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                                                                                                                                Alemania y Argentina, la rivalidad entre dos escuelas

                                                                                                                                En el nuevo templo los viejos rivales quieren saldar una deuda y dirimir quién es el mejor en Brasil 2014. Unos juegan por la gloria eterna con la pelota y el estilo, los alemanes; los otros por el resultado con el “huevo... huevo”, como símbolo.

                                                                                                                                Iván Mejía *

                                                                                                                                Alejandro Sabella, técnico de la selección de Argentina / EFE El entrenador alemán Joachim Löw. / EFE
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                En el camino mundialista existen otros cuatro enfrentamientos entre germanos y albicelestes con saldo a favor de los europeos. No deja de ser curioso que en los últimos dos torneos los rivales de esta tarde hayan cruzado sables. En Alemania 2006 el recordado papelito de Jens Lehmann en el cobro desde los doce pasos alejó de semifinales al equipo dirigido por José Néstor Pékerman. Y en Sudáfrica la banda de Joachim Löw doblegó 4-0 con baile incluido al equipo que decían dirigía Maradona. Esta, pues, será la tercera batalla consecutiva, un partido muy visto y un resultado conocido a favor de Alemania.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                La selección de Argentina llegó a Brasil con un estereotipo montado en torno a los ‘cuatro fantásticos’, nombre con el que se describía la unión de Ángel Di María, Gonzalo Higuaín, Sergio Agüero y Lionel Messi, cuatro colosales delanteros con más de un centenar de anotaciones en sus botines. Ese equipo no funcionó tan bien como se esperaba y tan sólo los chispazos individuales de Messi remolcaron a los albicelestes a las primeras victorias, incluso sufriendo mucho como contra Irán, donde Lionel rescató el partido en el suplemento con un golazo típico de su cosecha.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Del 5-2 en defensa al 4-3 solo existe una ecuación matemática diferente, pues en el fondo son los mismos siete defensores. Y Argentina encontró en el camino soluciones a sus problemas. La llegada de Pérez le permitió al técnico montar un 4-3-1-2 con Pérez, Mascherano, Lucas Biglia; Messi suelto y dos puntas, Gonzalo Higuaín y Ezequiel Lavezzi.

                                                                                                                                Los cuatro fantásticos son cosa del pasado y Argentina hoy es el equipo del “pongan huevo… pongan huevo” que brota de la tribuna, como si jugara Boca Juniors, simbolizando que atrás quedó el mito del juego estético para dar lugar a la fuerza, la transpiración y el temperamento. Argentina se olvidó de jugar para volver a defender y pedir partidos a largo tiempo, como la tediosa semifinal contra Holanda. Sabedora de su inferioridad técnica, los suramericanos apelan al corazón y la raza de Mascherano. El ADN argentino es el del ‘jefecito’, el jugador con más pases efectivos y uno de los cinco que más kilómetros han recorrido.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                También ha cambiado Alemania durante el torneo, pero lo ha hecho para bien, para sintetizar la idea de jugar a la pelota, de querer el balón para agredir al adversario.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Sufrió contra la selección de Ghana, cuando algunas piezas mostraron falencias en especial los dos marcadores de punta, Jérôme Boateng y Benedikt Höwedes, dos centrales reconvertidos a laterales cuyo aporte ofensivo fue escaso. La lesión de Shkodran Mustafi, marcador derecho, obligó a Löw a retornar a Lahm a la banda, por lo que el mediocampo volvió a ser el de siempre: Schweinsteiger, Khedira y Kroos.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                La “masacre” de Belo Horizonte, cuando humilló y apaleó a Brasil, dejó en claro que el técnico Löw ha terminado por armar una maravillosa máquina de jugar al fútbol que tiene tiki-taken, pues su velocidad es infernal, respaldos defensivos y una presión intensa muy alta. Schweisteiger y Khedira recuperan y juegan, Kroos y Müller mezclan y golean, Klose rompe récords, el símbolo del mejor equipo del Mundial de Brasil.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                En el nuevo templo los viejos rivales quieren saldar una deuda y dirimir quién es el mejor en Brasil 2014. Unos juegan por la gloria eterna con la pelota y el estilo, los alemanes; los otros por el resultado con el “huevo... huevo”, como símbolo.

