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Proyecto de Superliga, ruptura de contratos “como en el fútbol”, fusión abortada entre mastodontes: el ciclismo se interroga más que nunca sobre su modelo económico imperfecto, que contrasta con la profesionalización cada vez más acusada del pelotón.
Mientras la temporada ciclista va poco a poco ganando en intensidad, el mundo del ciclismo se recupera de un “invierno agitado”, resume Cédric Vasseur, mánager del equipo Cofidis.
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En primer lugar, el proyecto de fusión entre dos de las formaciones más poderosas, el equipo neerlandés Jumbo-Visma —convertido bajo su nueva denominación en Visma Lease a Bike— y el belga Soudal-Quick Step, que mantuvo en vilo al pelotón antes de que las negociaciones se rompiesen para alivio en primer lugar de aquellos que hubieran perdido su empleo.
Todavía en estado de shock, el traspaso de Cian Uijtdebroeks, en contra de las normas tradicionales en el ciclismo, rompiendo su contrato con el equipo alemán Bora-Hansgrohe para unirse al Visma-Lease a Bike, volvió a hacer enarcar las cejas a más de uno.
A unas horas de que Cian Uijtdebroeks se presentara con el Visma - Lease a Bike, el Bora Hansgrohe informó que los dos equipos y el corredor firmaron hoy un acuerdo, aprobado por la UCI, por el cual el contrato del belga con BOH finalizará el 31 de diciembre. pic.twitter.com/SbNLM6ETJ0
— Goga Ruiz-Sandoval (@BiciGoga) December 21, 2023
“Sobre los traspasos, yo estoy en contra, no tengo ganas de que nos parezcamos al fútbol”, estimó Marc Madiot, patrón de la formación Groupama-FDJ.
Por último, entre bastidores, otro proyecto agita la pecera, el de la creación de una ‘Superliga’, un asunto recurrente que se adaptaría a los tiempos actuales con la denominación de ‘One Cycling’.
La idea, apoyada por varios equipos de élite, consistiría en diseñar un nuevo modelo económico con una reestucturación del calendario, una redistribución de los derechos de televisión y una mano tendida a nuevos inversores.
Arabia Saudita, un problema inminente
Según medios británicos, después del fútbol, el golf y la Fórmula 1, el fondo soberano saudita (PIF) estaría siguiendo de cerca el nicho del ciclismo.
Los obstáculos son aún numerosos, ya que todo proyecto de reforma, además de recibir el aval de la Unión Ciclista Internacional (UCI), corre el riesgo de encontrarse con la oposición de las carreras ciclistas, comenzando con el todopoderoso organizador del Tour de Francia, Amaury Sport Organisation (ASO).
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“El mundo está cambiando y nuestros adversarios no son los otros equipos o los organizadores de carreras, son el fútbol, el rugby, la NFL o la Fórmula 1. Si no hacemos nada tendremos un problema”, proclama Richard Plugge, director del Visma-Lease a Bike y presidente de la Asociación de Equipos Profesionales (AIGCP).
Según Plugge, los brillos del ciclismo, en un momento deportivo histórico, con corredores como Jonas Vingegaard, Tadej Pogacar o Mathieu van der Poel, esconden un trasfondo más sombrío.
“Por una parte, el ciclismo se halla en buen estado, como demuestra la llegada de nuevos patrocinadores”, afirma, mientras Décathlon, Lidl, y más recientemente Red Bull han decidido invertir en los equipos World Tour. “Pero, por otro lado, un gran número de organizadores y equipos están en peligro”, añade Plugge.
Que el Jumbo-Visma haya “rozado la bancarrota” después de haber ganado las tres grandes vueltas en 2023 dice mucho”, apoya Jonathan Vaughters, patrón del equipo estadounidense EF Education, quien también milita por un “cambio profundo”.
La especificidad del ciclismo no es nueva; la de un deporte en el que los equipos no solo se ven privados de los ingresos por venta de entradas, sino que los derechos de televisión van al bolsillo de los organizadores, lo que los hace totalmente dependientes de los patrocinadores.
La competencia contra multimillonarios y emires
“El modelo de negocio no es el mejor porque pone realmente en dificultades de forma recurrente a las estructuras. Si el patrocinador decide cambiar de filosofía, el equipo desaparece”, apunta Cédric Vasseur.
ASO se ve a menudo en el centro de los recelos de los equipos, que la acusan de monopolizar la ‘gallina de los huevos de oro’. Sin embargo, las dificultades económicas de los equipos se deben también a la inflación de los presupuestos y de los salarios.
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“El sistema no puede perdurar así porque habrá muchos equipos que desaparecerán”, previene Vasseur.
En la misma línea, Marc Madiot aboga por la instauración de un “salary cap”, un tope salarial para evitar un “ciclismo a dos velocidades”. Por un lado, con equipos como el suyo, séptimo en la clasificación UCI en 2023 y primero detrás de los multimillonarios y los emires. Y, por el otro, estructuras apoyadas por un mecenas o un estado como el UAE Emirates, en el que Tadej Pogacar, el ciclista mejor pagado del planeta, cobra siete millones de euros al año ($USD 7,5 millones).
“En Italia ya no hay equipo World Team. E incluso en lo más alto de la pirámide, los grandes llegan a querer asociarse. Eso quiere decir que el sistema (...) descansa sobre arena”, insiste Madiot, quien espera “mucho de la UCI en ese campo”, o “seremos llevados a la desaparición”.
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