El soroche afecta a muchos viajeros y residentes que suben a grandes alturas, genera síntomas como dolor de cabeza, fatiga, mareos e incluso dificultades respiratorias. Entender por qué ocurre el soroche es esencial para prevenir sus efectos y saber cómo actuar ante sus primeros síntomas.
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Sigue a Cromos en WhatsAppLa respiración se ve afectada de manera significativa en altitudes elevadas debido a la menor cantidad de oxígeno en el aire. A medida que ascendemos, la presión atmosférica disminuye, lo que reduce la cantidad de oxígeno disponible para el cuerpo. Como resultado, el organismo debe esforzarse más para llevar suficiente oxígeno a los tejidos, lo que genera malestar y problemas respiratorios, especialmente en quienes no están acostumbrados a vivir o moverse en estas condiciones.
Además, ciudades ubicadas a grandes alturas, como algunas en los Andes o en el Himalaya, presentan un desafío particular para el sistema respiratorio de quienes viven o visitan estas áreas. La falta de adaptación al entorno puede desencadenar soroche, afectando tanto a turistas como a residentes que vuelven a las alturas tras haber pasado tiempo en zonas bajas. En este artículo, exploraremos cómo la altitud impacta en la respiración y qué mecanismos fisiológicos desencadenan el mal de altura.
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Alain Riveros Rivera, profesor del Departamento de Ciencias Fisiológicas de la Universidad Javeriana, habla sobre el mal de altura.
Todo lo que debes saber del soroche o mal de altura.
¿Cuáles son los síntomas del Soroche y cómo manejarlo?
El mal agudo de montaña, comúnmente conocido como soroche, sus síntomas más frecuentes incluyen dolor de cabeza y fatiga. En casos más graves, estos pueden evolucionar hacia una pérdida de apetito, náuseas, dificultad para respirar, confusión e incluso pérdida de consciencia.
Si vive en tierras bajas (por debajo de los 2000 metros sobre el nivel del mar) y asciende rápidamente a altitudes superiores a los 2500 metros, es importante estar atento a estos síntomas para tomar medidas correctivas a tiempo. Conocer sus frecuencias respiratoria y cardíaca en reposo es fundamental, ya que monitorear estos valores al exponerse a la altura y detectar cambios significativos podría ser un indicio temprano del mal de altura.
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El especialista Alain Riveros Rivera recomienda evitar ascensos rápidos en la medida de lo posible si es residente habitual de tierras bajas. Realizar un ascenso gradual es una de las medidas más efectivas para reducir el riesgo de desarrollar mal de altura.
¿Un buen estado físico garantiza una mejor oxigenación en la altura?
Según el profesor Riveros, no se han identificado factores específicos que permitan predecir con certeza quién desarrollará mal de altura. Curiosamente, contar con un buen estado físico no garantiza que se evite este cuadro. Sin embargo, existen ciertas condiciones que pueden aumentar el riesgo de complicaciones una vez que el mal de altura se manifieste.
Entre estas condiciones se encuentran la diabetes, enfermedades cardiovasculares como la hipertensión, enfermedades respiratorias como el EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica) o la apnea obstructiva del sueño, y enfermedades hematológicas como la anemia.
Por lo tanto, si padece alguna de estas enfermedades, es recomendable que consulte a su médico antes de viajar a grandes altitudes. De este modo, podrá evaluar su estado de salud actual y recibir instrucciones personalizadas para prevenir posibles descompensaciones.
Soroche: el valor de la hidratación
El experto señala que cada vez que respiramos, eliminamos vapor de agua de nuestro cuerpo de manera casi imperceptible. En altitudes elevadas, donde la humedad atmosférica es menor, esta pérdida de agua aumenta.
Por esta razón, es importante prestar atención a la hidratación. Se recomienda observar la mucosa oral (asegurarse de que no esté seca) y el color de la orina (que no esté demasiado oscura) para ajustar la ingesta de líquidos de manera adecuada. Sin embargo, un exceso de agua, especialmente si es solo agua, puede ser perjudicial, ya que en casos graves de mal de altura puede producirse edema, una acumulación de líquidos en los tejidos.
Por ello, es recomendable consumir bebidas isotónicas, que contienen una proporción adecuada de sales y glucosa, similar a la de la sangre, para mantener un equilibrio adecuado de líquidos y electrolitos.
