Carlos Daniel Serrano, con Tokio en la mira

El nadador santandereano obtuvo el premio como mejor deportista paralímpico por segundo año consecutivo y por tercera vez en su carrera. En 2019 fue campeón nacional, panamericano y mundial.

Felipe Raymond Fajardo
15 de diciembre de 2019 - 02:35 a. m.
Carlos Daniel Serrano, múltiple campeón nacional, panamericano y mundial de paranatación. / Nelson Sierra Gutiérrez
Carlos Daniel Serrano, múltiple campeón nacional, panamericano y mundial de paranatación. / Nelson Sierra Gutiérrez
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Sinceridad. Esa es la palabra que mejor describe a Carlos Daniel Serrano. Además de su gran capacidad dentro del agua, en la cual ha roto todos los récords y es uno de los mejores del país, este joven santandereano ha entendido la clave del éxito. Su condición de acondroplasia lo ha llevado a entender que para poder ser el mejor, tiene que ser sincero consigo mismo y aceptarse tal como es.

Realmente se puede decir que esa es su clave para el éxito, ya que cuando pequeño sufría más por su estatura. Tener que mirar hacia arriba a todo el mundo y sentirse vulnerable ante cualquier situación era lo normal para Carlos Daniel. Hasta que gracias al esfuerzo de su madre, quien le pagó diez clases de natación para que pudiera nadar y no le pasara nada cuando fuera al río con los amigos, lo descubrió su actual entrenador: Luis Carlos Calderón Fuentes.

Él ha sido como un segundo padre para Carlos Daniel. Es quien le ha inculcado esa actitud ganadora y ha sabido explotar el carácter fuerte del nadador para utilizarlo en su propio beneficio. Desde que comenzaron a trabajar juntos, el técnico nunca le cobró una sola clase o práctica, porque sabía que venía de un entorno humilde. Toda esa confianza se la ha devuelto con triunfos y con el hecho de hacerlo sentir orgulloso. “Ganar es muy importante para Daniel, pero lo que más lo emociona es escuchar el himno de Colombia cuando se sube al podio a recibir una medalla”, explica.

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Por su estatura, a Carlos Daniel le hacían bullying en el colegio. Para su suerte, su padre le enseñó a pelear y defenderse de los matones. “El que le gane tiene que ser un berraco, mijo”, le decía su papá. Palabras que hasta el día de hoy guarda en su memoria y recuerda cada vez que está en el agua. Incluso lo ayudaron a forjar su carácter y a entender que él también tenía con qué sobresalir. Tenía con qué ser el mejor.

Como dice Serrano, se sentía como pez en el agua. Se sentía grande, más rápido que cualquiera y sabía que él había nacido para nadar. De igual forma, una persona muy influyente en su vida —y su ídolo en el ámbito deportivo— le ayudó a sacar lo mejor de sí y llegar a lo más alto del podio. Moisés Fuentes García es el nadador paralímpico que les abrió el camino a todos los demás.

Fuentes ha estado en cinco Juegos Paralímpicos, en los que ha conseguido medallas de bronce y de plata. Todavía sigue luchando por su presea dorada. Él es la persona que inspira a Carlos Daniel y lo motiva a mejorar cada día más.

Este año, Carlos Daniel fue la sensación en los Juegos Parapanamericanos de Lima 2019. De las siete medallas que disputó, se llevó cinco doradas, una de plata y una de bronce. Ahora su objetivo está en Tokio 2020, donde espera seguir con sus grandes gestas y mejorar su presentación de los Juegos Paralímpicos de Río, donde obtuvo tres preseas: una dorada, una de plata y una de bronce. Ahora buscará, por lo menos, dos de oro.

Este nadador sabe que su preparación para obtener esos triunfos en tierras japonesas comenzó el día después de terminar su presentación en Río y aunque la disciplina siempre ha sido su pequeña falla en la vida, para alcanzar sus sueños le sobra hasta para repartir.

Serrano siempre deja claro que el trabajo duro, los entrenamientos y el esfuerzo son cosas que nunca le pueden faltar. Eso sí, una hamburguesa y uno que otro antojo en su alimentación le ayudan a mantener el alma contenta.

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Su personalidad llena de confianza hacen que su metro y 45 centímetros de estatura sean solo números que quedan en el aire. Alegre, sonriente y con la mirada siempre al frente hace que cualquiera lo envidie.

Quedarse quieto no va con su estilo. Además de ser uno de los mejores nadadores paralímpicos del mundo, el bumangués de 21 años es apasionado por el paintball, actividad que practica con sus amigos en sus ratos libres. Saltar desde cascadas también hace parte de su repertorio, porque, asegura, “ya sé que no me ahogo”.

Como todos los grandes campeones, Carlos Daniel sigue un lema que le inculcó su entrenador desde hace tiempo: las medallas se ganan en los entrenamientos y se recogen en las competencias.

Lo único que ha cambiado desde 2016, cuando recibió por primera vez la distinción a Deportista Paralímpico del Año por El Espectador y Movistar, es su hambre de victoria.

Hasta la humildad con la que recibe cada halago y reconocimiento sigue intacta y eso demuestra que es un buen ser humano.

Por Felipe Raymond Fajardo

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