El panorama del ciclismo femenino antes de la Vuelta a Colombia 2023
Nuestro país es conocido mundialmente por la calidad de sus ciclistas. En los últimos años, las mujeres también han logrado tener protagonismo con diferentes logros a nivel internacional. ¿Qué tan lejos están de tener el mismo apoyo de los hombres?
Tatiana Cruz
A pesar de que ha evolucionado en los últimos años, el ciclismo femenino todavía tiene una cuenta pendiente en Colombia. “El porcentaje de mujeres que hoy en día aún se costean sus gastos para participar en algunas carreras es de un 80%. Además, muchos de los equipos no tienen la posibilidad de brindarles un sueldo a sus deportistas y solo cumplen con llevarlas a la competencia y cubrirles los gastos”, explica la deportista Ana Cristina Sanabria.
El ciclismo antes se encontraba descuidado en todas las modalidades, ahora lucha para profesionalizarse y mejorar las condiciones de quienes lo practican. Especialmente en el nuevo siglo aparecieron figuras como María Luisa Calle y Mariana Pajón, quienes con sus medallas olímpicas y mundiales en pista, BMX y ciclismo de ruta, respectivamente, le dieron impulso y relevancia a las mujeres.
La ruta empezó a crecer en serio desde la creación de la Vuelta Colombia Femenina hace ocho años, con figuras como Ana Cristina Sanabria y Diana Peñuela a la cabeza. En la primera edición de esa carrera, en 2016, participaron 105 mujeres de 24 equipos. Para la de 2022 compitieron 151 corredoras en 28 escuadras.
En el evento, que este año se disputará desde este miércoles 26 hasta el domingo 30 de julio por carreteras de Cundinamarca, Boyacá y Santander, participarán 147 ciclistas de 27 equipos y es considerado desde 2017 como carrera internacional de categoría 2.2. Sin embargo, “para poder crecer la Vuelta a Colombia Femenina debe subir a la categoría 2.1”, explica la exciclista y entrenadora del equipo Pacto por el Deporte Rocío Parrado.
Generalmente las carreras 2.2 son organizadas para promover el ciclismo en regiones y países entre las categorías juvenil y sub 23. Estas competencias son de mucho menor nivel que las demás. En las pruebas 2.1, más exigentes y mejor organizadas, pueden correr los equipos de categoría World Tour, Pro Continental y algunos continental.
El panorama del ciclismo femenino en Colombia
En Colombia no solo se realiza la Vuelta a Colombia Femenina. La FCC también organiza los campeonatos Nacionales de Ruta, la Vuelta al Futuro y el Tour Femenino. A nivel regional hay otras carreras que son organizadas por las ligas departamentales como la Vuelta a Antioquia, la Vuelta Juvenil Femenina, las Vueltas a Cundinamarca, Boyacá, Valle, Tolima, Santander y al Carmen del Viboral. Incluso, la competencia no se queda solo en la ruta, pues también se realizan campeonatos de ciclismo de pista y BMX, modalidades en las que Colombia es referencia mundial, con Martha Bayona, campeona de Copas del Mundo, como referente en la actualidad.
La financiación para estos eventos la asume la Federación con “los gastos de alojamiento y alimentación”, afirmó el presidente del ente rector del ciclismo colombiano, Jorge Mauricio Vargas Carreño. Además, para el desarrollo del ciclismo en el año 2023, el Ministerio del Deporte le entregó a la entidad una cifra de $9.000 millones, aseguró el dirigente.
En la ruta se ha visto el crecimiento en el número de licencias de pedalistas en la rama femenina. Para 2021 fueron 340, en 2022 fueron 367 y en lo que va de 2023 se han expedido 295, todavía lejos de las 1.377 licencias masculinas. En pista se sacaron 68 licencias masculinas y 40 femeninas. Además, existen 16 equipos profesionales de ciclismo femenino y 26 masculinos, según la FCC.
“En mi época, no había ciclistas mujeres, me tocó siempre correr con los hombres de élite y hacer los chequeos de pista con ellos. Era un ritmo durísimo, pero siento que me sirvió mucho, pues los promedios de velocidad eran muy altos. Sufrí bastante”, contó a El Espectador María Luisa Calle, medallista olímpica y mundial.
No solo es un problema de acceso, también es de preparación, según Calle. La ex ciclista dice que en Estados Unidos y en Europa se tiene un nivel muy alto debido a la alta frecuencia de competencias. “En Colombia se puede percibir que cuando las niñas están en ruta es difícil que vayan a la pista, a no ser que tengan apoyo u estén en una selección. Además, existen otros problemas: el poco fogueo que hay en pista y no contar con los suficientes velódromos.
