Édison Callejas: las promesas sagradas no se rifan
Ganó la etapa reina de la reciente Vuelta de la Juventud, entre otras razones, gracias al apoyo de sus vecinos y a que descartó la idea de retirarse del ciclismo para no fallarle a su padre.
En 2020, Leonardo Callejas sufrió un grave accidente montando bicicleta, su actividad más amada. El diagnóstico: trauma craneoencefálico y derrame cerebral. Sin embargo, alcanzó a expresarle a su hijo Édison: “Me están diciendo los doctores que, si me salvo, es un milagro. Quiero que me prometa que en alguna de las Vueltas de la Juventud que le quedan va a ser protagonista. Si puede ganarse la carrera, gánesela. Prométame que se va a ganar la montaña y la etapa reina”.
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En 2020, Leonardo Callejas sufrió un grave accidente montando bicicleta, su actividad más amada. El diagnóstico: trauma craneoencefálico y derrame cerebral. Sin embargo, alcanzó a expresarle a su hijo Édison: “Me están diciendo los doctores que, si me salvo, es un milagro. Quiero que me prometa que en alguna de las Vueltas de la Juventud que le quedan va a ser protagonista. Si puede ganarse la carrera, gánesela. Prométame que se va a ganar la montaña y la etapa reina”.
(John McEnroe: “El tenis era más estratégico antes”)
Con el alma destrozada, Édison solo pudo asentir y seguir entrenando a tope, como acostumbraba. Afortunadamente su padre se salvó y aún vive. Y en la reciente Vuelta de la Juventud visualizó su rostro, mientras creía que la cuarta etapa, entre Buga y Belalcázar, era suya. Pero le ocurrió lo de muchas veces. “Estaba planificada para hacerla al ataque, íbamos a ganarla, pero creo que las ansias de querer ganar me jugaron una mala pasada, no medí bien a los rivales y en el último momento un descuido me arrebató el triunfo”.
Édison Callejas vio celebrar a Kevin Castillo y se dijo: “Otra vez”. Porque en varias ocasiones sufría problemas mecánicos en los últimos kilómetros cuando ya había pasado a todos. O se caía. O se daba cuenta de que la estrategia no fue acertada. Algo le sucedía. Así se le escaparon diversos triunfos.
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“Es que es un deporte bastante duro, exigente, en el que no solo la preparación cuenta. Siempre he dado lo mejor y algo me impedía los triunfos. El año pasado pensé en retirarme después de los Nacionales. Me había preparado de la mejor manera, sentía confianza para quedarme con alguna de las medallas y, faltando 10 kilómetros, me caí en una bajada y tuve fractura de muñeca. Me dije: ‘Tal vez esto no es para mí, ya la vida me lo está negando’. No me retiré por la promesa a mi papá”, le contó Édison a El Espectador.
Volviendo a la Vuelta de la Juventud 2022, el pasado domingo 8 de mayo despertó a sus compañeros del equipo Calzado Goci Team Fundecom asegurándoles: “Sé que hoy puedo ganar”. Era la etapa reina, entre Pereira y Manizales, y con final en el duro ascenso a la Torre de Chipre. No lo conocía, solo sabía que después de la Plaza de Toros la pared de asfalto era para pocos, para los escaladores de alta montaña.
Faltando tres kilómetros estaba detrás de una fuga de tres corredores. Los atacó y llegó al grupo de adelante faltando apenas uno. A 200 metros de la meta se despegó y nadie pudo pedalear como él. “Vi que no me seguían y solo me expresaba: ‘Esto es real, sí lo logré. ¡Por fin!’”. Cruzó primero, levantó sus brazos y enseguida los sacudió con rabia, antes de volver a tomar el manillar de su bicicleta, la que compró gracias a las rifas que constantemente realiza en el barrio Dindalito, en el sur de Bogotá, para costearse los gastos de su pasión.
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“En esta oportunidad, y gracias a los buenos desempeños en carreras anteriores, el equipo nos llevó con todo, cómodos y motivados, para que diéramos el máximo, y así logramos ser la escuadra revelación. Pero este es un deporte caro de mantener. Aunque sale mucho ciclista colombiano, no hay suficiente apoyo y nuestra familia no tiene un capital alto. Gracias a las rifas en mi barrio pude comprar mi primera bicicleta de carbono para correr una Vuelta del Porvenir. No es fácil conseguir para ocho o diez días de alimentación en una carrera”, explicó Callejas, quien arrancó a correr a los ocho años junto a su hermano Jonathan, gracias a la pasión de su padre.
Comenzaron practicando cada domingo y después fueron a correr circuitos en diferentes municipios de Cundinamarca. Llegaron hasta Busbanzá (Boyacá), el pueblo más pequeño de Colombia, donde Édison se formó gracias a una familia que vio sus cualidades y desde entonces no lo han dejado de ayudar. Pudo cambiar su primera bicicleta, una de bicicrós con la que pedaleó en el parque Cayetano Cañizares, cerca de su casa.
Luego Callejas formó parte del club Capital Bike, con el que disputó su primera Vuelta al Futuro. Y conoció a Rodolfo Torres, pedalista colombiano que ha estado en las tres grandes del ciclismo mundial y quien lo ha formado. “Es el que me ha guiado”, concluyó el ser que le cumplió la promesa a su papá y que el 3 de junio debutará en la Vuelta a Colombia. En sus pensamientos, Alto Ventanas y Alto del Vino.