El ciclismo después de la disolución del Manzana Postobón
La escuadra más importante del país se acabó por dos problemas de dopaje. Hay un proyecto de equipo en camino, pero ya no hay reversa. Análisis de los protagonistas.
Thomas Blanco- @thomblalin
Los contraplanos del ciclismo colombiano: mientras Egan Bernal levantaba los brazos en la cima del podio en los Campos Elíseos por su título en el Tour de Francia 2019, el pedalismo local ardía por la disolución del equipo Manzana Postobón debido a los tentáculos del dopaje. La única escuadra que representaba al país en la categoría Pro Continental, la segunda división del ciclismo, la única que mostraba a las jóvenes promesas en el exterior. Qué paradoja.
Los resultados analíticos adversos de Wilmar Paredes (EPO, abril 5) y Juan José Amador (Boldenona, mayo 20) hicieron que el pasado 24 de mayo la empresa Postobón decidiera retirar su patrocinio a la estructura del equipo, la Corporación Pedaleamos por Colombia. Más de 40 familias quedaron en el limbo.
Una determinación que no tiene reversa: todo se va a liquidar. Y por eso el vacío que dejó en las carreras de muchos sigue latente. Una bofetada que revolcó una estructura que siempre promulgó un ciclismo limpio y que no pudo ser inmune de ese cáncer que tiene a Colombia como el segundo país con más casos actuales de dopaje (34) en el planeta, solo por detrás de Costa Rica.
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En ese proceso de liquidación está metida la escuadra juvenil del Manzana Postobón, el equipo AV Villas, que podría estar disputando, en el Clásico RCN, su última carrera. Sin embargo, Óscar de Jesús Vargas, el exdirector deportivo del Manzana, no va a mandar por la borda lo construido durante años. De hecho, quiere empezar un nuevo proyecto y por eso, junto a “otros dos gomosos” creó una empresa llamada Pasión Pro. El propósito es tener un equipo sub 25 para el próximo año. Pero hay un deadline (fecha límite): tienen hasta el 30 de octubre para conseguir un patrocinador. Si no, todo quedará en cenizas.
El objetivo es que varias de las personas que integraban el Manzana Postobón y el AV Villas queden en el equipo. Su énfasis sería el calendario colombiano, pero no en las carreras élite sino en las juveniles. Una escuadra aficionada que buscaría correr un par de meses en el circuito europeo y conseguir una eventual clasificación al Tour de L’Avenir y al Giro de Italia sub 23.
“Muy triste. Teníamos para firmar tres años más con Postobón y venían corredores con mucho futuro por delante. Por un error de dos muchachos se fue todo al carajo. Cuando uno está en un grupo y una persona se equivoca, tiene que dar un paso al frente y asumir la responsabilidad de sus actos. Pero ellos optaron por el silencio, por dejar un manto de dudas sobre todo el grupo en el que todos somos culpables”, admite Vargas.
Un imperativo del ciclismo colombiano: todos saben que el dopaje está ahí, pero nadie dice nada. Hay una ley del silencio.
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“Este es, tal vez, el año más complejo para conseguir patrocinios. Hay una incertidumbre muy grande porque la mayoría de los equipos son estatales o gubernamentales, puras loterías, gobernaciones, alcaldías. Creo que solo hay uno de empresa privada que tiene firme su patrocinio para el año que viene. Todos felices con el triunfo de Egan, pero nadie se mete la mano al drill. Construir y hacer ciclismo con limosna es imposible”, agrega.
Carlos Julián Quintero, una de las figuras del equipo, duró dos meses en la incertidumbre. Un presente gaseoso que lo afectó a nivel emocional. Hasta perdió la motivación para entrenar. Hoy por hoy compite en el Clásico RCN con el Avinal y cierra su temporada en el ciclismo chino en el Ningxia Sports Lottery. “Es una tusa muy brava. Había ganado en Asturias, estaba más fino que nunca. Estaba listo para pelear una carrera un fin de semana y dos días antes nos dijeron que se acababa el equipo. Queda una amargura infinita, porque por uno no pueden pagar todos. Me costó recuperarme en la parte mental, en esto necesitas vigencia para competir; si la pierdes seis meses, puedes echar a la basura el trabajo de muchos años”, sentencia Carlos Julián, quien espera volver al ciclismo europeo en 2020.
Y también hay quienes no contaron con la misma suerte. Como Daniel Jaramillo, quien sigue mandando hojas de vida. “Por suerte nos pagaron todo el año, pero el día a día es duro. Lo voy llevando trabajando en una panadería en La Ceja y montando en bicicleta para que no me dé tan duro volver”.
