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Médicos explican que la toronja no cura el cáncer ni los desodorantes lo causan

Hemos recopilado algunos de los mitos y dudas más comunes que circulan en redes sociales y chats familiares sobre el cáncer. Para combatir la desinformación,
médicos académicos ofrecen respuestas basadas en la evidencia científica.

Por Redacción Cromos
29 de septiembre de 2024
¿El jugo de toronja cura el cáncer?
Fotografía por: pixabay

Tal vez haya escuchado afirmaciones como que el uso del celular puede causar cáncer, que el jugo de toronja podría combatirlo, o que el desodorante es un factor de riesgo para el cáncer de mama. Pero, ¿qué dice la ciencia realmente? ¿Existe evidencia que respalde estos y otros mitos sobre la prevención y el tratamiento del cáncer?

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Para aclarar estas inquietudes, conversamos con Raúl Murillo, director del Centro Javeriano de Oncología; Carlos Castro, director de la Liga Contra el Cáncer, seccional Bogotá; y Susana Fiorentino, inmunóloga, quienes ofrecen sus perspectivas y desmitifican creencias populares sobre esta enfermedad.

Demoliendo mitos: ¿el desodorante causa cáncer?

Demoliendo mitos: ¿el desodorante causa cáncer?

Fotografía por: pixabay

¿El cáncer de mama es una sentencia de muerte?

Murillo explica que en Colombia, cada año, hay alrededor de 15.000 casos nuevos y 4.500 muertes relacionadas con el cáncer de mama. Es decir, casi un tercio de la totalidad de los casos, lo que lo convierte en la primera causa de muerte por cáncer entre las mujeres.

Sin embargo, el director del Centro Javeriano de Oncología dice que esas cifras corresponden a la detección y atención tardía de la enfermedad y, por lo tanto, no es una sentencia de muerte. “Si algún tipo de cáncer se ha beneficiado de los avances científicos para el tratamiento ha sido el cáncer de mama, pues ahora hay un aumento de la expectativa de vida”, asegura.

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El médico agrega que si se diagnostica en etapa temprana y se inicia un tratamiento oportuno, el 90 % vivirá a los cinco años y que “acudir prontamente a los chequeos rutinarios es garantía de que se puede estar vivo a los diez, quince, veinte años”.

Por eso recomienda que todas las mujeres, desde los 40 años, se realicen anualmente un examen clínico de las mamas y que, a partir de los 50, acudan cada dos años a hacerse la mamografía —examen de la mama tomado con rayos X—.

¿El cáncer de mama afecta solo a las mujeres?

No. A los hombres también les da, pero es poco común. “La incidencia en hombres es muy bajita. Hace poco vi en la televisión que uno de cada cien hombres puede tener cáncer de mama. Eso es falso. Ni siquiera una de cada cien mujeres padece de esta enfermedad. Las tasas de cáncer se miden por 100 000 y el cáncer de seno en hombres es absolutamente extraño”, indica el oncólogo.

¿El desodorante causa cáncer de mama?

Murillo explica que esta asociación nace porque “en la axila están los ganglios que constituyen una barrera de protección para evitar que las células malignas se esparzan por el resto del organismo”.

Debido a que se produce esta migración hacia la axila, la gente empezó a asociar que el uso de desodorante produce cáncer de mama. A pesar de esto, el especialista asegura que se han hecho estudios que demuestran que no hay ninguna relación.

¿Los celulares y otros aparatos electrónicos producen cáncer?

“En algún momento se relacionó la aparición de un tumor —llamado neurinoma del acústico— con el uso de celulares, pero se vio que esos estudios —que establecían el vínculo— tenían sesgos muy grandes y que medían de una forma errónea”, aclara Murillo.

En ese sentido, no hay hasta el momento ninguna evidencia científica que sugiera que el uso de aparatos electrónicos y la exposición a ondas electromagnéticas tengan relación con el cáncer.

¿El cáncer de mama es hereditario?

Sí. El cáncer de mama tiene patrones hereditarios que están establecidos desde hace varios años. Murillo comenta que hay una mutación directamente relacionada con esta enfermedad y conocida como el ‘gen del cáncer de mama’: BRCA por sus siglas en inglés (breast cancer gen).

