Jarlinson Pantano, corriendo con el EPM.
Foto: Equipo EPM
Jarlinson Pantano apenas empezaba en el ciclismo cuando se encontró con su primer abismo. Era un vacío monumental, que se le reveló tras la escalada de una montaña en su bicicleta. Al mirar hacia abajo y ver la carretera, que, empinada y zigzagueante, se perdía con sus curvas entre la frondosidad de la montaña, sintió cosquillas en el estómago. Nunca fue miedo, pero sí curiosidad. Y ante la incertidumbre, Pantano se lanzó cuesta abajo sin temor. No una, sino mil veces. Tantas que incluso en una de esas bajadas, muchos años después, en 2016,...