¿Tomar agua ayuda a bajar de peso? Esta es la verdad detrás del mito
Es común escuchar que el agua ayuda con la pérdida de peso, pero ¿es verdad? Esto dicen los expertos sobre el tema.
Por Redacción Cromos
09 de noviembre de 2023
En 2022, Naomi Campbell, por ese entonces de 52 años, concedió una entrevista al diario The Sun para hablar, entre tantas cosas, de su estilo de vida y de cómo había logrado mantenerse sobre los 57 kilogramos de peso. La británica contó —o más bien confesó— que había días de la semana en los que solo tomaba agua y que eso le permitía mantener muy bajo consumo calórico y, por ende, conservar su figura.
Estudios sobre el efecto del agua para bajar de peso
También se refirió a su rutina de ejercicio físico sin tregua. De hecho, en la misma respuesta, la modelo recordó que una década atrás se topó con un artículo de una revista científica estadounidense (American Journal of Clinical Nutrition) en el que se comprobaba que ingerir agua aceleraba los procesos de adelgazamiento.
Obesity, otra revista médica, hizo un estudio con 100 personas y comprobó que la mitad del grupo focal —con una dieta baja en calorías— adelgazó un 44 % más que el resto al beber solo agua durante un mes.
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Sigue a Cromos en WhatsAppSiguiendo por este camino, otro estudio publicado en el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos (NIH, por su sigla en inglés) encontró que el consumo de agua antes de las comidas reduce la ingesta energética de alimentos en personas mayores, más no en los jóvenes, mientras que otra halló que tomar un vaso de agua en ayunas disminuiría en un 13 % la ingesta de la primera comida del día.
Estos beneficios se encontraron también en los casos de estudio en los que las personas bebían agua media hora antes del almuerzo. La Universidad de Lausana, gracias al trabajo minucioso de F. Constant y E. Jéquier, demostró que tomar agua en las mañanas, antes de comer cualquier alimento, activa las funciones principales del organismo, aumenta la capacidad de transportar los nutrientes y, por ende, acelera el metabolismo, que ayuda a perder peso. Este estudio también dice que disminuye la temperatura del tracto digestivo y el cuerpo. En un efecto reacción, busca regularla, por lo que quema más calorías.
Tomar agua en las mañanas, antes de comer cualquier alimento, activa las funciones principales del organismo, aumenta la capacidad de transportar los nutrientes y, por ende, acelera el metabolismo.
Tomarían páginas y páginas para citar la larga lista de investigaciones y artículos de medios especializados que recomiendan incluir el agua en cualquier dieta para bajar de peso. Y todas con el mismo argumento: el agua no tiene calorías, por lo que aumentar su consumo no afecta en lo absoluto. Sin embargo, hay expertos que opinan que, si bien el mito de que el agua engorda es irrisorio, tampoco hay una garantía absoluta de que sea el camino correcto para adelgazar, es decir, que solo tomando agua se pierda peso.
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¿Tomar agua baja o aumenta de peso?
“Ni subes ni bajas. Una recomienda tomar agua en reemplazo de otro tipo de bebidas que sí tienen una carga calórica alta, pero no sirve ni para adelgazar ni mucho menos, como uno lee por ahí, para engordar”. Las palabras son de Miriam Posada, docente y especialista en nutrición humana de la Universidad de Antioquia.
Claro está que el agua también funciona para generar un efecto placebo y, de cierta forma, engañar al cuerpo. “Si llenas el estómago antes de comer, sacias la ansiedad porque no tienes capacidad para meter alimentos en el estómago. Pero no es que ayude a la digestión, para nada, solo que aminora las ganas de comer”, agrega Posada.
Pese a tantas evidencias y tantas teorías, que son usadas como palabra sacro, no existe un horario ideal para tomar los dos litros de agua diarios que aconsejan médicos y nutricionistas. Eso sí, hay momentos en los que debería evitarse su consumo, como durante las comidas, pues existe el mito de que hacerlo podría engordar. Esto no es cierto, el problema de ingerir agua (o cualquier líquido) mientras comemos está relacionado más con una mala digestión, porque al mezclarse con los jugos gástricos aumenta la probabilidad de reflujo o gastritis.
“Sumado a todo, es importante decir que la cantidad de agua depende del tamaño de la persona, de la cantidad de actividad física que haga, hasta de su nivel de sudoración. Lo importante es mantenerse hidratado”, apunta Posada.
Cualquier persona que sufra retención de líquidos no debería dejar de tomar agua, porque su consumo asegura la limpieza del cuerpo y las toxinas que no está expulsando.
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¿Y qué pasa si una persona sufre de retención de líquidos?
Paradójicamente, el primer pensamiento que se tiene cuando se retienen líquidos es no tomar agua para evitarlo. Y así se cree que la hinchazón en los pies baja y que las piernas y los brazos abombados desaparecen. Pero sucede todo lo contrario.
Volvamos a los estudios: una investigación de la Fundación Española del Corazón ratificó que para contrarrestar los edemas —hinchazón causada por el exceso de líquidos en los tejidos— una de las respuestas es ingerir buenas cantidades de agua. El cuerpo detecta un déficit del líquido y empieza un mecanismo de emergencia para evitar su pérdida, y procura acumularlo. Y el cerebro estimula la producción de la vasopresina, que disminuye la excreción de agua por los riñones y, por ende, hay más agua en el cuerpo.
Lo mismo aplica cuando hay reacciones alérgicas. Tomar agua ayuda a evacuar la sustancia que en un principio produjo la alergia; sin embargo, este líquido no puede reemplazar los efectos de un antihistamínico.
En resumen, el agua, con la simple ingesta, no garantiza la pérdida de peso, pero sí propicia mejores condiciones para el organismo y su funcionamiento, aunque para bajar de talla hay que sumar dos elementos más: un programa nutricional balanceado -dependiendo de cada persona- y una buena dosis de actividad física.