Egan Bernal y el triunfo más importante de nuestra historia
Gracias al ciclista cundinamarqués, Colombia conquistó el Tour de Francia. Esta temporada ganó, además, la París-Niza y la Vuelta a Suiza.
Redacción Deportes - @DeportesEE
Con apenas 22 años, Egan Bernal le dio a Colombia en este 2019 el triunfo más importante de su historia deportiva. En una temporada inolvidable ganó, además, la París-Niza y la Vuelta a Suiza, dos de las carreras con más prestigio en el Wolrd Tour. Y fue la crónica de una victoria anunciada, pues quienes lo conocieron de niño vaticinaron que algún día ganaría la competencia por etapas más importante del mundo.
(Egan Bernal, un campeón desde antes de nacer)
A Fabio Rodríguez, su primer entrenador en Zipaquirá, no lo sorprendió su talento, sino su constancia. “Era muy disciplinado y nunca faltaba a las prácticas”. De su mano se convirtió en campeón infantil de ciclomontañismo, hasta que llegó a la Fundación Mezuena, de Pablo Mazuera. Allí comenzó realmente su carrera. En las montañas del altiplano cundiboyacense aprendió los secretos del deporte y poco a poco ese diamante se fue puliendo.
Sobre las bicicletas todo terreno llegaron sus primeros triunfos internacionales. Fue campeón panamericano y doble medallista en el Mundial Juvenil, hasta que entendió que su futuro estaba en el ciclismo de ruta. Sin embargo, apenas terminó el bachillerato comenzó a estudiar comunicación social en la Universidad de La Sabana. Necesitaba un plan B en caso de que su anhelo de ser deportista profesional no se diera.
Por esa misma época pensó en dejar el ciclismo. No tenía dinero para financiar los viajes a eventos internacionales y la estrategia de buscar apoyo económico en redes sociales daba pocos frutos. Por fortuna le hizo caso a su amigo y mentor Pablo Mazuera, quien le propuso dedicarse al menos un año más al ciclismo. Y apareció entonces Gianni Savio, un entrenador italiano con gran relación con Colombia. El carismático estratega, quien llevó a Europa a Nelson Cacaíto Rodríguez y Mauricio Soler, entre otros, fichó a Egan para el equipo Androni.
En sus primeras dos temporadas en el Viejo Continente el cundinamarqués confirmó que era un fuera de serie. Ganó cuatro carreras, entre ellas el Tour de L’Avenir, la prueba más importante del mundo para ciclistas menores de 23 años, esa que conquistó Alfonso Flórez en 1980 y consagró después a Nairo Quintana, Esteban Chaves y Miguel Ángel López.
Era cuestión de tiempo que llegaran jugosas ofertas por Bernal. Gianni Savio lo sabía y por eso las estudió con calma y escogió la más conveniente: la del Sky, el mejor equipo del mundo. La idea era que tuviera la posibilidad de correr con libertad, que trabajara para Chris Froome, por supuesto, pero que también pudiera ir como líder a carreras menores en las que fuera confirmando su potencial. Y así fue.
En 2017 fue campeón nacional contrarreloj y ganó la Colombia Oro y Paz y el Tour de California, donde se impuso en las dos etapas más duras. Pero la actuación que le sirvió para ganarse el respeto de sus jefes fue en el Tour de Francia, en el que fue el gregario de lujo para que Geraint Thomas se vistiera de amarillo en París y Froome lo acompañara en el podio. Egan sacrificó el título de los jóvenes y una mejor posición en la general (terminó 15) por apoyar a sus compañeros.
Para este año su gran objetivo era pelear el Giro de Italia. Había ganado la París-Niza, en marzo, y llegaba como favorito, pero una semana antes del inicio sufrió una caída y se fisuró la clavícula. Después de su regreso ganó la Vuelta a Suiza y ante la lesión de Froome, del equipo Ineos (antes Sky), decidió llevarlo al Tour como alternativa en caso de que el campeón defensor flaqueara.
(Brandon Rivera, el parcero del alma de Egan Bernal)
Así fue. Bernal estuvo mucho mejor. En la antepenúltima etapa, en la subida a L’Iseran, Thomas le preguntó a Egan que cómo se sentía y el colombiano le respondió que bien. El número uno, que no tenía tantas fuerzas, le indicó que entonces atacara, a sabiendas de que incluso él estaba sacrificando la posibilidad de vestirse de amarillo.
La etapa se suspendió y a Egan le alcanzó para ser líder. Las dos jornadas finales, ya con las fuerzas de los rivales justas, fueron de trámite.
Y el sueño amarillo se hizo realidad. Egan disfrutó el paseo victorioso en París y el himno colombiano retumbó en los Campos Elíseos.
Egan será uno de los nominados en la ceremonia de premiación del Deportista del Año de El Espectador y Movistar, el 9 de diciembre en el hotel Hilton Corferias de Bogotá, en la que, como es costumbre, se destacarán en el podio las categorías Mayores y Juvenil, Técnico, Dirigente, Equipo, Revelación, Vida y Obra y el Juego Limpio Guillermo Cano. Usted podrá ser parte de esta elección votando por su deportista favorito. Ingrese a nuestra página de internet (http://deportistaee.elespectador.com/) o diligencie el cupón que sale publicado en la edición impresa.