“Se ha visto que quienes tienen mutaciones en ese gen tienen una probabilidad del 60 o 70 % de desarrollar cáncer a lo largo de la vida. Una cifra mucho más alta que la de la población general, que es del 8 %”, explica.

Asimismo, dice que, aunque cada vez se descubren más patrones genéticos que pudieran tener relación con un riesgo mayor de desarrollar esta enfermedad, la mayoría de los casos no es de origen hereditario.

¿El autoexamen ayuda a detectar el cáncer de mama de forma temprana?

Murillo cree que este mensaje se ha tergiversado, pues aunque se plantea para promover el autocuidado de las mujeres, se ha convertido para muchos en “la fuente para la detección temprana de la enfermedad”.

Según el oncólogo, “está demostrado científicamente que no sirve para detectar el cáncer de mama en etapas iniciales”, pues dice que el autoexamen “incrementa las intervenciones sobre la mama por la cantidad de biopsias y punciones que hay que hacer cada vez que la mujer se palpa algo”.

En cambio, sugiere realizar mamografías y exámenes clínicos con médicos o enfermeros entrenados para detectar la enfermedad.

Por el contrario, Carlos Castro, director de la Liga Contra el Cáncer, seccional Bogotá, defiende el autoexamen en un contexto como el colombiano. “Es cierto que en Estados Unidos el autoexamen no ha demostrado disminuir la mortalidad como sí lo ha logrado la mamografía. Hay muchos estudios norteamericanos o europeos que hablan de eso. Pero no hay ninguno colombiano”, le dijo a Pesquisa Javeriana.

Castro explica que mientras en Estados Unidos —gracias a la educación y a que la mayoría tiene acceso a una mamografía— el 80 % de los casos de cáncer de seno se diagnostican en fase temprana, en Colombia más del 50 % de las consultas son en etapas avanzadas.

Por esta razón cree que el autoexamen es una de las soluciones más efectivas para detectar tempranamente el tumor en la mama. “Es importante en Colombia, no estoy hablando en Norteamérica y Europa. Acá la inequidad es muy grande y, desafortunadamente, por falta de educación o de acceso al servicio médico, muchas mujeres no reciben atención a tiempo”, explica.

De hecho, comenta que una mujer colombiana que consulta una lesión en el seno por medicina prepagada, en 30 días ya tiene diagnóstico y ha iniciado tratamiento. En cambio, por el SISBEN se puede demorar hasta 120 días.

Por tal motivo, insiste en que el autoexamen salva vidas. “El 50 % de las pacientes que veo en consulta dicen que se sintieron algo con el autoexamen y por eso fueron al médico”, asegura. Aun así, es enfático en que autopalparse no es lo único. “También se requiere que la persona haga ejercicio, que no fume y que se haga controles periódicos. Al cáncer no hay que tenerle miedo, hay que tenerle respeto y consultar a tiempo”, puntualiza.

Una esperanza puesta en los fitomedicamentos

En el camino de las nuevas terapias aparece Susana Fiorentino, una científica que lleva más de veinte años estudiando la respuesta de las células tumorales ante el uso de algunas plantas, como el anamú y el dividivi.

“Con el cáncer me di cuenta de muchas cosas. Primero, que no es una célula tumoral que se enferma y que hay que tratarla con un medicamento. Luego, estudiando las plantas como inmunomoduladores, nos dimos cuenta de que tenían moléculas que activan la respuesta inmune, es decir, que atacaban por un lado, pero que por el otro podían matar a la célula tumoral”, explica la inmunóloga.

Eso la llevó a pensar en que “si un extracto de una planta que se usaba tradicionalmente para el cáncer era capaz de matar la célula tumoral de activar la respuesta inmune, significaba que con un solo medicamento, que era la mezcla de esas moléculas que estaban en el extracto de una planta, uno podía tratar el cáncer”.

Pasó tiempo para que pudiera comprobar su teoría, pero finalmente llegó a la conclusión de que sí funciona así, solo que los mecanismos que participan en este proceso son muy complejos.

“Entonces, comienza uno a darle sentido a lo que en la medicina oriental se trabaja como medicina tradicional china, que es todo el conjunto de terapias unidas para eliminar el tumor: el manejo del ser, del ejercicio, la dieta, el pH, la quimioterapia… Es decir, une todo: cuerpo, mente y espíritu”.

