Diego Camargo, la nueva joya del ciclismo colombiano
El boyacense se convirtió en el tercer ciclista que gana la Vuelta a Colombia y la Vuelta de la Juventud el mismo año, como lo hicieron Rafael Antonio Niño en 1970 y Oliverio Rincón en 1989.
La primera vez que Diego Andrés Camargo Pineda participó en una carrera, les dio “sopa y seco” a todos sus rivales. Fue en 2015, en una carrera de ciclomontañismo para celebrar el aniversario del colegio de la zona rural El Cruce, en Tuta (Boyacá).
Con una bicicleta de acero, pesada y en pésimas condiciones, Diego les ganó a todos sus rivales e incluso se dio el lujo de hacer varias paradas para hidratarse durante al recorrido.
Ese día el entrenador Ricardo Mesa quedó impresionado con su talento y lo invitó a que se vinculara al club que dirigía. Después de varios intentos logró el sí del muchacho, sin imaginar siquiera todos los altibajos que afrontarían.
Comenzaron por lo básico: conseguir una bicicleta decente y trabajar en la parte técnica, pues Diego tenía muchas falencias en su forma de pedalear. Y ya, corriendo en serio, llegaron las caídas, los raspones y las fracturas. Conoció la cara más amarga del deporte de las bielas y el peligro que puede significar.
Dos temporadas convaleciente por poco lo hacen tirar la toalla y regresar de lleno a las labores del campo al lado de su familia, a sus cultivos y sus animales.
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Pero llegó el 2019 salvador. El año pasado, con el equipo Coldeportes Zenú, conquistó el título de la Vuelta a Boyacá y se convenció de su potencial.
Por eso este 2020, ya con la camiseta del Colombia Tierra de Atletas Bicicletas GW, se trazó como objetivo ganar la Vuelta de la Juventud. Como a todos, la pandemia le cambió el calendario y la rutina, pero no la ambición.
Regresó a las carreteras con hambre de triunfo y hace veinte días se coronó campeón de la Vuelta de la Juventud. Ya era una gran temporada, pero sus fuerzas y su momento de forma le permitían soñar con más.
Llegó a la edición 70 de la Vuelta a Colombia con ilusión, pero apenas en la quinta etapa, al llegar al alto de La Línea y vestirse con la camiseta naranja de líder, comenzó a soñar despierto.
Batalló como un león en las montañas de Quindío, Risaralda, Caldas y Antioquia, en las que no cesaron los ataques de sus rivales. Les respondió a Óscar Sevilla, Juan Pablo Suárez y Danny Osorio, quienes lo escoltaron en la general; pero también sufrió: en la crono del jueves, en la que sin embargo fue segundo; en las subidas a El Tambo, Minas y Santa Elena; y sobre todo en los descensos, en los que ha mejorado aunque siguen siendo su talón de Aquiles.
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Es un corredor completo, de buen biotipo; escalador puro, pero que se defiende muy bien en las pruebas contra el reloj; tiene personalidad, carisma y muchas ganas de aprender. De hecho, muy seguramente en 2021 correrá con un equipo del World Tour, que según se dice es el Education First.
Diego Camargo fue la gran figura de la Vuelta a Colombia 2020, que terminó ayer con la victoria de Salvador Moreno (EBSA) en la décima etapa, en Santa Elena. A partir de este domingo, su nombre quedará escrito junto al de las grandes leyendas del ciclismo colombiano, como Efraín el Zipa Forero, el primer ganador, y los múltiples campeones Rafael Antonio Niño, Ramón Hoyos Vallejo, Martín Emilio Cochise Rodríguez, Lucho Herrera, José Castelblanco y Óscar Sevilla, por citar solamente a quienes se consagraron al menos tres veces en la carrera más tradicional de América.
La primera vez que Diego Andrés Camargo Pineda participó en una carrera, les dio “sopa y seco” a todos sus rivales. Fue en 2015, en una carrera de ciclomontañismo para celebrar el aniversario del colegio de la zona rural El Cruce, en Tuta (Boyacá).
Con una bicicleta de acero, pesada y en pésimas condiciones, Diego les ganó a todos sus rivales e incluso se dio el lujo de hacer varias paradas para hidratarse durante al recorrido.
Ese día el entrenador Ricardo Mesa quedó impresionado con su talento y lo invitó a que se vinculara al club que dirigía. Después de varios intentos logró el sí del muchacho, sin imaginar siquiera todos los altibajos que afrontarían.
Comenzaron por lo básico: conseguir una bicicleta decente y trabajar en la parte técnica, pues Diego tenía muchas falencias en su forma de pedalear. Y ya, corriendo en serio, llegaron las caídas, los raspones y las fracturas. Conoció la cara más amarga del deporte de las bielas y el peligro que puede significar.
Dos temporadas convaleciente por poco lo hacen tirar la toalla y regresar de lleno a las labores del campo al lado de su familia, a sus cultivos y sus animales.
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Pero llegó el 2019 salvador. El año pasado, con el equipo Coldeportes Zenú, conquistó el título de la Vuelta a Boyacá y se convenció de su potencial.
Por eso este 2020, ya con la camiseta del Colombia Tierra de Atletas Bicicletas GW, se trazó como objetivo ganar la Vuelta de la Juventud. Como a todos, la pandemia le cambió el calendario y la rutina, pero no la ambición.
Regresó a las carreteras con hambre de triunfo y hace veinte días se coronó campeón de la Vuelta de la Juventud. Ya era una gran temporada, pero sus fuerzas y su momento de forma le permitían soñar con más.
Llegó a la edición 70 de la Vuelta a Colombia con ilusión, pero apenas en la quinta etapa, al llegar al alto de La Línea y vestirse con la camiseta naranja de líder, comenzó a soñar despierto.
Batalló como un león en las montañas de Quindío, Risaralda, Caldas y Antioquia, en las que no cesaron los ataques de sus rivales. Les respondió a Óscar Sevilla, Juan Pablo Suárez y Danny Osorio, quienes lo escoltaron en la general; pero también sufrió: en la crono del jueves, en la que sin embargo fue segundo; en las subidas a El Tambo, Minas y Santa Elena; y sobre todo en los descensos, en los que ha mejorado aunque siguen siendo su talón de Aquiles.
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Es un corredor completo, de buen biotipo; escalador puro, pero que se defiende muy bien en las pruebas contra el reloj; tiene personalidad, carisma y muchas ganas de aprender. De hecho, muy seguramente en 2021 correrá con un equipo del World Tour, que según se dice es el Education First.
Diego Camargo fue la gran figura de la Vuelta a Colombia 2020, que terminó ayer con la victoria de Salvador Moreno (EBSA) en la décima etapa, en Santa Elena. A partir de este domingo, su nombre quedará escrito junto al de las grandes leyendas del ciclismo colombiano, como Efraín el Zipa Forero, el primer ganador, y los múltiples campeones Rafael Antonio Niño, Ramón Hoyos Vallejo, Martín Emilio Cochise Rodríguez, Lucho Herrera, José Castelblanco y Óscar Sevilla, por citar solamente a quienes se consagraron al menos tres veces en la carrera más tradicional de América.