Christian Salazar y el arte de sonreír
“¡Wow! ¡Qué fuerte! ¡Estoy feliz!”. Las expresiones de alegría y asombro, de una voz femenina, se escuchaban muy alto a través de la puerta blanca, seguidas de una sonora carcajada.
Era la modelo Toya Montoya, que había acudido a consulta con el odontólogo Christian Salazar. El especialista le había diseñado los dientes hace unos años, y ahora que volvió para unos ajustes, quedó feliz y, claro, sonriente.
Sigue a Cromos en WhatsAppEn el consultorio de Salazar, ubicado en el segundo piso de un edificio del norte de Bogotá, esta parece ser una escena común. Pacientes felices y complacidos como la modelo, quien no paraba de sonreír, exclamar y agradecer el resultado del trabajo del odontólogo, graduado de la Universidad Autónoma de Manizales, y especialista de la Universidad de Nueva York.
También son comunes la serenidad y las buenas vibraciones. El espacio está decorado en blanco absoluto, con pequeños toques de violeta y malva. Una doble pared de agua conecta la recepción y el consultorio de Salazar, acompaña el ambiente con el sonido de su caída.
El especialista en odontología estética y diseño de sonrisas, también va de blanco, camisa, pantalón y correa, a juego con zapatos tipo Oxford, con acentos en tono taupe.
"Quiero devolver un poco de las bondades que la vida y el universo han tenido con nosotros. Es un pedacito, un aporte para un mejor país".
Embellecer sonrisas es una frase que marca la conversación. Se trata de combinar arte y talento con tecnologías, para obtener resultados como el que dejó alucinada a la Toya.
No deja de estudiar, porque en su trabajo todo evoluciona: métodos, materiales y, cómo no, las necesidades de los pacientes. Como aquellos que llegan a la consulta con la foto de su juventud pidiendo una sonrisa similar, y el experto debe conciliar deseos y realidades.
“Hace 20 años varios colegas empezamos a ver las maravillas que podíamos hacer, más allá de la odontología reparativa. Y que los materiales que usábamos para reparar, también podían servirnos para embellecer”, recuerda.
Un trabajo que, reconoce, tiene algo de sicología. “Se trata de interpretar la estética y el anhelo de cada persona para lograr el resultado deseado”. Y es que diseñar sonrisas les devuelve alegría a los pacientes, seguridad y autoestima, apunta Christian, que ha atendido a modelos, reinas de belleza, y amas de casa. “Todos podemos mejorar nuestra sonrisa, se trata de encontrar el equilibrio. No siempre hay que recortar o agrandar los dientes, hay pacientes que con un blanqueamiento quedan bien”, señala.
A la pregunta ¿De cuáles sonrisas se siente orgulloso?, responde que todas, sin titubear, lejos del cliché. “Todas las personas han sido igual de importantes. Hay unas más representativas, como el orgullo que sentí al ver a Paulina Vega y a Ariadna Gutiérrez en Miss Universo, y saber que ellas me habían confiado su sonrisa. También he atendido a actrices y actores nacionales e internacionales, presidentes, a 10 señoritas Colombia. Cada paciente es sobresaliente”.
Por allí también se han visto, radiantes, las sonrisas de Isabella Santo Domingo, Natalia París, Claudia Bahamón, Adriana Tarud, Fonseca y Diego Cadavid…
Al hablar de las claves de su trabajo, exitoso y confiable, Salazar menciona la disciplina. “Mucha disciplina, amor y pasión por lo que hago. Todos los días trabajo por ser mejor y dar mejores resultados”.
Si pudiera reprender a los adultos para que cuiden más su sonrisa, les diría: ¡Lávense los dientes! Confiesa que es un problema de educación en nuestro país, y se sorprende de ver la poca gente que usa la seda dental.
En lo personal, Salazar es un apasionado por los caballos. “Hago adiestramiento de caballos lusitanos. Adiestrar es tener la coordinación entre jinete y caballo, para que corra, camine, trote y galope, de acuerdo a unos circuitos en una pista. En mis ratos libres me dedico a eso y me relaja”.
Una sonrisa aparece en su rostro cuando comparte que será papá en septiembre. Aún no conoce el sexo, pero ya sabe que si es niña la llamarán María Guadalupe y si es niño, Maximiliano. La familia Salazar crece.
Labor social
- “Nos invitaban a brigadas de salud y llegábamos a sacar muelas o a atender males, y me dije: ‘¿por qué mejor no prevenimos?’, y así nació la fundación”.
- Hoy atiende a 5 mil niños entre Bogotá, Cartagena y Barranquilla, donde una higienista acude cada mes. “Es la profesora de los dientes, ella les enseña, a través del juego y de ayudas lúdicas a cepillarse los dientes”.
- Con orgullo, Salazar cuenta que el 90% de los niños atendidos por la fundación reporta cero caries, en sitios donde llevan tres años de trabajo.
Fotos: Daniel Álvarez.