                                                                                                                                Alejandro Sabella, técnico de la selección de Argentina / EFE El entrenador alemán Joachim Löw. / EFE
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                En el camino mundialista existen otros cuatro enfrentamientos entre germanos y albicelestes con saldo a favor de los europeos. No deja de ser curioso que en los últimos dos torneos los rivales de esta tarde hayan cruzado sables. En Alemania 2006 el recordado papelito de Jens Lehmann en el cobro desde los doce pasos alejó de semifinales al equipo dirigido por José Néstor Pékerman. Y en Sudáfrica la banda de Joachim Löw doblegó 4-0 con baile incluido al equipo que decían dirigía Maradona. Esta, pues, será la tercera batalla consecutiva, un partido muy visto y un resultado conocido a favor de Alemania.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                La selección de Argentina llegó a Brasil con un estereotipo montado en torno a los ‘cuatro fantásticos’, nombre con el que se describía la unión de Ángel Di María, Gonzalo Higuaín, Sergio Agüero y Lionel Messi, cuatro colosales delanteros con más de un centenar de anotaciones en sus botines. Ese equipo no funcionó tan bien como se esperaba y tan sólo los chispazos individuales de Messi remolcaron a los albicelestes a las primeras victorias, incluso sufriendo mucho como contra Irán, donde Lionel rescató el partido en el suplemento con un golazo típico de su cosecha.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Del 5-2 en defensa al 4-3 solo existe una ecuación matemática diferente, pues en el fondo son los mismos siete defensores. Y Argentina encontró en el camino soluciones a sus problemas. La llegada de Pérez le permitió al técnico montar un 4-3-1-2 con Pérez, Mascherano, Lucas Biglia; Messi suelto y dos puntas, Gonzalo Higuaín y Ezequiel Lavezzi.

                                                                                                                                Los cuatro fantásticos son cosa del pasado y Argentina hoy es el equipo del “pongan huevo… pongan huevo” que brota de la tribuna, como si jugara Boca Juniors, simbolizando que atrás quedó el mito del juego estético para dar lugar a la fuerza, la transpiración y el temperamento. Argentina se olvidó de jugar para volver a defender y pedir partidos a largo tiempo, como la tediosa semifinal contra Holanda. Sabedora de su inferioridad técnica, los suramericanos apelan al corazón y la raza de Mascherano. El ADN argentino es el del ‘jefecito’, el jugador con más pases efectivos y uno de los cinco que más kilómetros han recorrido.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                También ha cambiado Alemania durante el torneo, pero lo ha hecho para bien, para sintetizar la idea de jugar a la pelota, de querer el balón para agredir al adversario.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Sufrió contra la selección de Ghana, cuando algunas piezas mostraron falencias en especial los dos marcadores de punta, Jérôme Boateng y Benedikt Höwedes, dos centrales reconvertidos a laterales cuyo aporte ofensivo fue escaso. La lesión de Shkodran Mustafi, marcador derecho, obligó a Löw a retornar a Lahm a la banda, por lo que el mediocampo volvió a ser el de siempre: Schweinsteiger, Khedira y Kroos.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Alemania estuvo a un pasito del infierno ante Argelia, pero al final sacó su categoría y terminó ganando. Después ante Francia en el estadio Maracaná convalidó un estilo, volviendo a los tractores en el armado y el panzer Klose en el centro del ataque.

                                                                                                                                La “masacre” de Belo Horizonte, cuando humilló y apaleó a Brasil, dejó en claro que el técnico Löw ha terminado por armar una maravillosa máquina de jugar al fútbol que tiene tiki-taken, pues su velocidad es infernal, respaldos defensivos y una presión intensa muy alta. Schweisteiger y Khedira recuperan y juegan, Kroos y Müller mezclan y golean, Klose rompe récords, el símbolo del mejor equipo del Mundial de Brasil.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Alemania juega para la eternidad, quiere ganar y dejar una idea de cómo se practica el fútbol. El mundo encuentra en el equipo de Löw una magnífica fuente para abreviar las penas del estilo cicatero, rácano y de fuerza que quieren imponer los otrora estilistas de la pelota, brasileños y argentinos, hoy defensores de la fuerza que en otra época simbolizaba la “manschafft”.

                                                                                                                                En el nuevo templo los viejos rivales quieren saldar una deuda y dirimir quién es el mejor en Brasil 2014. Unos juegan por la gloria eterna con la pelota y el estilo, los alemanes; los otros por el resultado con el “huevo... huevo”, como símbolo.

                                                                                                                                Por Iván Mejía *

                                                                                                                                Ver todas las noticias
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