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El fin de los cuatro años del calvario de Róbinson López

El prometedor ciclista boyacense fue uno de los ocho hombres que dieron positivo en el control al dopaje en la Vuelta a Colombia 2017. Dice que lo engañaron, pero no dio nombres propios. Trabajó como cajero en una cancha de fútbol 5 y cuatro años después regresó con un top 10 en el Clásico RCN.

Thomas Blanco
31 de octubre de 2021 - 02:10 p. m.
López fue campeón nacional sub 23 en 2017. Sin mirar atrás.
López fue campeón nacional sub 23 en 2017. Sin mirar atrás.
Foto: Thomas Blanco

El de Róbinson López fue uno de los ocho nombres que salieron positivos en el control al dopaje tras la Vuelta a Colombia 2017, carrera en la que ganó la clasificación sub 23. La sustancia: CERA, un EPO de tercera generación. Y la dolorosa suspensión por cuatro años de uno de los ciclistas más prometedores del ciclismo colombiano, que ese año había sido campeón nacional sub 23.

Ya tenía listo su fichaje con un equipo europeo: el Unieuro Trevigiani Continental de Italia. Y todo se fue a la borda tras ese resultado analítico adverso. Obvio, como siempre, no dio nombres propios. Se mantuvo en silencio. “Me engañaron. Una persona en la que confiaba y con la que salía a entrenar me ofreció unas vitaminas un mes antes de la Vuelta a Colombia. No sabía qué estaba tomando y lamentablemente pasó lo que pasó”, le dijo a este diario por esos días.

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De ciclista consagrado pasó a ser cajero en las canchas de fútbol sintéticas 5 Site en Bogotá. Allí trabajó por tres años. Luego pasó a vender repuestos de carros y a trabajar en un taller. Nunca dudó: iba a volver. “Mi familia siempre me apoyó. Siempre que salía a montar cada ocho días lo hacía con mucho amor pensando en el día en el que me tocara volver. Le aposté a eso, a llegar fuerte”, reconoce López, quien ya tiene 25 años y solía entrenar con Nairo Quintana, uno de los padrinos de los ciclistas boyacenses.

La sanción se venció el pasado 1 de agosto de 2021. Regresó en la Vuelta a Boyacá, luego estuvo en la Vuelta a Antioquia y cerrará su temporada con un décimo puesto en el Clásico RCN con el equipo Sundark. “Ya veremos qué llega el próximo año, después de esta presentación vamos a tener una buena campaña con un buen equipo, aún no se sabe cuál”.

Ya le echó tierra a lo que no pudo ser. “Son problemas del pasado, están olvidados. Solo pienso en lo que viene, estoy entusiasmado por volver a sentirme ciclista. A veces uno se deja llevar por el entusiasmo y por querer hacer más. Es mejor tener calma y entrenar más, la única clave del éxito es la disciplina”.

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Y un testimonio más en el que el ciclista se llevó la peor parte: la sanción deportiva y social. Mientras toda la cadena de suministro, más sofisticada de lo que se cree, siguió en el anonimato, en su statu quo. “Yo creo que los factores llevan a que el ciclista se lleve el peor papel. Es algo triste, pero no se puede hacer nada”. Él lo dice: no se puede hacer nada.

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