¿Qué es el estrés bueno y el estrés malo? Así lo puedes reconocer
El estrés es una enfermedad silenciosa y debes saber cómo identificar cuando te está haciendo daño. Te explicamos.
Por Redacción Cromos
28 de noviembre de 2023
Puede resultar sorprendente, pero desde el punto de vista médico, no todo el estrés es malo. Los niveles saludables de estrés ayudan a desarrollar la resiliencia, dice la licenciada en Medicina y Cirugía Safia Debar,, experta en el manejo del estrés de Clínica Mayo en Londres.
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La Dra. Debar explica la diferencia entre el estrés bueno y el estrés malo y cómo saber cuándo está en peligro de sufrir una sobrecarga.
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“El estrés es una reacción física y psicológica a una demanda, y esa demanda puede ser cualquier cosa. El estrés que es bueno para nosotros y que incluso puede darnos una sensación de bienestar es lo opuesto a la aflicción. El mismo evento, por ejemplo, casarse, puede provocar estrés o aflicción, el primero es el que nos gusta”, indica la especialista.
En este punto se trata de cómo es percibido ese estrés y cómo el cuerpo lo maneja realmente ya que el estrés crónico afectará todos los sistemas de órganos: es posible que se sienta ansiedad, depresión y problemas digestivos, por ejemplo.
“El estrés provoca una cascada de reacciones en la mente y el cuerpo a medida que genera una respuesta. En condiciones de estrés normal, una persona comienza en un valor de referencia de relajación, se encuentra con un factor estresante, comienza la respuesta al estrés, alcanza un máximo y después vuelve a bajar al valor de referencia”, explica la Dra. Debar.
El estrés es una enfermedad silenciosa y debes saber cómo identificar cuando te está haciendo daño. Te explicamos.
Entre los cambios físicos que pueden ocurrir al percibir una amenaza se encuentran los siguientes:
· Se activa el sistema nervioso simpático y la producción de la hormona principal del estrés, el cortisol.
· Los pensamientos se vuelven negativos cuando pasa por algo malo o lo anticipa. La atención se hiperconcentra en lo que está sucediendo.
· El corazón, los pulmones y los músculos se preparan para que luche o corra. Aumenta la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la frecuencia respiratoria a medida que el cuerpo necesita llevar más oxígeno a las células. Los músculos se tensan.
· Los sistemas digestivos y reproductivos no son necesarios, por lo que sus actividades se ralentizan.
· El sistema inmunitario deja de prestar atención a la lucha contra invasores microscópicos como virus o células cancerosas y entra en un modo inflamatorio, lo que aumenta su producción de proteínas denominadas citocinas que ajustan este proceso.
Cuando la persona se da cuenta de que la amenaza ha pasado, el cuerpo comienza a repararse a sí mismo de esta respuesta y a “ordenarse”. Cambia a un estado de reparación, renovación y crecimiento a medida que la respuesta al estrés se neutraliza.
“Con respecto a lo físico, la respiración y el ritmo cardíaco se ralentizan, la presión arterial se normaliza, respira con más profundidad, la tensión muscular disminuye, los sistemas digestivos y reproductivos reanudan la actividad normal y puede comenzar a conectarse con otras personas para contar la experiencia que acaba de tener”, afirma la Dra. Debar.
Si el estrés sube y después vuelve a bajar, se ha completado el ciclo. No hay desgaste natural ni daños. De hecho, es probable que sea bueno para usted porque genera una mayor resiliencia. Si alguna vez superó un evento estresante en la vida, lo procesó completamente y completó el ciclo; entonces, en la siguiente experiencia similar que tuvo pensó: ‘Puedo hacerlo’”.
Pero cuando una persona está bajo mucho estrés en repetidas veces, la capacidad para volver al valor de referencia comienza a disminuir lentamente.
“El estrés puede aparecer y mantenerse ahí en una respuesta prolongada. Aquí es cuando está hipervigilante: está conectado pero cansado, está ansioso. O bien, la vida ha puesto tantos factores estresantes en su camino que responde de manera inadecuada. Lo crítico es la falta de recuperación y no el factor estresante en sí. Después de un tiempo, es posible que simplemente quede adormecido y no muestre ninguna respuesta”., agrega.
A veces las personas piensan que sería bueno no mostrar ninguna, pero de acuerdo con los especialistas en manejo de estrés, internamente la respuesta a éste y su cascada de actividades internas igual se están generando en el organismo.
Hay varias señales que indican que usted puede estar en peligro de sufrir una sobrecarga de estrés y es hora de abordarlas:
· Si el estrés se siente incesante y constante.
· Si siente que no puede controlar el estrés y no puede relajarse o siente que está en piloto automático.
· Si tiene problemas para regular las emociones.
· Si comienza a esconderse de la vida o las personas.
· Tiene síntomas físicos como dolor de cabeza, dolor de pecho, malestar estomacal, problemas para dormir o se enferma con más frecuencia.
“Piense en cómo su cuerpo maneja el estrés y cómo lo maneja usted a nivel emocional, físico y en sus relaciones interpersonales, qué hace y qué no hace”, dice la experta de Clínica Mayo.
El estrés crónico puede tener efectos a largo plazo sobre la salud. Las personas que sienten síntomas físicos continuos o descubren que los cambios en el estilo de vida no parecen ayudar deben consultar con su equipo de atención médica.