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Regrese al especial del Tour de Francia
“Arrogancia, vanidad, exceso de estimación propia, que a veces es disimulable por nacer de causanobles y virtuosas”, así define la Real Academia Española la palabra “orgullo”. Certera referencia a Bernard Hinault. El francés es de aquellos que ha sido tocado en niveles iguales por la gloria y la arrogancia. Aquella lo impulsó, con 31 años de edad, en 1986, a intentar ganar su sexto Tour de Francia, cuando el pacto público del equipo La Vie Claire era unir fuerzas en pro de la consagración de Greg LeMond. El estadounidense, por la decadencia física del ciclista galo, terminó siendo el campeón de su primera Grande Boucle, dejando con cinco títulos al hombre que no quería perder frente a su antiguo gregario.
Dos años antes del triunfo de LeMond, Hinault, apodado “El Caimán”, sufrió otra derrota. Perdió ante un joven que le había ayudado a ganar el Giro de Italia en 1982: Laurent Fignon. Una lesión de rodilla de este último, le permitió al malhumorado Hinault comenzar con alegría la temporada 1985. En ese calendario, conquistó su pentacampeonato en el Tour, igualando la marca de su compatriota Jacques Anquetil y del belga Eddy Merckx. Alcanzó dicho logro apoyado en los deseos publicitarios del dueño del equipo, Bernard Tapie, reconocido en el entorno político y económico de Francia y creador de La Vie Claire. (Conozca otros personajes históricos del Tour)
Así, porque Tapie no iba a permitir que el rubio LeMond le arrebatara el triunfo a su veterana estrella, Hinault amplió su leyenda. La gloria ya la tenía. Nacido el 14 de noviembre de 1954 en Yffiniac, con 23 años y en su debut en el Tour, en 1978, ganó por primera vez el maillot amarillo. En el 79, 81 y 82 (año del doblete Giro Tour) también se subió a lo alto del más prestigioso podio del amado ciclismo. Además, su extenso palmarés contiene una medalla de oro en el Campeonato de Ruta de Francia de 1978, y otra en el Mundial de 1980.
“Si mañana me dijeran que puedo tener 20 años y recomenzar, llevaría la misma vida”, sentencia Bernard, hoy de 62 años, quien asegura que lleva “una vida de ensueño” y desea “a todos que puedan tener la vida que yo he tenido”. Cuando cumplió 60 dijo, sobre el hecho de retirarse con 32: “¿Mi vida habría sido más bella? ¿Habría sido más feliz si hubiera competido dos años más? Puede que hubiera ganado de nuevo el Tour, pero no me arrepiento en absoluto”. Palabras que se moldean con naturalidad a raíz de la personalidad imponente de alguien que fue superado por un pedalista colombiano.
La Critérium du Dauphiné Liberé es la tradicional prueba que sirve de calentamiento para el Tour de Francia. La ganó Bobet, Anquetil, Merckx y el propio Hinault en 1977, 1979 y 1981. En 1984 quería repetir, pero se enfrentó al bogotano Martín Ramírez. “El Negro” relegó al segundo puesto al histórico francés.
“Lo pasé en silencio… Él reaccionó con brusquedad buscando que me cayera, al tiempo que sus compañeros de equipo me asaltaban a puños y codazos. Me decían que los colombianos éramos tramposos; estaban furiosos por algo que yo no lograba entender”, cuenta Ramírez en el libro ‘Reyes de las Montañas’, de Matt Rendell. Seguramente después comprendió que la furia fue producto de la soberbia que colma la personalidad del triunfante “Caimán”.
Ese es Bernard Hinault, el último francés en coronarse campeón del Tour. El que considera que en el ciclismo actual “hay poco que ver”. El que piensa que este deporte en la actualidad “carece de corredores con temperamento, con talento, que se atrevan”. El que asegura: “En mi cabeza todo está ya organizado”.