¿Y qué es de la vida del entrenador Luis Fernando Saldarriaga? En la academia. Hablando de la importancia de la ciencia y tecnología en el ciclismo en la Fundación Universitaria María Cano de Medellín. “Un bonito proyecto en el que lo teníamos todo, pero se fue. Creo que fue justa la decisión porque se marcó un precedente: cuando alguien hace las cosas mal juega con la cabeza de mucha gente. El dopaje es un tema muy delicado”, dice quien dirigió el equipo que comenzó con el nombre de Colombia es Pasión, que luego fue patrocinado por Coldeportes y 4-72. Por sus filas pasaron hombres como Nairo Quintana, Esteban Chaves, Jarlinson Pantano, Sergio Luis Henao y Fabio Duarte, entre otros.
En el pasado cercano exportó dos grandes corredores a Europa: el velocista Juan Sebastián Molano al UAE Emirates y Sergio Higuita, revelación de la pasada Vuelta a España, al Education First. El antioqueño, quien ganó una etapa en la ronda española, confesó que se podía quemar un cartucho más para salvar el equipo. “Creo que el equipo pudo haber luchado por continuar. Encontrar el problema, hablar con Postobón y seguir en la pelea. Es una tristeza enorme por esta escuadra que representaba a Colombia en Europa”.
Y también se repasan los libros de historia, y se empiezan a recordar épocas mejores como cuando se creó el equipo Postobón (1986), el mismo que un año después ya corría su primer Tour de Francia y quedaba campeón por equipos de La Vuelta a España de 1987, la que ganó Lucho Herrera. “Hay una mafia que asegura que no se marcan positivos y luego que amenaza de muerte a los ciclistas. Es algo muy grave porque quienes están detrás de eso son personas que están muy dentro de nuestro medio. ¡El enemigo está en la casa! Eso no lo venden desconocidos. Mauricio Vargas, nuevo presidente de la Federación Colombiana de Ciclismo, tiene que hacer que la gente hable y saber con quiénes se está rodeando”, apunta Ómar El Zorro Hernández, miembro de aquella recordada escuadra y ganador de la etapa 20 de la ronda ibérica.
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El dopaje hizo metástasis en el ciclismo colombiano. No hay vuelta atrás, el equipo más importante del país es historia. Queda construir sobre lo construido. Empieza una nueva era: la del después de la disolución del Manzana Postobón.
Thomas Blanco- @thomblalin
tblanco@elespectador.com
Los contraplanos del ciclismo colombiano: mientras Egan Bernal levantaba los brazos en la cima del podio en los Campos Elíseos por su título en el Tour de Francia 2019, el pedalismo local ardía por la disolución del equipo Manzana Postobón debido a los tentáculos del dopaje. La única escuadra que representaba al país en la categoría Pro Continental, la segunda división del ciclismo, la única que mostraba a las jóvenes promesas en el exterior. Qué paradoja.
Los resultados analíticos adversos de Wilmar Paredes (EPO, abril 5) y Juan José Amador (Boldenona, mayo 20) hicieron que el pasado 24 de mayo la empresa Postobón decidiera retirar su patrocinio a la estructura del equipo, la Corporación Pedaleamos por Colombia. Más de 40 familias quedaron en el limbo.
Una determinación que no tiene reversa: todo se va a liquidar. Y por eso el vacío que dejó en las carreras de muchos sigue latente. Una bofetada que revolcó una estructura que siempre promulgó un ciclismo limpio y que no pudo ser inmune de ese cáncer que tiene a Colombia como el segundo país con más casos actuales de dopaje (34) en el planeta, solo por detrás de Costa Rica.
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En ese proceso de liquidación está metida la escuadra juvenil del Manzana Postobón, el equipo AV Villas, que podría estar disputando, en el Clásico RCN, su última carrera. Sin embargo, Óscar de Jesús Vargas, el exdirector deportivo del Manzana, no va a mandar por la borda lo construido durante años. De hecho, quiere empezar un nuevo proyecto y por eso, junto a “otros dos gomosos” creó una empresa llamada Pasión Pro. El propósito es tener un equipo sub 25 para el próximo año. Pero hay un deadline (fecha límite): tienen hasta el 30 de octubre para conseguir un patrocinador. Si no, todo quedará en cenizas.
El objetivo es que varias de las personas que integraban el Manzana Postobón y el AV Villas queden en el equipo. Su énfasis sería el calendario colombiano, pero no en las carreras élite sino en las juveniles. Una escuadra aficionada que buscaría correr un par de meses en el circuito europeo y conseguir una eventual clasificación al Tour de L’Avenir y al Giro de Italia sub 23.
