Podría decirse que una sensación general es aquella que apunta a que las monarquías en pleno siglo XXI son meramente una figura decorativa frente a temas sociales o políticos. Pues el príncipe Manvendra Singh Gohil es la real excepción a la regla.
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Es el príncipe del estado indio de Rajpipla y su nombre ha estado presente en titulares alrededor del mundo por su arduo activismo LGBT+. En 2002 sufrió una crisis nerviosa que lo llevó a ser hospitalizado y en ese momento decidió salir del clóset ante su familia.
Solo hasta 2006, cuando tenía 41 años, se declaró públicamente homosexual, el pueblo de inmediato exigió que sus títulos fueran removidos, su familia y las leyes indias resolvieron desheredarlo, pero eventualmente su padre lo perdonó y se le renuevan los títulos nobiliarios.
Manvendra en la actualidad sigue luchando por la aceptación de la comunidad LGBT+ en toda la India. Desde que aceptó abiertamente su orientación sexual se ha dedicado a apoyar todas las causas y la educación de este colectivo social.
“El día en el que me declaré mis efigies fueron quemadas, hubo un montón de protestas, la gente salió a las calles y gritaba eslóganes diciendo que traje vergüenza y humillación a la familia real y a la cultura de India”, recordó Gohil a la revista Insider.
El príncipe no ha tomado represalias en contra de la sociedad india y menciona que su único enemigo es la “ignorancia” que existe frente a los temas relacionados con la comunidad.
La homosexualidad fue considerada ilegal en India, bajo la ley de la era colonial Sección 377, hasta 2018. La extinta ley podía declarar hasta cadena perpetua en prisión por actos sexuales “contra el orden de la naturaleza”.
A pesar del desprecio de su gente y el rechazo que enfrentó temporalmente que sufrió por parte de su familia, ha continuado con su esfuerzo de buscar un mejor futuro para la minoría queer de la nación asiática.
Manvendra creó una fundación orientada a la población LGBT+ llamada Lakshya Trust hace dos décadas. La organización busca educar en temas de tolerancia sexual, equidad de género, VIH/SIDA y todo lo relacionado con la comunidad en el estado de Guyarat.
Eso no ha sido todo, en 2018, el monarca abrió espacios en su inmenso palacio para que se convirtieran en un centro dedicado a la comunidad LGBT+ india.
La lucha del príncipe viene desde su difícil experiencia, cuando era más joven, vivió en carne propia los horrores provocados por las mal llamadas “terapias de conversión”.
Este tipo de esfuerzos consisten en una práctica que deshumaniza a la persona con el objetivo de que cambie su orientación sexual o inclusive su identidad de género. Cuentan con técnicas peligrosas, como tratamientos pseudopsicológicos, consejería espiritual y hasta terapias de electrochoques.
Gohil recuerda que cuando le reveló su verdad a sus familiares “ellos pensaron que era imposible que yo fuera gay porque mi educación cultural había sido tan rica. No tenían idea de que no había conexión entre la sexualidad de alguien y su educación”.
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En ese entonces, su familia se puso en la búsqueda de herramienta que lo “curaran” de su homosexualidad, “Acudieron a médicos para operarme el cerebro para enderezarme y me sometieron a tratamientos de electroshock”.
Ahora que eso es una historia del pasado, Gohil logró abrazar su identidad y siempre ha hablado abiertamente sobre su vida como una forma de continuar erradicando todos los prejuicios que siguen existiendo sobre la comunidad.
“Es importante que las personas como yo, que tenemos cierta reputación en la sociedad, sigan abogando. No podemos detenernos simplemente porque el país derogó la Sección 377″, contó a la misma revista.
“Ahora debemos luchar por asuntos como el matrimonio igualitario, el derecho a la herencia, el derecho a la adopción. Es un ciclo que no termina. Debemos seguir luchando”, expresa.