Carlos, Príncipe de Gales, con su esposa, la Princesa Diana (1961-1997), en el altar de la Catedral de San Pablo durante la ceremonia de su matrimonio.
Tras solo seis meses de noviazgo, Diana de Gales y el príncipe Carlos, heredero de la crono británica) contraían matrimonio en la catedral de San Pablo. Diana llegó ese 29 de julio de 1981 en una carroza de cristal, con un vestido blanco diseñado por David y Elizabeth Emanuel, el cual está valorado en 151.000 libras esterlinas y convertido en uno de los más famosos a nivel mundial.
Puedes leer: La película de Lady Di se estrenará en Venecia
Sigue a Cromos en WhatsAppDiana lució una tiara con 1930 diamantes y fue dada como regalo de su abuela, la princesa no usó joyería de la colección de la reina Isabel II. Lució un velo voluminoso y una cola de tafetán de casi 8 metros, que cubría la alfombra roja a la llegada a la catedral, magas voluminosas. Sedas flotantes y un encaje antiguo bordado con perlas y lentejuelas.
El matrimonio entre Diana de Gales y Carlos de Inglaterra costó 48 millones de dólares. En cuanto a la seguridad del compromiso matrimonial, hubo un despliegue de más de 3000 hombres entre agentes armados y policías.
La pareja recibió más de 6000 regalos y 27 pasteles nupciales. El ramo floral era un arreglo en forma colgante, de casi un metro de longitud, algo inusual en bodas. Se realizó con lirios, gardenias, orquídeas, mirtos, rosas de Mountbatten y flores de Ivy.
Luego de los votos matrimoniales, por nervios de la pareja, Carlos olvidó besar a la novia. Así que lo hicieron en el balcón del Palacio de Buckingham ante casi cuatro mil personas que los aclamaban y lo pedían a unisonó. Así instauraron una nueva tradición en el balcón del Palacio ante la mirada de la Reina Isabel y miles de espectadores.
Puedes leer: El inolvidable vestido azul que catapultó a Lady Di a la fama
Otro dato curiosos es que la torta de la boda fue confeccionada por la Escuela de Cocina de la Marina Real, contaba con cinco pisos medía metro y medio de altura, pesaba unos cien kilos, el último piso se podía ver una cascada de orquídeas blancas, lilas del campo y fucsias símbolos del amor puro, incondicional y eterno.
Años después, Diana de Gales nombraría ese día como “el peor de su vida” y afirmaría sentirse como “un cordero rumbo al matadero” cuando se despertó a la mañana siguiente de la llamada ‘Boda del siglo’.
La pareja tuvo dos hijo, los príncipes William (nacido el 21 de junio de 1982) y Harry (15 de septiembre de 1984).
El 12 de julio de 1996, 15 años después del enlace matrimonial, la oficina de prensa de la Reina de Inglaterra anunció la disolución “amistosa” del matrimonio entre Carlos de Inglaterra y Diana de Gales. Tras revelar que en el matrimonio existía una tercera persona que interfería en la relación, su nombre es Camila Parker Bowls, actual esposa del príncipe Carlos.
Un año más tarde, Diana de Gales falleció producto de las heridas de un siniestro vial en el interior del túnel del Alma, en París. Su compañero sentimental, Dodi Al- Fayed y el conductor del vehículo, Henry Paul, murieron en el acto, mientras que el cuarto ocupante, el guardaespaldas Trevor Rees- Jones, logró sobrevivir pese a las heridas.
Puedes leer: El vestido de novia de Diana de Gales se exhibirá por primera vez
A pesar de todo lo malo en la historia de amor de Diana de Gales y Carlos de Inglaterra, su unión quedará como la mejor boda real de su era.
El fotógrafo real Chris Jackson de Getty Images, da algunas precisiones sobre el evento, llamado la boda real del siglo XXI.
“La familia real británica está irreversiblemente entrelazada en el tejido histórico del Reino Unido. Su posición destacada en la cultura popular es algo que siempre está asociado con el país y en la vanguardia de la psique pública.
Desde el poder de alguien como la Princesa Diana para cautivar a una audiencia global hasta la Familia Real moderna que vemos hoy, encabezada por un Monarca que es respetado y venerado en todo el mundo, es una institución única que para muchos es como ninguna otra. Se nos recuerda su continua relevancia para el público, ya que los vemos en las portadas de las revistas y las noticias aparecen con regularidad y su trabajo con organizaciones benéficas y como embajadores mundiales para el país y las buenas causas es insuperable.
Las bodas, bautizos y nacimientos reales son períodos de celebración nacional y mundial que provocan un aumento en la buena voluntad y el sentimiento positivo en el país y es un honor estar a menudo al frente de estos momentos especiales. Como fotógrafo real, cuando miro fotos históricas de la familia real, recuerdo que las fotos que tomo todos los días forman un registro importante y duradero que será mirado y analizado durante años e incluso siglos por venir.”