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Este es el peor horario para comer

La alimentación no solo se trata de qué y cuánto comemos, sino que también se le debe prestar atención a la hora en que lo hacemos.

Por Redacción Cromos
03 de enero de 2025
La alimentación no solo se trata de qué y cuánto comemos, sino que también se le debe prestar atención ala hora en que lo hacemos.
Fotografía por: Tomada de redes

La crononutrición, un campo emergente que estudia cómo los horarios de las comidas afectan la salud en relación con los ritmos circadianos, ha revelado que comer tarde en la noche, especialmente después de las 9:00 p.m., puede tener consecuencias para el metabolismo y aumentar el riesgo de obesidad y otras enfermedades.

Un estudio reciente de la Universidad de Mujeres Ewha, en Seúl, Corea del Sur, publicado en la revista Physiology & Behavior, analizó datos de 9.474 adultos con una edad promedio de 54 años para explorar la relación entre los horarios de las comidas, el sueño y el peso corporal. Los resultados arrojaron que quienes comían después de las 9:00 p.m. tenían un 20% más de probabilidades de desarrollar obesidad, un riesgo que se elevaba al 34% en hombres. En mujeres, aunque el aumento del riesgo era menor, se observó una tendencia a acumular grasa abdominal, un marcador crítico de problemas metabólicos y cardiovasculares.

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Por esto no debe comer tan tarde

Durante las horas nocturnas, el cuerpo no está optimizado para procesar alimentos. El reloj biológico, que regula funciones como la secreción hormonal y el metabolismo energético, entra en un estado de “reposo metabólico”. Consumir alimentos en este periodo desalineado con los ritmos circadianos genera varios problemas:

Alteración de la secreción de insulina: Durante la noche, la sensibilidad a la insulina disminuye, lo que dificulta la metabolización de los carbohidratos y puede provocar niveles elevados de glucosa en sangre.

Incremento de la acumulación de grasa: Al estar el metabolismo más lento, las calorías consumidas a estas horas tienen más probabilidades de almacenarse como grasa.

Desregulación hormonal: Comer tarde afecta la producción de hormonas como la leptina y la grelina, responsables de regular el hambre y la saciedad, lo que puede provocar un mayor apetito al día siguiente.

Esto pasa por comer tarde

Además de aumentar el riesgo de obesidad, comer tarde también puede contribuir a problemas metabólicos como resistencia a la insulina, inflamación crónica y niveles elevados de colesterol LDL (“colesterol malo”). Esto sucede porque el cuerpo no metaboliza eficientemente las grasas y los carbohidratos en las horas nocturnas.

La microbiota intestinal también se ve afectada. Este conjunto de bacterias, esencial para la digestión y la salud general, sigue un ciclo diario sincronizado con los horarios de las comidas. Comer fuera de los horarios habituales puede alterar su equilibrio, reducir su diversidad y dificultar la metabolización de nutrientes esenciales, lo que puede desencadenar inflamación y aumentar el riesgo de enfermedades autoinmunes.

Los horarios nocturnos para comer también interfieren con la calidad y duración del sueño. Investigaciones sugieren que pasar al menos ocho horas en ayuno después de la cena ayuda a regular las hormonas del apetito y reduce el riesgo de obesidad. Por el contrario, consumir alimentos poco antes de dormir puede alterar los ciclos de sueño y afectar la recuperación hormonal nocturna.

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Así influye la alimentación en otros aspectos de nuestra vida

Los investigadores señalan que los factores sociales modernos, como jornadas laborales prolongadas, turnos nocturnos y el uso excesivo de dispositivos electrónicos, han facilitado la práctica de comer tarde. Este hábito genera desalineación circadiana y aumenta la dependencia de alimentos ultraprocesados, lo que empeora sus efectos metabólicos negativos.

El estudio subraya la importancia de cenar temprano, preferiblemente antes de las 8:00 p.m., para sincronizar la alimentación con los ritmos circadianos. Esto no solo mejora la digestión y el metabolismo, sino que también ayuda a prevenir problemas como obesidad, resistencia a la insulina y trastornos del sueño. Evitar las comidas nocturnas es una medida sencilla pero poderosa para mejorar la salud a largo plazo.

Redacción Cromos

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