“Muy triste. Teníamos para firmar tres años más con Postobón y venían corredores con mucho futuro por delante. Por un error de dos muchachos se fue todo al carajo. Cuando uno está en un grupo y una persona se equivoca, tiene que dar un paso al frente y asumir la responsabilidad de sus actos. Pero ellos optaron por el silencio, por dejar un manto de dudas sobre todo el grupo en el que todos somos culpables”, admite Vargas.
Un imperativo del ciclismo colombiano: todos saben que el dopaje está ahí, pero nadie dice nada. Hay una ley del silencio.
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“Este es, tal vez, el año más complejo para conseguir patrocinios. Hay una incertidumbre muy grande porque la mayoría de los equipos son estatales o gubernamentales, puras loterías, gobernaciones, alcaldías. Creo que solo hay uno de empresa privada que tiene firme su patrocinio para el año que viene. Todos felices con el triunfo de Egan, pero nadie se mete la mano al drill. Construir y hacer ciclismo con limosna es imposible”, agrega.
Carlos Julián Quintero, una de las figuras del equipo, duró dos meses en la incertidumbre. Un presente gaseoso que lo afectó a nivel emocional. Hasta perdió la motivación para entrenar. Hoy por hoy compite en el Clásico RCN con el Avinal y cierra su temporada en el ciclismo chino en el Ningxia Sports Lottery. “Es una tusa muy brava. Había ganado en Asturias, estaba más fino que nunca. Estaba listo para pelear una carrera un fin de semana y dos días antes nos dijeron que se acababa el equipo. Queda una amargura infinita, porque por uno no pueden pagar todos. Me costó recuperarme en la parte mental, en esto necesitas vigencia para competir; si la pierdes seis meses, puedes echar a la basura el trabajo de muchos años”, sentencia Carlos Julián, quien espera volver al ciclismo europeo en 2020.
Y también hay quienes no contaron con la misma suerte. Como Daniel Jaramillo, quien sigue mandando hojas de vida. “Por suerte nos pagaron todo el año, pero el día a día es duro. Lo voy llevando trabajando en una panadería en La Ceja y montando en bicicleta para que no me dé tan duro volver”.
¿Y qué es de la vida del entrenador Luis Fernando Saldarriaga? En la academia. Hablando de la importancia de la ciencia y tecnología en el ciclismo en la Fundación Universitaria María Cano de Medellín. “Un bonito proyecto en el que lo teníamos todo, pero se fue. Creo que fue justa la decisión porque se marcó un precedente: cuando alguien hace las cosas mal juega con la cabeza de mucha gente. El dopaje es un tema muy delicado”, dice quien dirigió el equipo que comenzó con el nombre de Colombia es Pasión, que luego fue patrocinado por Coldeportes y 4-72. Por sus filas pasaron hombres como Nairo Quintana, Esteban Chaves, Jarlinson Pantano, Sergio Luis Henao y Fabio Duarte, entre otros.
En el pasado cercano exportó dos grandes corredores a Europa: el velocista Juan Sebastián Molano al UAE Emirates y Sergio Higuita, revelación de la pasada Vuelta a España, al Education First. El antioqueño, quien ganó una etapa en la ronda española, confesó que se podía quemar un cartucho más para salvar el equipo. “Creo que el equipo pudo haber luchado por continuar. Encontrar el problema, hablar con Postobón y seguir en la pelea. Es una tristeza enorme por esta escuadra que representaba a Colombia en Europa”.
Y también se repasan los libros de historia, y se empiezan a recordar épocas mejores como cuando se creó el equipo Postobón (1986), el mismo que un año después ya corría su primer Tour de Francia y quedaba campeón por equipos de La Vuelta a España de 1987, la que ganó Lucho Herrera. “Hay una mafia que asegura que no se marcan positivos y luego que amenaza de muerte a los ciclistas. Es algo muy grave porque quienes están detrás de eso son personas que están muy dentro de nuestro medio. ¡El enemigo está en la casa! Eso no lo venden desconocidos. Mauricio Vargas, nuevo presidente de la Federación Colombiana de Ciclismo, tiene que hacer que la gente hable y saber con quiénes se está rodeando”, apunta Ómar El Zorro Hernández, miembro de aquella recordada escuadra y ganador de la etapa 20 de la ronda ibérica.
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El dopaje hizo metástasis en el ciclismo colombiano. No hay vuelta atrás, el equipo más importante del país es historia. Queda construir sobre lo construido. Empieza una nueva era: la del después de la disolución del Manzana Postobón.
Thomas Blanco- @thomblalin
tblanco@elespectador.com