“Muchas corredoras emprenden el rumbo a Europa solas para prepararse para las competencias y mejorar la condición física. Sin embargo, eso es sumamente costoso para una deportista que no cuenta con los suficientes recursos”, dice Rocío Parrado.
Para Ana Cristina Sanabria, ciclista profesional ganadora de tres Vueltas a Colombia y corredora del equipo Pacto por el Deporte, “el ciclismo femenino colombiano ha mejorado en difusión y visibilidad. Sin embargo, falta mucho porque todavía se ve desigualdad”. “Falta que tengan más en cuenta a las mujeres en las clásicas regionales y también mostrar más los triunfos y participaciones en las carreras en el exterior por parte de las ciclistas colombianas”, agregó.
Para Sanabria, las ciclistas además deberían recorrer los mismos kilómetros y tener el mismo número de etapas que los hombres, algo que no sucede: “Los recorridos acá son mucho más cortos en comparación a los que se hacen en Europa”.
Para el año 2023 las mujeres profesionales que compiten en ruta representan el 25% de los deportistas afiliados a la Federación Colombiana de Ciclismo. Contando las demás modalidades, como ciclo montañismo, BMX y pista, el porcentaje femenino llega al 30%. El 70% restante son hombres. De todas las competencias que se realizan, el 65% son masculinas y el 35% femeninas, agregó Jorge Mauricio Vargas Correa.
En Latinoamérica, Colombia ha demostrado durante décadas ser uno de los países más fuertes en todas las modalidades. Los logros han sido enormes en los eventos del ciclo olímpico, como juegos Bolivarianos, Suramericanos, Centroamericanos y de Caribe y Panamericanos. Incluso el ciclismo colombiano es considerado protagonista a nivel mundial, cosa que antes no ocurría porque no se creía en la capacidad de las mujeres y no se les apoyaba.
Rocío Parrado, entrenadora del equipo patrocinado por el Ministerio del Deporte, explica cómo ha cambiado esa situación, al punto de que la escuadra que dirige participó por primera vez en la historia en el Giro Rosa, en Italia. Son 13 pedalistas que conforman la escuadra continental Pacto por el Deporte y que han corrido este año en la Vuelta Andalucía y la Vuelta Burgos.
Pacto por el Deporte, antes Colombia Tierra de Atletas, lleva una trayectoria de cuatro años contando con el apoyo del gobierno nacional. Un impulso económico que empezó con un presupuesto de $1.000 millones y en la actualidad está sobre los $3.000 millones. “El gobierno patrocinaba a los hombres y hoy en día también benefician a las mujeres”, agregó Parrado.
¿Qué le falta al ciclismo femenino colombiano?
Pese al apoyo del Ministerio del Deporte, de diferentes entidades departamentales y de algunas empresas privadas, muchas deportistas no puedan desarrollar sus destrezas por falta de recursos económicos. Solo la manutención de un equipo profesional, su logística e infraestructura requieren de mucho presupuesto y organización, por lo menos para brindarle las comodidades básicas a las deportistas.
El gasto anual de un equipo profesional femenino en Colombia puede estar entre $500 millones y $1.500 millones. Tienen, sin embargo, beneficios tributarios y retribución publicitaria. Aún así no son muchas las compañías que se aventuran a invertir en el ciclismo y en deporte en general.
“Una de las desventajas que aún se ven en el ciclismo colombiano es que la mayorías de las deportistas no cuentan con un salario digno y estable”, señaló la pedalista Ana Cristina Sanabria. Y aunque no es su caso en la actualidad, sí lo vivió en los inicios de su carrera: “Al principio me tocaba sacar dinero prestado para competir, muchas veces pensé que estaba en el lugar equivocado”.
No es el único caso, en un comienzo María Luisa Calle, ganadora de una medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, también tuvo que pasar por las mismas dificultades. Recuerda que muchas veces no había apoyo para hombres ni mujeres. Les tocaba rebuscarse los recursos para poder competir, siendo conscientes de que el pago era poco o muchas veces nada.
Los montos de las bolsas de premiación de las carreras es algo de lo que no se habla, pero sigue siendo un escenario de desigualdad. Las mujeres reciben menores premios que los hombres. Además, la cantidad de eventos de ciclismo para mujeres ha sido históricamente mucho menor que para los hombres. Así lo recuerda Rocío Parrado, a quien en una de las competencias le regalaron un oso de peluche y al ganador en la rama masculina un trofeo y dinero.
La ausencia de patrocinadores de la empresa privada todavía es notoria, porque no se ha creado la suficiente conciencia de que el ciclismo femenino es importante y sigue evolucionando. También falta compromiso y confianza por parte de dirigentes y entrenadores para consolidar un proceso que ayude a que pedalazo a pedalazo, nuestras escaladoras, pasistas y velocistas alcancen la meta y dejen a Colombia en lo más alto.
