Ana Lucía Dominguez, la nueva niña buena
Con el pelo liso, una diadema que le mantiene despejada la cara, camisa de cuello y uniforme como de internado, Ana Lucía Domínguez volvió a ser la buena de la telenovela. Un aspecto poco parecido al que aparece en Google cuando se escribe su nombre para buscar su trayectoria en la televisión y se encuentran fotos sensuales, en un resumen visual que muestra a una niña que creció y se transformó en mujer frente a los ojos de los televidentes.
Sigue a Cromos en WhatsAppPero ahora ve muertos, habla con ellos y como no se tiene noticia de que una mujer sexy, de escotes profundos o bikinis diminutos tenga línea directa con el más allá, el look conservador es perfecto. Ana Lucía tendría problemas si utilizara su lado sensual en el papel que está haciendo en El fantasma del Gran Hotel, pues quizás los espíritus abandonarían sus propósitos y se dejarían tentar, o ella se enfermaría de pulmonía, ya que las grabaciones incluyen escenas en el Cementerio Central de Bogotá, en la madrugada.
Ella lo disfruta. Es más, confirma que la idea de ser Irene, una médium recatada, ascensorista de hotel, enamorada del joven rico (Michel Brown), y enfrentada a una villana evidentemente sexy (Andrea López), es más que un reto del clásico culebrón. “Me encanta el tema y todos hemos sentido alguna vez que alguien invisible se ha sentado a nuestro lado”, dice Ana Lucía, al tiempo que confiesa su pasión por las películas de suspenso y miedo, porque simplemente disfruta sentirse asustada frente a la pantalla.
Este es su cuarto papel protagónico. El primero fue un escándalo mediático en 1998 con Hermosa niña, una serie donde hizo a los 15 años un primer desnudo en el que no se veía nada. Venía de papeles inocentes en la serie juvenil De pies a cabeza y debido a ese atrevimiento adquirió la imagen de niña traviesa a la que le hizo gala cuando interpretó a Frica, una Lolita inescrupulosa en El fiscal.
Y aunque también fue protagonista de Amores cruzados, una telenovela colombo-mexicana sin mucho éxito, y de la película Gringo Wedding, sus papeles en Pasión de gavilanes y El informante en el país de las mercancías fueron los que la hicieron popular en Colombia. Ana Lucía también se abrió paso con su belleza y con sus atributos, que también comenzaron a destacarse en la pantalla y en portadas de revistas donde la ropa fue escasa.
A sus 26 años y con la mitad de su vida en la televisión, dice que esta etapa fue superada. “Ahora pienso distinto, uno crece y el estilo de vida cambia. Creo que salir en fotos de esa manera sabiendo que entre el público de la telenovela hay niños, no es conveniente y también porque quiero tener hijos más adelante”. Pero aclara que en esto no influyó su matrimonio con el actor Jorge Cárdenas, con quien se casó hace siete meses.
Por eso su papel de buena cayó perfecto, aunque sabe que su cara puede convertirse en la de una villana o la de una mujer fatal sin mayor problema. “Esos personajes son muy divertidos porque uno hace cosas que no haría en la vida real”, afirma. Esta vez le cedió la diversión a su compañera Andrea López, la mala enamorada de su galán Michel Brown, con quien Ana Lucía ya ha trabajado antes en Pasión de gavilanes y en Madre Luna, telenovelas que también le han valido el reconocimiento en España.
Pero los televidentes pueden estar tranquilos, Ana Lucía no tiene la intención de esconder sus atributos para siempre. “Vendrán papeles en los que tendré escenas picantes”, dice, o algunos de reparto sobre los que no tiene prejuicios pues no siempre se puede ser la protagonista y además le dan mucha libertad para cambiar su aspecto.
Sin duda, Ana Lucía no le tiene miedo a nada. Su hablar pausado, ya sin el acento mexicano que adoptó por trabajo, por momentos parece que fuera el de una mujer diferente a la posó para SoHo o para la revista española Interviú. Pero es ella, suena madura, segura de que su sonrisa y su mirada derrumban muros.
¿Qué sigue? Hay propuestas en México y volver al teatro en Colombia con otra comedia. Hace siete años se paró en el escenario con Estado civil infiel como la sexy de elenco y ahora quiere volver con una obra que está realizando con Luis Eduardo Arango, Anabolena Meza y su esposo Jorge Cárdenas. Otra faceta que sorprende pues Ana Lucía Domínguez, la niña sexy y deseada, disfruta la comedia más que cualquier otro género. Y sí, este no es un personaje del más allá, es otra faceta de la niña buena que hay en ella.