Con apenas 22 años, Egan Bernal le dio a Colombia en este 2019 el triunfo más importante de su historia deportiva. En una temporada inolvidable ganó, además, la París-Niza y la Vuelta a Suiza, dos de las carreras con más prestigio en el Wolrd Tour. Y fue la crónica de una victoria anunciada, pues quienes lo conocieron de niño vaticinaron que algún día ganaría la competencia por etapas más importante del mundo.
(Egan Bernal, un campeón desde antes de nacer)
A Fabio Rodríguez, su primer entrenador en Zipaquirá, no lo sorprendió su talento, sino su constancia. “Era muy disciplinado y nunca faltaba a las prácticas”. De su mano se convirtió en campeón infantil de ciclomontañismo, hasta que llegó a la Fundación Mezuena, de Pablo Mazuera. Allí comenzó realmente su carrera. En las montañas del altiplano cundiboyacense aprendió los secretos del deporte y poco a poco ese diamante se fue puliendo.
Sobre las bicicletas todo terreno llegaron sus primeros triunfos internacionales. Fue campeón panamericano y doble medallista en el Mundial Juvenil, hasta que entendió que su futuro estaba en el ciclismo de ruta. Sin embargo, apenas terminó el bachillerato comenzó a estudiar comunicación social en la Universidad de La Sabana. Necesitaba un plan B en caso de que su anhelo de ser deportista profesional no se diera.
Por esa misma época pensó en dejar el ciclismo. No tenía dinero para financiar los viajes a eventos internacionales y la estrategia de buscar apoyo económico en redes sociales daba pocos frutos. Por fortuna le hizo caso a su amigo y mentor Pablo Mazuera, quien le propuso dedicarse al menos un año más al ciclismo. Y apareció entonces Gianni Savio, un entrenador italiano con gran relación con Colombia. El carismático estratega, quien llevó a Europa a Nelson Cacaíto Rodríguez y Mauricio Soler, entre otros, fichó a Egan para el equipo Androni.
En sus primeras dos temporadas en el Viejo Continente el cundinamarqués confirmó que era un fuera de serie. Ganó cuatro carreras, entre ellas el Tour de L’Avenir, la prueba más importante del mundo para ciclistas menores de 23 años, esa que conquistó Alfonso Flórez en 1980 y consagró después a Nairo Quintana, Esteban Chaves y Miguel Ángel López.
Era cuestión de tiempo que llegaran jugosas ofertas por Bernal. Gianni Savio lo sabía y por eso las estudió con calma y escogió la más conveniente: la del Sky, el mejor equipo del mundo. La idea era que tuviera la posibilidad de correr con libertad, que trabajara para Chris Froome, por supuesto, pero que también pudiera ir como líder a carreras menores en las que fuera confirmando su potencial. Y así fue.
En 2017 fue campeón nacional contrarreloj y ganó la Colombia Oro y Paz y el Tour de California, donde se impuso en las dos etapas más duras. Pero la actuación que le sirvió para ganarse el respeto de sus jefes fue en el Tour de Francia, en el que fue el gregario de lujo para que Geraint Thomas se vistiera de amarillo en París y Froome lo acompañara en el podio. Egan sacrificó el título de los jóvenes y una mejor posición en la general (terminó 15) por apoyar a sus compañeros.
Para este año su gran objetivo era pelear el Giro de Italia. Había ganado la París-Niza, en marzo, y llegaba como favorito, pero una semana antes del inicio sufrió una caída y se fisuró la clavícula. Después de su regreso ganó la Vuelta a Suiza y ante la lesión de Froome, del equipo Ineos (antes Sky), decidió llevarlo al Tour como alternativa en caso de que el campeón defensor flaqueara.
(Brandon Rivera, el parcero del alma de Egan Bernal)
Así fue. Bernal estuvo mucho mejor. En la antepenúltima etapa, en la subida a L’Iseran, Thomas le preguntó a Egan que cómo se sentía y el colombiano le respondió que bien. El número uno, que no tenía tantas fuerzas, le indicó que entonces atacara, a sabiendas de que incluso él estaba sacrificando la posibilidad de vestirse de amarillo.
La etapa se suspendió y a Egan le alcanzó para ser líder. Las dos jornadas finales, ya con las fuerzas de los rivales justas, fueron de trámite.
Y el sueño amarillo se hizo realidad. Egan disfrutó el paseo victorioso en París y el himno colombiano retumbó en los Campos Elíseos.
Egan será uno de los nominados en la ceremonia de premiación del Deportista del Año de El Espectador y Movistar, el 9 de diciembre en el hotel Hilton Corferias de Bogotá, en la que, como es costumbre, se destacarán en el podio las categorías Mayores y Juvenil, Técnico, Dirigente, Equipo, Revelación, Vida y Obra y el Juego Limpio Guillermo Cano. Usted podrá ser parte de esta elección votando por su deportista favorito. Ingrese a nuestra página de internet (http://deportistaee.elespectador.com/) o diligencie el cupón que sale publicado en la edición impresa.