De esta forma, Fiorentino y su equipo trabajan con extractos de plantas que combaten el tumor y regulan el microambiente tumoral. Gracias a un premio que ganaron del programa Colombia Científica, ahora están estudiando más de 30 plantas que podrían tener efectos positivos en el tratamiento del cáncer.

“Cuando comenzamos a trabajar en este tema, los médicos clínicos ni nos miraban, pero poco a poco fuimos mostrando que los extractos de las plantas tenían moléculas químicas y que tenían una actividad sobre el tumor. Después pudimos mostrar en modelos animales que el tratamiento con los extractos disminuía los tumores. Creo que mostrar las evidencias científicas nos abrió caminos e hizo que pasáramos de ser investigadores que trabajan con hierbas a ser científicos que desarrollamos terapias”, puntualiza.

¿Qué otros tratamientos para el cáncer son efectivos?

Murillo inicia hablando acerca de la hormonoterapia, “que empezó a tener un impacto grande en términos de mejorar la esperanza de vida de personas diagnosticadas con cáncer de mama”.

La hormonoterapia, según el Instituto Nacional del Cáncer, es la manipulación de las hormonas con el fin de frenar o ralentizar el crecimiento de ciertos tumores, algo que, de acuerdo con el experto, “ha mostrado una mejoría importante cuando se combina con la cirugía o con la radioterapia”.

Además de esto, Murillo también destaca el desarrollo de un medicamento que es un “hito en la oncología”. Se trata de las terapias dirigidas a blancos moleculares. “Permite que las mujeres con una característica molecular específica del tumor sean tratadas con ese fármaco y así aumente mucho más su esperanza de vida”, añade.

El médico dice que la inmunoterapia —manipulación del sistema inmune para que el propio sistema actúe sobre el tumor— no es tan efectiva en el tratamiento para el cáncer de seno, como sí lo es en otro tipo de tumores.

¿El jugo de toronja o el jugo de guanábana ayudan a combatir el cáncer?

Raúl Murillo explica que muchos pacientes oncológicos suelen recurrir a terapias o remedios alternativos para acompañar sus tratamientos médicos. De hecho, cerca de un 60 % usa otras terapias, de acuerdo con un estudio javeriano realizado en seis regiones de Colombia —en el que participa el oncólogo—.

“La guanábana es quizás una de las que más se usa y digamos que con las terapias hay unas que son inocuas, es decir, que no tienen un efecto ni bueno ni malo, pero se ha visto que hay otras que pueden interferir con la eficacia de los tratamientos”, dice.

Entre estas últimas está el jugo de toronja, que se ha demostrado que interfiere con algunos de los medicamentos que se administran para el tratamiento del cáncer.

“Así uno diga ‘no, es que la guanábana y la toronja son naturales’, eso no implica que se puedan tomar sin restricción porque podrían tener algún efecto. Hay terapias que pueden no contrarrestar la eficacia del tratamiento de la quimioterapia, pero podrían aumentar sus efectos adversos o secundarios. Por ejemplo, en algunos casos la función del hígado se ve afectada porque el paciente toma alguna sustancia que los médicos desconocemos y eso obliga a interrumpir el tratamiento”, agrega.

“Reconozco que los médicos fallamos en ser receptivos al diálogo en torno a este tema porque tenemos una actitud agresiva o despectiva frente al uso de este tipo de medicinas o de prácticas alternativas. Entonces, al paciente le da temor consultar porque termina regañado”, comenta.

Aun así, recomienda que haya una comunicación transparente con el grupo de especialistas para encontrar el mejor tratamiento según las necesidades de cada persona.

Por su parte, Fiorentino asegura que aunque un diagnóstico de cáncer puede ser algo terrible, en muchos casos se puede sobrellevar esta enfermedad conservando una vida tranquila. Para ella, eso es lo que buscan las nuevas terapias: “que tengas una calidad de vida que te permita continuar con las actividades diarias. Seguir viviendo, riendo, trabajando, haciendo ejercicio, tomando vino y yendo a fiestas y que posiblemente elimines el cáncer, porque no es un dictamen de muerte, es una oportunidad de verse a sí mismo para mejorar algunos hábitos”.

*Texto publicado en la revista Pesquisa.

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