A pesar de que ha evolucionado en los últimos años, el ciclismo femenino todavía tiene una cuenta pendiente en Colombia. “El porcentaje de mujeres que hoy en día aún se costean sus gastos para participar en algunas carreras es de un 80%. Además, muchos de los equipos no tienen la posibilidad de brindarles un sueldo a sus deportistas y solo cumplen con llevarlas a la competencia y cubrirles los gastos”, explica la deportista Ana Cristina Sanabria.
El ciclismo antes se encontraba descuidado en todas las modalidades, ahora lucha para profesionalizarse y mejorar las condiciones de quienes lo practican. Especialmente en el nuevo siglo aparecieron figuras como María Luisa Calle y Mariana Pajón, quienes con sus medallas olímpicas y mundiales en pista, BMX y ciclismo de ruta, respectivamente, le dieron impulso y relevancia a las mujeres.
La ruta empezó a crecer en serio desde la creación de la Vuelta Colombia Femenina hace ocho años, con figuras como Ana Cristina Sanabria y Diana Peñuela a la cabeza. En la primera edición de esa carrera, en 2016, participaron 105 mujeres de 24 equipos. Para la de 2022 compitieron 151 corredoras en 28 escuadras.
En el evento, que este año se disputará desde este miércoles 26 hasta el domingo 30 de julio por carreteras de Cundinamarca, Boyacá y Santander, participarán 147 ciclistas de 27 equipos y es considerado desde 2017 como carrera internacional de categoría 2.2. Sin embargo, “para poder crecer la Vuelta a Colombia Femenina debe subir a la categoría 2.1”, explica la exciclista y entrenadora del equipo Pacto por el Deporte Rocío Parrado.
Generalmente las carreras 2.2 son organizadas para promover el ciclismo en regiones y países entre las categorías juvenil y sub 23. Estas competencias son de mucho menor nivel que las demás. En las pruebas 2.1, más exigentes y mejor organizadas, pueden correr los equipos de categoría World Tour, Pro Continental y algunos continental.
El panorama del ciclismo femenino en Colombia
En Colombia no solo se realiza la Vuelta a Colombia Femenina. La FCC también organiza los campeonatos Nacionales de Ruta, la Vuelta al Futuro y el Tour Femenino. A nivel regional hay otras carreras que son organizadas por las ligas departamentales como la Vuelta a Antioquia, la Vuelta Juvenil Femenina, las Vueltas a Cundinamarca, Boyacá, Valle, Tolima, Santander y al Carmen del Viboral. Incluso, la competencia no se queda solo en la ruta, pues también se realizan campeonatos de ciclismo de pista y BMX, modalidades en las que Colombia es referencia mundial, con Martha Bayona, campeona de Copas del Mundo, como referente en la actualidad.
La financiación para estos eventos la asume la Federación con “los gastos de alojamiento y alimentación”, afirmó el presidente del ente rector del ciclismo colombiano, Jorge Mauricio Vargas Carreño. Además, para el desarrollo del ciclismo en el año 2023, el Ministerio del Deporte le entregó a la entidad una cifra de $9.000 millones, aseguró el dirigente.
En la ruta se ha visto el crecimiento en el número de licencias de pedalistas en la rama femenina. Para 2021 fueron 340, en 2022 fueron 367 y en lo que va de 2023 se han expedido 295, todavía lejos de las 1.377 licencias masculinas. En pista se sacaron 68 licencias masculinas y 40 femeninas. Además, existen 16 equipos profesionales de ciclismo femenino y 26 masculinos, según la FCC.
“En mi época, no había ciclistas mujeres, me tocó siempre correr con los hombres de élite y hacer los chequeos de pista con ellos. Era un ritmo durísimo, pero siento que me sirvió mucho, pues los promedios de velocidad eran muy altos. Sufrí bastante”, contó a El Espectador María Luisa Calle, medallista olímpica y mundial.
No solo es un problema de acceso, también es de preparación, según Calle. La ex ciclista dice que en Estados Unidos y en Europa se tiene un nivel muy alto debido a la alta frecuencia de competencias. “En Colombia se puede percibir que cuando las niñas están en ruta es difícil que vayan a la pista, a no ser que tengan apoyo u estén en una selección. Además, existen otros problemas: el poco fogueo que hay en pista y no contar con los suficientes velódromos.
“Muchas corredoras emprenden el rumbo a Europa solas para prepararse para las competencias y mejorar la condición física. Sin embargo, eso es sumamente costoso para una deportista que no cuenta con los suficientes recursos”, dice Rocío Parrado.
