicioso en las rocas y es buen acompañante con amigos o viendo un partido de fútbol. Es amarillo, normalmente escocés y, dependiendo de la marca y la cantidad que tome, asegura una mañana común y corriente o una resaca interminable. Hablo de whisky, un trago que aprendí a valorar después de los 35 años.
Lee en Cromos: Parálisis del sueño: el aterrador momento en que el cuerpo no obedece a la mente
Sigue a Cromos en WhatsAppPara unos es aburrido, para otros es la bebida de la adultez. Ya pasé por las dos fases y debo reconocer que no es para todo el mundo, aunque no la metería en el grupo de “amores y odios”. A los que encuesto y encuentro que les gusta, por lo general son contemporáneos o mayores de 40. A diferencia de otros tragos, el whisky tiene variedad de precios, y los que lo apreciamos no nos cansamos de descubrirlo, desde el más económico hasta el costoso.
Querido diario: quiero dejar el whisky.
Dicho lo anterior, el disfrutar de un buen whisky se convirtió en algo de todos los días. A veces me pregunto cómo está mi hígado y también por todo lo que me ahorraría si dejara de consumir esta bebida. Solo me pasa con el líquido amarillo, pues no me apetece abrir una botella de aguardiente ni de ron cuando estoy quieto en casa, descansando luego de un día de trabajo o viendo un aburrido partido del fútbol profesional colombiano.
Te invitamos a leer lo siguiente: Nutricionista Boticaria García recomienda onces saludables para llevar al trabajo
Reconozco que el whisky me atrapó porque va con mi personalidad: me gusta que me pasme, que sea tranquilo, que se adapte a mi idea de pensar, leer, escribir o perder el tiempo frente al televisor. Lo que no me agrada es que sea haya convertido en mi acompañante diario. Por eso quiero probar dejarlo lo que más pueda y se convierta en un amigo ocasional. Es decir, lo quiero “friendzonizar”, no que sea mi pareja.
¿Será posible? Tal vez un médico me diga que ya pasé el limite y deba recurrir a un tratamiento. Pero qué va, no quiero esperar a que llegue diciembre para que el otro año empiece con el pajazo mental de los propósitos. Quiero que limitar el whisky sea una realidad a partir de este momento. Por eso mi propósito inicial es abstenerme de sacar la cubeta de hielos del congelador, abrir la botella y terminar la noche con dos o tres tragos encima.
Esta información es para vos: 10 frases para conmemorar el Día Internacional del Hombre