Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Algunos dirán que se inmoló, que su lucha fue en vano, que no valió la pena, que dio una pelea que no tenía que dar. Y esa “fuerza oscura” del dopaje que imperó en el ciclismo colombiano a la que tanto frente le hizo con sus palabras, que no cayeron bien en un pelotón que tendió a marginarlo, a empujarlo, a llevarlo a la picota pública, hizo que en 2018, a sus 30 años, tras un primer retiro en 2015, decidiera retirarse de manera definitiva. Se fue podrido del ciclismo.
No quería saber nada más de la bicicleta, nunca más. Quería ser invisible, todo se resumiría, de ahora en adelante, a sus cultivos de café. “Era un ambiente tenso, a lo mejor al comienzo muchos de mis colegas no conocían cuál era mi verdadera intención: creían que quería hacerle daño al ciclismo. Son cosas que ya están en el pasado y al final entendíamos que era algo que nos convenía a todos. Por ahí tuve roces que me dieron a entender que lo que dije tuvo mucho peso, por eso me retiré. Fue difícil para mí, terminé mi carrera a destiempo, quería tres años más. Cuando me retiré no quería saber de ciclismo, me iba a escapar… pero no sabía que la vida me tenía guardada una oportunidad para aportarle cosas buenas al ciclismo desde otro punto de vista”.
El ángulo: director deportivo del equipo continental Panamá es Cultura y Valores, la nueva gran apuesta del ciclismo panameño. Una nómina competitiva en la que tiene dos pedalistas de gran cartel: Christofer Jurado y Franklin Archibold, dos hombres que ya han develado su categoría en la Vuelta a Colombia. Una carrera que le trae recuerdos muy difíciles a Villegas. Otra vez, frente a frente a caras conocidas... pero no dudo en venir: respira una nueva energía en el pelotón. Las cosas han cambiado.
(Lea también: La historia de la Vuelta a Colombia: “El Zipa” Forero, su ingeniero)
“Contrario a lo que pensarían me gusta que me hagan la pregunta, me siento muy bien en la vuelta. Aquí hice buenas actuaciones, a pesar de todas las circunstancias del tema que hablé hace algunos años. Creo que ya nos dimos cuenta de que es algo que nos conviene a todos, porque es cuidar la salud de los corredores, cuidar la imagen de la carrera, del ciclismo. Se respira un nuevo aire de juego limpio. Ya son más equipos los que les apuestan a eso, hay un ambiente diferente”. Tanto que en toda la entrevista no pronunció la palabra a la que más eco le hizo en su carrera.
El balance de Panamá es prometedor: tuvieron cuatro victorias en la Vuelta a Guatemala, ganaron el Campeonato Centroamericano, ocuparon con Archibold un podio en el Grand Prix Gundogmus de Turquía, el primero de un equipo panameño en Europa, carrera que fue ganada por un colombiano: Carlos Julián Quintero.
Y así, de forma paulatina, el ciclismo y la vida le dan una revancha. De una burbuja de bondad que tejió de niño cuando su papá, furibundo oyente de la radio y de las bielas, le leía revistas con las hazañas de Cochise, de Lucho Herrera. Pero esa burbuja se reventó… apareció la labia de los entrenadores para ofrecerle productos que lo iban a convertir en el mejor ciclista del país. Su no fue rotundo. “Yo soñaba con ir a todo pulmón y ser un gran ciclista. Un pulmón limpio en el que ganara el mejor. ¿Qué si me arrepiento de algo? No me arrepiento de nada. Así haya pasado por malos momentos, con buenas intenciones, al final del día hay una satisfacción por haber luchado por una buena causa”.
¿Su preparación? Está realizando el curso UCI nivel 1 y estudia Ciencia del Ejercicio en la Universidad de Colorado. “De corredor investigué mucho, me gusta la academia del deporte, la parte fisiológica, los comportamientos del cuerpo y sigo aprendiendo para darle un apoyo profesional a los muchachos”.
(Lea: Darwin Atapuma: “El ciclismo colombiano es loco”)
Cuando se retiró, hace tres años, pensó que estaría sumergido en los cafetales, en el campo, en su finca; sin mirar atrás. “Siendo honesto, nunca me visualicé como director deportivo. Creí que todo iba a ser en el campo. Pero la vida me fue llevando a esto, mi experiencia es valiosa y me hace feliz”.
Una burbuja que se reventó y que hoy, tantos años después, ha vuelto a recuperar. Quedarse callado nunca fue una opción, coger el carril corto tampoco. Un carril que lo castigó, pero que por fin le da una nueva oportunidad.
Por: Thomas Blanco- @thomblalin