Para Ana Cristina Sanabria, ciclista profesional ganadora de tres Vueltas a Colombia y corredora del equipo Pacto por el Deporte, “el ciclismo femenino colombiano ha mejorado en difusión y visibilidad. Sin embargo, falta mucho porque todavía se ve desigualdad”. “Falta que tengan más en cuenta a las mujeres en las clásicas regionales y también mostrar más los triunfos y participaciones en las carreras en el exterior por parte de las ciclistas colombianas”, agregó.
Para Sanabria, las ciclistas además deberían recorrer los mismos kilómetros y tener el mismo número de etapas que los hombres, algo que no sucede: “Los recorridos acá son mucho más cortos en comparación a los que se hacen en Europa”.
Para el año 2023 las mujeres profesionales que compiten en ruta representan el 25% de los deportistas afiliados a la Federación Colombiana de Ciclismo. Contando las demás modalidades, como ciclo montañismo, BMX y pista, el porcentaje femenino llega al 30%. El 70% restante son hombres. De todas las competencias que se realizan, el 65% son masculinas y el 35% femeninas, agregó Jorge Mauricio Vargas Correa.
En Latinoamérica, Colombia ha demostrado durante décadas ser uno de los países más fuertes en todas las modalidades. Los logros han sido enormes en los eventos del ciclo olímpico, como juegos Bolivarianos, Suramericanos, Centroamericanos y de Caribe y Panamericanos. Incluso el ciclismo colombiano es considerado protagonista a nivel mundial, cosa que antes no ocurría porque no se creía en la capacidad de las mujeres y no se les apoyaba.
Rocío Parrado, entrenadora del equipo patrocinado por el Ministerio del Deporte, explica cómo ha cambiado esa situación, al punto de que la escuadra que dirige participó por primera vez en la historia en el Giro Rosa, en Italia. Son 13 pedalistas que conforman la escuadra continental Pacto por el Deporte y que han corrido este año en la Vuelta Andalucía y la Vuelta Burgos.
Pacto por el Deporte, antes Colombia Tierra de Atletas, lleva una trayectoria de cuatro años contando con el apoyo del gobierno nacional. Un impulso económico que empezó con un presupuesto de $1.000 millones y en la actualidad está sobre los $3.000 millones. “El gobierno patrocinaba a los hombres y hoy en día también benefician a las mujeres”, agregó Parrado.
¿Qué le falta al ciclismo femenino colombiano?
Pese al apoyo del Ministerio del Deporte, de diferentes entidades departamentales y de algunas empresas privadas, muchas deportistas no puedan desarrollar sus destrezas por falta de recursos económicos. Solo la manutención de un equipo profesional, su logística e infraestructura requieren de mucho presupuesto y organización, por lo menos para brindarle las comodidades básicas a las deportistas.
El gasto anual de un equipo profesional femenino en Colombia puede estar entre $500 millones y $1.500 millones. Tienen, sin embargo, beneficios tributarios y retribución publicitaria. Aún así no son muchas las compañías que se aventuran a invertir en el ciclismo y en deporte en general.
“Una de las desventajas que aún se ven en el ciclismo colombiano es que la mayorías de las deportistas no cuentan con un salario digno y estable”, señaló la pedalista Ana Cristina Sanabria. Y aunque no es su caso en la actualidad, sí lo vivió en los inicios de su carrera: “Al principio me tocaba sacar dinero prestado para competir, muchas veces pensé que estaba en el lugar equivocado”.
No es el único caso, en un comienzo María Luisa Calle, ganadora de una medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, también tuvo que pasar por las mismas dificultades. Recuerda que muchas veces no había apoyo para hombres ni mujeres. Les tocaba rebuscarse los recursos para poder competir, siendo conscientes de que el pago era poco o muchas veces nada.
Los montos de las bolsas de premiación de las carreras es algo de lo que no se habla, pero sigue siendo un escenario de desigualdad. Las mujeres reciben menores premios que los hombres. Además, la cantidad de eventos de ciclismo para mujeres ha sido históricamente mucho menor que para los hombres. Así lo recuerda Rocío Parrado, a quien en una de las competencias le regalaron un oso de peluche y al ganador en la rama masculina un trofeo y dinero.
La ausencia de patrocinadores de la empresa privada todavía es notoria, porque no se ha creado la suficiente conciencia de que el ciclismo femenino es importante y sigue evolucionando. También falta compromiso y confianza por parte de dirigentes y entrenadores para consolidar un proceso que ayude a que pedalazo a pedalazo, nuestras escaladoras, pasistas y velocistas alcancen la meta y dejen a Colombia en lo más alto.