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En febrero de 2020, cuando sospechábamos, pero no sabíamos, que una pandemia iba a cambiar el mundo, se disputó la segunda versión del Tour Colombia, carrera que es una reedición de lo que antes se llamaba Colombia Oro y paz.
El líder en la última jornada era Sergio Higuita, que tenía una dura etapa por delante. De ganarla el ciclista paisa se coronaría campeón, como ya lo había hecho unos días antes en el Campeonato Colombiano de Ciclismo en Ruta, cuando venció a rivales como Nairo Quintana y Egan Bernal.
El sexto día no sería fácil para el pedalista de 23 años ya que, después de cinco jornadas, el ciclista colombiano solo adelantaba por 10 segundos a sus compañeros de escuadra en Education First, Jonathan Caicedo y Daniel Martínez, y por 50 segundos a los corredores del Team Ineos, Egan Bernal y Richard Carapaz.
Después de recorrer 182,6 kilómetros entre Zipaquirá y el alto del Verjón, que está ubicado a 3.290 metros sobre el nivel del mar, el antioqueño se defendió de los ataques de sus rivales y no se dejó ganar en las rampas de ascenso de los últimos nueve kilómetros. Higuita se pegó a la rueda de Daniel Martínez, ganador de la etapa, y logró ganar la competición que años anteriores conquistaron Egan Bernal y Miguel Ángel “Superman” López.
Este año Higuita no podrá revalidar su titulo, ni Egan Bernal podrá disputárselo, porque no habrá Tour Colombia. Así lo hizo oficial la Federación Colombiana de Ciclismo (Fedeciclismo) antes de finalizar el año pasado. La causa, que no podría ser otra, es el aumento de contagios por COVID-19 en Colombia y en el mundo.
Además, según indicaron los organizadores en un comunicado de prensa, posponer el evento a la segunda mitad año no tendría sentido, pues la mayoría de los equipos internacionales estarán corriendo las vueltas más importantes de Europa como el Tour de Francia, que se disputará entre junio y julio, y la Vuelta a España, que será en agosto y septiembre.
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Eso si la pandemia lo permite. Colombia no ha sido el único país que ha tenido que cancelar o aplazar sus carreras. En Argentina, por ejemplo, la vuelta a San Juan, en la que se esperaba el regreso de Chris Froome, tampoco se podrá correr por las mismas razones que llevaron a la cancelación del Tour Colombia.
Casos idénticos a los que han obligado la cancelación de otros eventos ciclísticos como el Tour Down Under, el Tour de Langkawi, el Tour de Yorkshire, la carrera de ruta Cadel Evans y casi una veintena de otras competencias ligadas a la bicicleta.
Tampoco sorprende que para el ciclismo el tema del Coronavirus sea difícil de manejar. Una de las razones principales que argumentó la Fedeciclismo para cancelar el Tour Colombia en 2021 es que, con la situación actual de la pandemia, es casi imposible garantizar medidas de bioseguridad responsables para los deportistas y sus entornos.
Ya se vio el año pasado en carreras importantes como el Giro de Italia, la Vuelta a España o el Tour de Francia, que los casos positivos de COVID-19 pululaban en las competiciones, a pesar del presupuesto y la gran infraestructura de las grandes vueltas para garantizar protocolos seguros de prevención ante el Coronavirus, cosas que no tienen otros torneos de menor envergadura.
Por ejemplo en la competición italiana, la más afectada por la pandemia, a dos equipos como el Jumbo-Visma y Mitchelton-Scott les tocó abandonar la competición, sin contar a decenas de competidores que no pudieron seguir en la carrera, como el colombiano Fernando Gaviria, que tuvo que retirarse tras contagiarse del virus.
Y la razón, para comprender la dificultad que entraña la pandemia para el ciclismo, no es difícil de analizar. A diferencia de otras disciplinas, en las competencias ciclísticas las delegaciones que acompañan a los deportistas son bastantes numerosas. Basta recordar el video que, en pleno Tour de Francia, se hizo viral y mostraba un restaurante con varios miembros de los equipos de la competición departiendo sin ninguna distancia social.
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Si a eso se le suman factores como la cantidad de competidores que disputan una carrera, los pelotones de ciclistas, la exposición al contacto con el público, que ha sido más difícil de regular de lo que parece, y la climatología que hay en ciertas jornadas, por ejemplo, el viento que es un evento común en las carreras y que podría ser un escenario de contagio, dejan como resultado que la decisión de aplazar las competiciones, que no cuentan con la infraestructura suficiente, sea un razonamiento muy válido.
El Coronavirus no frenará al ciclismo este año, como ya se demostró que no pudo hacerlo en el curso pasado. Sin embargo, si representará una complicación importante para el calendario, pues los eventos más pequeños tendrán que ajustarse a las circunstancias hasta que podamos observar las carreras con la tranquilidad de otros tiempos.