Este hombre de 57 años nació en Columbus, Indiana, es miembro activo del Partido Republicano y 100% conservador. Siendo abogado de profesión, se desempeñó durante algunos años como locutor de radio donde se interesó por temas políticos, los que lo llevaron más adelante a convertirse en el gobernador de Indiana (2013 – hasta la fecha).
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Su carrera política ha estado en el ojo del huracán durante mucho tiempo debido a sus creencias religiosas y a sus constantes críticas al género femenino, a los homosexuales, a los ateos y a todo aquel que vaya en contra de sus teorías de vida. Factores que hasta el día de hoy no le impidieron convertirse en la próxima mano derecha del presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump.
Este estudioso de las leyes es la persona que hoy tiene encendidas todas las alarmas entre los ciudadanos americanos. Pence no es una persona de confiar y él mismo se ha encargado de demostrarlo en todas sus intervenciones con argumentos hirientes, subidos de tono y poco humanitarios, razón que lleva a pensar que su “dictadura ideológica” podría triunfar si en algún momento llegara a faltar Trump, el cual se asume, le da su voto de confianza para proceder de la manera que le parezca más conveniente.
Y es que no es para menos, en repetidas ocasiones el gobernador de Indiana ha manifestado su molestia con algunos temas que por esta época ya deberían ser vistos como realidades y no como tabúes.
En un mundo tan evolucionado es casi risorio pretender cambiar la mentalidad de quienes tienen la capacidad de decidir lo que quieran hacer con sus vidas. Sin embargo, este hombre ha asegurado que sueña con desaparecer un fallo emitido por la Corte Suprema de los Estados Unidos en el año 1973, donde se reconoce abierta y legalmente el derecho a abortar, basado en la teoría de que Dios es el único que tiene el derecho de quitarle la vida a alguien y que los errores hay que asumirlos a como dé lugar, así existan opciones que justifiquen los actos de las personas que aún no están preparadas para traer una vida al mundo.
Por si fuera poco, el político maneja una teoría bastante absurda que se sale de cualquier contexto que pretenda ser real. Hace algún tiempo cuando estuvo interesado en hacer parte del Congreso, no vaciló en utilizar sus redes sociales para expresar que había que buscar lugares donde se curara el comportamiento sexual de todos aquellos que tuvieran dudas de sus preferencias de género, asegurando que la homosexualidad es una enfermedad y que deberían existir terapias que encaminaran a estas personas a obrar bien de acuerdo a los mandatos divinos, para así trabajar incansablemente por erradicar este problema con dinero público y se evidenciara el interés de los gobernantes por hacer una sociedad de bien, argumento que rompe totalmente con la teoría de lo trabajado durante años por Barack Obama y su plan de seguridad social.
No contento con esto, decidió crear una ley llamada Religious Freedom Restoration Act que le permite a los ciudadanos de Indiana negar la entrada a las personas que tengan una orientación sexual distinta a la establecida por la iglesia cristiana.
Pero la problemática de sus creencias va más allá de los estereotipos que según él ha creado la sociedad. Actualmente se niega de manera contundente a un salario igualitario para hombres y mujeres, asegurando que la equidad de género es una “fantasía” y que sí debería existir una distinción teniendo en cuenta aspectos como la raza, la orientación sexual y las creencias religiosas, por lo que siempre ha sido el primero en decir “no” a cualquier ley que beneficie a los ciudadanos, como es el caso de la ley Lilly Ledbetter Fair Pay Act que garantiza que todo el mundo reciba el mismo pago si se desempeñan igual.
¡Un mandatario poco humanitario!
Así lo consideran muchos de los que saben a ciencia cierta que lo único que quiere este hombre es poder. Su discriminación no tiene límites, hace algún tiempo decidió no ayudar a los refugiados de Siria que vivían es su estado, negándoles cualquier tipo de supervivencia, acto que fue rechazado tajantemente por los juzgados que van en contra de cualquier acto de vulneración humana.
¿Qué pasa por su cabeza? A este punto parece que nada coherente, si nos devolvemos un poco a su teoría contra el aborto, podría pensarse que está a favor de los métodos anticonceptivos, pero para sorpresa del mundo entero, este hombre está en total desacuerdo con el uso de condones para disminuir la tasa de natalidad, asegurando que estos no disminuyen enfermedades de transmisión sexual, y que no sirven para nada, por lo que aconseja abstenerse de tener sexo.
Además de esto, el tema de la planificación también está en entredicho para el intachable conservador quien asegura que “si los centros de planificación familiar incluyen servicios de consulta sobre ETS y además realizan pruebas de VIH no deberían estar en el negocio de realizar abortos, así que mientras esto sea así, estaré en contra”, consiguiendo en el año 2011 la aprobación de una ley para retirar estos programas.
Esta decisión, acertada para él por supuesto, ha tenido unas consecuencias fatales en su estado. La tasa de VIH aumentó notoriamente, lo que hizo que los ciudadanos entraran en crisis sanitarias, después de haber cerrado los centros de planificación.
Parece que en el mundo de Michael Richard Pence no hay cabida para nadie, solo para una cabeza con ansias de poder, de dictadura y de indiferencia, que hoy lo catalogan como un hombre carente de todo lo que presume. ¿Los estadounidenses tendrán que temerle?
Fotos: Getty.
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