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Una de las áreas grises del deporte moderno la constituyen las sustancias no prohibidas para mejorar el rendimiento de los atletas, que rozan los límites del llamado “dopaje legal” y no infringen las normas del Comité Olímpico Internacional (COI) ni de la Agencia Mundial Antidopaje (WADA). El ciclismo no es ajeno a esa órbita.
En el amplio universo que rige la Unión Ciclística Internacional (UCI), la dieta cetónica, suplementos alimenticios, estimulantes como la cafeína, compuestos químicos como el bicarbonato de sodio, minerales y ayudas ergogénicas forman parte de la batería legal de ayudas que varias escuadras del pelotón mundial emplean o favorecen con o sin autorización médica.
A ellas se suman las exenciones terapéuticas (TUE/AUT) que permiten a un deportista recurrir a determinadas sustancias prohibidas (corticoides fundamentalmente) si tienen enfermedades o condiciones clínicas que lo requieren, sin violar así las normas antidopaje. Pero hay abusos, y para muchos expertos y científicos del deporte el sistema está siendo manipulado y corre el riesgo de perder sus límites.
Lo preocupante es que la ciencia de alto rendimiento va más adelante que los controles y sólo años después se establece la relación directa de muchos compuestos nuevos con las prestaciones de los deportistas. Entonces se prohíben y se sanciona a los atletas, pero pocas veces a quienes los manipulan.
El caso del vasodilatador meldonium, para aumentar el flujo sanguíneo, es ilustrativo de ese limbo entre el dopaje legal e ilegal. Consumido por la tenista María Sharapova durante más de una década, fue prohibido apenas el año pasado.
Para recortar esa distancia, hoy las muestras antidopaje de los deportistas olímpicos se congelan para analizarlas de nuevo con posterioridad (hasta 10 años) y determinar si efectivamente se ciñen a la legalidad. Muchas medallas cambian de dueño años después.
Limbo legal
Hay muchos productos farmacéuticos y suplementos alimenticios utilizados en el deporte de alto rendimiento que son parte de esa nebulosa de los estimulantes legales. Vienen en forma líquida, en tabletas, en polvo, gel o barras alimenticias, y se incluyen en la dieta de los deportistas.
El más sensacional de todos los suplementos actuales en el deporte es la cetona, normalmente originada en la grasa y producida y metabolizada por el cuerpo para crear energía. Hoy se vende como bebida, DeltaG (2.000 euros/botella), y es una de las bases dietéticas del equipo ciclístico británico Sky, una de las escuadras dominantes en el circuito mundial.
Las cetonas tienen el mismo efecto que la glucosa para proveer energía a los músculos, y según los rumores del pelotón, genera un incremento del 10 % en el umbral de potencia por períodos relativamente cortos y dependiendo de la fisiología de cada atleta.
Pero la dieta científica es parte del deporte. Como explica el profesor Luis Fernando Saldarriaga, director técnico de la exitosa escuadra continental colombiana Manzana Postobón: “Las dietas están revolucionando el ciclismo. El complemento nutricional y manejo dietario es una necesidad estricta para rendir los aportes calóricos y proteicos que son esenciales a este nivel”.
Hoy se habla en el deporte de la dieta cetónica y de las dietas rojas, pero además hay programas dietéticos específicos para cada ciclista y en cada equipo, que incluye médicos, nutricionistas, dietistas y chefs para suplir lo mejor posible las necesidades de cada ciclista.
En la zona gris de los estimulantes están sustancias legales como la cafeína (basé del café, la bebida más universal), que los ciclistas “tienden a tomar en forma de pastillas y en grandes dosis”, según el médico del equipo profesional Dimension Data, Jarrad van Zuydam. El peligro es que su abuso puede tener efectos tóxicos y provocar arritmias cardíacas.
Entre los broncodilatadores está el salbutamol (ventolin), que incrementa el flujo de aire y su uso es legal según la WADA con autorización médica. Es utilizado especialmente por deportistas con problemas de asma, entre ellos Chris Froome, y anteriormente Miguel Induraín.
Suplementos legales
Pero hay potenciadores del rendimiento con menos riesgo y libremente disponibles como los suplementos dietéticos, entre los cuales el magnesio, el cinc y el hierro, en tabletas o en polvo, son comunes entre los ciclistas profesionales para mantener su rendimiento.
La nutricionista del equipo BMC, Judith Haudum, explica que “la UCI recomienda pruebas regulares de sangre durante el año y si el ciclista tiene una deficiencia de hierro importante para su rendimiento, lo aplicamos como suplemento para que recupere el nivel normal”.
“Poco a poco dentro de la legalidad los suplementos multivitamínicos van cobrando importancia para lograr estándares de excelencia en el cuidado del deportista”, recalca Luis Fernando Saldarriaga.
Uno de los grupos más interesantes de suplementos es el de clase ergogénica, que tienen como objetivo específico el incremento del rendimiento y dentro de ellos hay dos comunes en el ciclismo: la creatina y la beta-alanina. Ambas se encuentran naturalmente en los alimentos, pero en muy pequeña cantidad.
La creatina aumenta la fuerza y la regeneración del poder explosivo, mientras que la beta-alanina amortigua la producción de lactatos y así se consigue aumentar el rendimiento a través de una mayor regeneración o mayor poder.
El bioquímico de rendimiento del equipo Katusha, Rob Child, afirma que “hay equipos como Sky que dicen que logran todo a través de la comida, pero no hay forma de conseguir 20 gramos de creatina diaria con alimentos”. A su vez, la nutricionista de BMC, Judith Haudum, confirma que “probablemente una tercera parte de nuestros corredores usa beta-alanina”, aunque señala que la creatina es un suplemento más usado en el ciclismo de pista con una razón específica: tratar de ganar masa muscular en los velocistas o ciclistas de gran estatura.
Otros suplementos ergogénicos son el aminoácido HMB (Beta-hidroxi-beta-metilbutirato) -muy utilizado en el fisiculturismo- que aumenta el rendimiento y previene la descomposición de proteínas musculares, y la Carnitina, que reduce la fatiga y acelera la conversión de las grasas en energía. Sin embargo, estos suplementos no actúan inmediatamente y requieren tiempo para conseguir la mejora del rendimiento.
Hay un reforzador inmediato tradicionalmente usado en el pelotón: el bicarbonato de soda, que incrementa los niveles naturales producidos por el cuerpo para combatir los efectos del ácido láctico en los músculos. Es menos riesgoso que los estimulantes y analgésicos -como el discutido tramadol o el ibuprofeno- y “los ciclistas lo usan desde hace largo tiempo”, afirma el médico van Zuydam, del equipo Dimension Data.