Hasta el 12 de octubre, el Teatro Nacional presentará Tratado de culinaria para mujeres tristes, una pieza inspirada en la obra de Héctor Abad, que tiene entre sus protagonistas a las actrices que dieron vida en los noventa a las inolvidables Mechas y Canela, en la serie juvenil Oki Doki.
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Un estereotipo sobre la mujer que le saque la piedra.
Cecilia: El de la que no sufre nunca. La que siempre se ve feliz y perfecta.
Carolina: El que dice que tenemos que ser buenas en todo.
¿Cuál es su costado más feminista?
CN: Me cuesta trabajo dejar de pensar que nosotras somos seres superiores. Trato de reprogramar ese legado de mi madre, feminista por excelencia.
CC: No soporto que cuestionen mi capacidad de entendimiento y análisis.
¿Y su costado menos feminista?
CN: Amo que me recojan, que me abran la puerta, que me inviten.
CC: Me fascina sentirme protegida por un hombre.
¿Qué le prohibió su médico?
CN: Un antialérgico al que era adicta.
CC: Que me deprima... dice que quiebro a Colsanitas.
¿Para qué devolvería el tiempo?
CN: Para pasar una tarde con mi abuelo, jugando cartas y escuchándolo hablar de la vida. Murió hace 4 años.
CC: Para volver a estar en la mitad de la pista de mi fiesta de matrimonio.
Formule una pregunta que le haría al lector.
CN: ¿Cuantas veces al día lee sobre farándula y para qué lo hace?
CC: ¿Ya se leyó al menos un libro?
¿Qué envidia de los hombres?
CN: Que pueden hacer chichí parados, y que no se tienen que preocupar por los pelos.
CC: Su practicidad, su línea de pensamiento, que es indivisible e imperturbable.
¿Qué fue de la vida de Tomillo, Coco y Vainilla?
CN: Tomillo vive feliz en Nueva York, Coco vive feliz en Miami y Vainilla vive feliz aquí.
CC: Todos están bien.
¿En qué es conservadora?
CN: Soy madre de dos hijos y, por más de que trate de ser fresca y abierta, me atemorizan y escandalizan muchas cosas.
CC: Detesto la vulgaridad.
¿Y muy liberal?
CN: Me considero de centro.
CC: Creo en el uso moderado y aplicado de ciertas drogas.
¿De qué se cuida?
CN: De los excesos. De mucho trabajo, de mucha comida, de mucho trago.
CC: A mí todo de frente. No me gustan los chismes.
¿Para qué se tiene confianza?
CN: Mi madre me repitió, desde niña, "tú puedes". Y creo que "yo puedo".
CC: Para parquear un carro. Es uno de mis verdaderos talentos.
Una extravagancia, muy suya.
CN: Amo la moda. Nada es demasiado lobo o recargado, si lo sabes usar.
CC: Comprar demasiados libros. Ya no lo hago hasta terminar los que ya tengo.
Un objeto muy preciado que haya perdido y todavía extrañe.
CN: Una cartera que me robaron, por lo que tenía dentro.
CC: En mi matrimonio se perdieron misteriosamente un anillo y unos aretes heredados de mis ancestros.
¿Qué le ha gustado de este 2017?
CN: Estar viva y todas sus consecuencias.
CC: Ver crecer a mi hija.
Describa una actitud machista vivida, que le gustaría que nadie experimentara.
CN: En la adolescencia salí con un novio muy violento. Por suerte, tuve el valor de cortar la relación.
CC: Alguna vez, trabajando con colegas hombres, yo estaba embarazada. Y de verdad hablaba y trataba de proponer cosas, y era como si fuera un fantasma. No me escuchaban siquiera.
Un pensamiento recurrente al verse al espejo.
CN: ¡Me gusto!
CC: ¡Tengo la piel vuelta mierda!
Una frase que viva repitiendo, mentalmente.
CN: La palabra “gracias”.
CC: Una que me ha metido mi padre: “Innovar”.
Su mejor ángulo para una foto es…
CN: creo que el derecho.
CC: el derecho, tres cuartos y sonriendo.
¿Qué siente cuando ve un capítulo de Oki Doki?
CN: Cuando era niña me emocionaba. Ahora los episodios me conmueven y me hacen morir de la risa.
CC: Siento plenitud de haber hecho la infancia de muchos niños más feliz y soportable... la soledad de los niños es tremenda y, hoy en día, hacen falta programas como Oki Doki.
Foto: Daniel Álvarez.