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Es normal, en el ciclismo, que la irrupción de los mejores pedalistas levante dudas. En un deporte con tan dudosa reputación, y graves antecedentes de dopaje, es bien común que los ciclistas más aventajados sean vistos con ojos sospechosos. Sobre todo, y es el caso de Jonas Vingegaard en este Tour de Francia, cuando le sacan tanta diferencia al resto.
Es inevitable y es algo con lo que tienen que lidiar las grandes estrellas del ciclismo. Lo dijo Tadej Pogacar hace un par de días: “Cada año me preguntan lo mismo y lo entiendo. Sé los antecedentes y comprendo por qué todos sospechan”.
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Vingegaard tampoco se mostró molesto ante la pregunta y respondió que hoy, el entrenamiento, los cuidados médicos y la tecnología, es normal y natural el ritmo desenfrenado con el que se corre. Según el danés, también son naturales los cuestionamientos. Sobre todo, “porque estamos corriendo realmente rápido”.
Sobre el corredor del Jumbo-Visma, que le dio una clase en la contrarreloj del martes a Pogacar, y le repitió la dosis este miércoles en la montaña, empezaron a recaer las principales dudas. El runrún en la caravana de la carrera, que ha llevado al Tour de Francia, de manera oficial, a tomar una postura.
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“Las dudas no son ilegítimas. Es lo que dijeron Vingegar y Pogacar en la jornada de descanso”, resumió el director de la carrera, Christian Prudhomme.
Sin embargo, explicó, día a día los corredores son examinados a profundidad para descartar sospechas. “El maillot amarillo es controlado a diario. A Jonas (Vingegaard) le hacemos pruebas todos los días”, dijo el máximo responsable de la Grande Boucle.
Frente a las dudas del dopaje mecánico, “el motor en las bicicletas”, Prudhomme también se expresó: “Los controles antidopaje los hace una agencia independiente. Así se hace desde lo que pasó en otras épocas, cuando surgieron muchos casos. El maillot amarillo es controlado a diario, al igual que las bicicletas”.
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El director del Tour recordó que los controles antidopaje son cosa de una agencia independiente que también los efectúa en medio centenar de diferentes, lo que evita cualquier duda sobre connivencia de los organizadores.
“Así lo deseábamos en otras épocas, cuando estábamos en medio de muchos casos. El maillot amarillo es controlado a diario, al igual que las bicicletas”, indicó.
Las dudas nunca desaparecerán. Año a año, el ciclismo es uno de los deportes con más dopajes en el mundo. Solo en 2022, según el Movimiento por un Ciclismo Creíble (MPCC), el mismo que tiene a Nairo Quintana cortado del World Tour, la Unión Ciclística Internacional (UCI) reportó 29 casos, 10 más que en 2021.
Jonas Vingegaard es el sospechoso más reciente de esas conspiraciones gracias al Tour de Francia de leyenda que está realizando. Sin embargo, hasta que no haya, al menos, una mínima sospecha, esos rumores solo son habladurías. Por ahora, lo único que se puede decir es que el danés está a las puertas de su segundo título consecutivo, que será uno de los más recordados en la historia de la ronda gala.
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