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Mauricio Rodriguez

El periodista económico le da un giro radical a su vida: deja la radio, se casa otra vez y se va como embajador de Colombia en Londres. Un balance en blanco y negro.

Por Redacción Cromos
04 de septiembre de 2009
Mauricio Rodriguez

Mauricio Rodriguez

> ¿Qué se siente ingresar a la burocracia?

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Es un gran honor servirle a Colombia.

> ¿Para qué sirve la diplomacia?

Para que el mundo sea mejor para todos.

> Un consejo para ahorrar.

No endeudarse con las tarjetas de crédito, deben usarse sólo como medio de pago.

> ¿Cómo lo agarró la crisis?

Por fortuna ha sido para mí una oportunidad para aprender.

>¿Qué es lo más difícil de hacer radio?

Expresar con brevedad y sencillez, pero con rigor, ideas claras sobre temas complejos.

> Un consejo para el Ministro de Hacienda.

Que siga aumentando los subsidios a los créditos de vivienda para los estratos bajos.

> Un político admirable.

El primer ministro británico Winston Churchill .

> Uno detestable.

Todos los corruptos y los violentos.

> ¿Qué le gustaría aprender?

Astronomía y biología.

> ¿Qué será lo más frustrante de su trabajo?

Al trasladarme a Londres, dejaré de disfrutar por un tiempo las bellezas naienda.

Que siga aumentando los subsidios a los créditos de vivienda para los estratos bajos.

> Un político admirable.

El primer ministro británico Winston Churchill .

> Uno detestable.

Todos los corruptos y los violentos.

> ¿Qué le gustaría aprender?

Astronomía y biología.

> ¿Qué será lo más frustrante de su trabajo?

Al trasladarme a Londres, dejaré de disfrutar por un tiempo las bellezas naturales de Colombia.

> Después de Uribe ¿qué?

Lo que las mayorías decidan, dentro del marco de la Constitución.

> ¿Cuál fue su primer sueldo?

Los 500 pesos que me pagó Alonso Restrepo por trabajar en unas vacaciones –cuando tenía 15 años– como vendedor en la sección de zapatos del almacén El Paraguas Rojo.

> Una buena inversión.

Comprar tierra en la Orinoquia colombiana.

> Una terapia para tranquilizarse.

Leer, nadar, jugar tenis, ir a cine, mamar gallo con mis amigos.

> Su mayor torpeza.

Al caminar, me tropiezo con frecuencia por andar englobado.

> ¿Paga con tarjeta o con efectivo?

En lo posible, con efectivo.

> Una clave para ser feliz.

Hacer feliz a los demás.

> ¿A qué personaje le gustaría entrevistar?

A Leonardo da Vinci.

> ¿Qué haría si se ganara la lotería?

Haría un concurso entre las fundaciones de Colombia y se la daría al mejor proyecto a favor de los niños o los ancianos más necesitados.

> ¿De qué se siente orgulloso?

De mis hijos Santiago y Federico.

> ¿Qué lo avergüenza?

No haber hecho más por mis compatriotas que sufren.

> ¿Qué oficio de su casa detesta hacer?

Todas las vueltas cotidianas.

> ¿Para qué es negado?

Para cocinar.

> ¿Qué pide cuando reza?

Salud para mis seres queridos.

>Cuál es su técnica para enamorar?

Conversar sobre lo maravillosa que es la vida.

>¿De quién es hincha?

De todos los que trabajan arduamente para erradicar la miseria en Colombia.

Su mayor extravagancia.

Levantarme todas las noches –medio sonámbulo– a comer algo dulce.

¿En qué economiza?

En odios.

¿Qué objeto será imprescindible en su nueva vida?

Skype, para poder hablar con mis padres y mis hermanos.

Una misión imposible.

No amar a mi futura esposa, Sugey Pinzón.

¿Cómo están sus cuentas?

En estado aceptable, pero aún tengo una deuda hipotecaria que no he podido terminar de pagar.

¿Qué le produce dolor de cabeza?

El trago, nunca tomo más de uno.

Su mayor mentira.

La que digo todos los años nuevos: este año sí voy a comprar una finquita.

Su mayor vanidad.

Creer que mi calva es sexy.

Por Redacción Cromos

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