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La selección colombiana, tras los tropiezos al comienzo de las eliminatorias en Barranquilla, con su gente, tendrá una posibilidad inédita de meterse definitivamente en la conversación del lado fuerte de la tabla para clasificar a Catar. Para muchos, por el contexto, podría ser “el partido”. El que hay que ganar y el que podría ser el punto de inflexión para materializar con puntos el objetivo de ir a la Copa del Mundo. El que podrá dilapidar aquella frase de Reinaldo de “estamos en déficit de puntos”.
Las cuentas de los jugadores y el cuerpo técnico son claras: la clasificación reposa en ganar los cuatro juegos que quedan en Barranquilla. Colombia es cuarta con 15 puntos, uno menos que Ecuador y Uruguay, que jugará de visitante ante Brasil en un partido en el que le será un suplicio sumar de a tres. Una victoria le significaría treparse al tercer puesto a Colombia con 18 puntos y, a falta de seis jornadas más con una bolsa de otras 18 unidades en juego, aparece la necesidad de sumar apenas nueve de ese total, el 50 %, para llegar al número 27 mágico para clasificar al Mundial. Eso con tres partidos favorables en casa ante Paraguay, Perú y Bolivia. Es una carretera pavimentada y realista a Catar, por eso la importancia de ganar el juego frente a Ecuador.
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La noticia será el regreso de Juan Guillermo Cuadrado tras pagar una fecha de suspensión por acumulación de tarjetas amarillas. Él, principal líder del equipo en el campo, confesó sentirse renovado por el descanso forzado que tuvo tras la sobrecarga de partidos con la que venía.
“Hace años Francisco Maturana decía que un club y una selección lograban su pico cerca del partido 19 o 20, conservando una nómina estable. A nosotros, por múltiples circunstancias, se nos ha hecho difícil, porque cada mes nos toca hacer una nueva selección, porque los momentos de los jugadores son distintos. No es fácil decir en qué porcentaje estamos, esa pregunta se la dejo a los periodistas”, respondió Reinaldo Rueda ante la inquietud de en cuál porcentaje cree que la selección ha interiorizado su idea de juego de posesión de balón más colombianizado y no el juego vertiginoso que promulgaba el equipo con Carlos Queiroz.
El de hoy será el partido 15 de la nueva era. Todos diferentes, pero con un común denominador: en ninguno ha estado James Rodríguez. El debut fue un triunfo 3-0 frente a Perú en Lima, en un partido desnaturalizado por una expulsión de los peruanos en el primer tiempo. Luego fue un luchado empate 2-2 ante Argentina en Barranquilla. Dos partidos que recuperaron la confianza de los jugadores y reacomodaron a Colombia en la tabla de posiciones.
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Pero luego llegaron los siete partidos en la Copa América, torneo en el que el equipo de Rueda terminó tercero, pero en los que no mostró una faceta amable en su juego, más allá del primer tiempo ante Brasil y el triunfo por el tercer puesto con una gran actuación de Luis Díaz. De esos siete juegos se ganaron apenas dos, pero se logró una concentración larga en la que el cuerpo técnico pudo conocer y trabajar con los jugadores para poder trabajar su modelo de juego.
Con esa herencia llegaron los dos empates de visitante por eliminatorias con Bolivia y Paraguay. Unos días después, en Barranquilla, la selección pudo tocar por fin el nervio que tanto había buscado en su juego y se impuso 3-1 contra Chile. En esta triple fecha logró dos empates valiosos ante Uruguay en Montevideo y frente a Brasil en Barranquilla, con mucha gallardía.
Hoy, en un probable 65 % de esa idea, con algunos vértices verdes, Colombia espera llegar otra vez a ese nervio, poner medio pie en Catar y seguir creciendo y creyendo en su juego.