El café es una bebida que muchos disfrutan para comenzar el día o mantenerse activos durante la jornada. Sin embargo, hay un efecto que casi todos los amantes del café conocen: esas inevitables ganas de ir al baño que surgen poco tiempo después de tomar una taza. ¿Por qué sucede esto? Aquí te lo explicamos de manera entretenida y fácil de entender.
¿Por qué el café me hace ir al baño?
El café contiene cafeína, un estimulante natural que afecta a diversas partes del cuerpo, incluido el sistema digestivo. La cafeína estimula el músculo liso del colon, lo que provoca que los intestinos se muevan más rápidamente. Esto acelera el proceso de digestión y hace que los desechos lleguen al recto en menos tiempo, desencadenando la necesidad de ir al baño.
Sigue a Cromos en WhatsAppNo obstante, si piensas que la cafeína es la única responsable, piénsalo de nuevo. Un estudio publicado en 1990 reveló que incluso el café descafeinado puede provocar este efecto. Esto sugiere que hay otros compuestos en el café, como los ácidos clorogénicos y los productos secundarios de la fermentación del café, que también podrían estimular el sistema digestivo.
Así, el café actúa como un laxante suave para muchas personas. Esto se debe a que aumenta la producción de ciertas hormonas, como la gastrina y la colecistoquinina. Estas hormonas no solo ayudan a la digestión, sino que también activan la motilidad del colon, el proceso que mueve los desechos a través del intestino.
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¿Es malo para la salud?
Aunque puede ser incómodo tener que correr al baño después de tomar café, este efecto no es dañino para la salud. De hecho, para algunas personas, especialmente aquellas que sufren de estreñimiento, el café puede ser una ayuda natural para mantener la regularidad intestinal. Sin embargo, si este efecto es demasiado intenso o incómodo, podría ser útil reducir la cantidad de café que consumes o considerar cambiar a café descafeinado.
Ahora, si prefieres disfrutar de tu café sin tener que preocuparte por un viaje urgente al baño, hay algunas estrategias que podrías intentar. Cambiar a una marca de café menos ácida, reducir la cantidad de cafeína que consumes, o tomar café después de comer en lugar de con el estómago vacío, podría ayudarte a mitigar este efecto.
si bien el café puede ser un estimulante del sistema digestivo, no es algo de lo que preocuparse en la mayoría de los casos. Así que sigue disfrutando de esa deliciosa taza matutina sabiendo que tu cuerpo simplemente está haciendo lo que necesita hacer.
*Contenido generado por la IA, con supervisión humana.