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Un Tour de Francia a la antigua, al estilo de los primeros que enfrentaron los colombianos en sus sufridas incursiones en la carrera gala en la década del 80, será el que enfrente desde el próximo sábado Nairo Quintana en su búsqueda de un título en el que ha sido dominado por Chris Froome, quien gracias a la influencia y el poder del equipo más rico del mundo se salvó del positivo en que cayó en la pasada Vuelta a España y por ello estará en la raya de partida.
El corredor británico (nacido en Kenya), llega envalentonado por una absolución que muchos no entendemos, parte como el gran favorito. Basta señalar que comentaristas muy serios, como Carlos Arribas, de El País de España, calificó la decisión como una claudicación de las máximas autoridades del ciclismo. (Lea también: Egan Bernal fue confirmado por el Sky para correr su primer Tour de Francia)
“Por ese miedo, y con una cobardía impropia de una federación internacional que se dice soberana e inmune a la tradicional corrupción bajo la nueva égida del francés David Lappartient, la UCI trasladó el dossier y la decisión a la Agencia Mundial Antidopaje, la cual olvidando su pasado de lucha sin descanso y tenaz, y los principios de responsabilidad estricta que hacen único su Código Mundial Antidopaje, aceptó sin pelea todos los argumentos del británico y se rindió”, y termina su artículo con el siguiente párrafo.
“Después de leer el comunicado de la Unión Ciclista Internacional (UCI) que explicaba que archivaba el expediente Froome porque el inglés había demostrado que el sistema no sabe discernir con claridad e irrebatibilidad cuánta cantidad de salbutamol hay en un mililitro de orina, algunos especialistas del laboratorio de Madrid, que hizo el análisis de Froome, concluían que el sistema de laboratorio y todos los estándares por los que se rigen para efectuar sus análisis quedaban en cuestión. Se abre apocalíptica, dicen, una era en la que todos los controles positivos pueden ser anulados. O al menos los de los millonarios”. (Le puede interesar: La UCI no sanciona a Froome por su dopaje y podrá correr el Tour)
Pero volvamos al Tour en el que Nairo Quintana buscará una vez más doblegar al británico tras una temporada disímil pues el corredor del Sky fue y ganó el Giro de Italia mientras que el colombiano participó, sin exigirse a fondo, en pruebas menos duras.
Como en épocas pasadas la carrera tendrá nueve días de terreno llano por el norte de Francia, en los que queremos ver a Fernando Gaviria batiéndose por triunfos de etapa con los mejores embaladores, y en los que los aspirantes al título tendrán que marchar a la defensiva tratando de esquivar las trampas que les puedan tender los rodadores en el viento –que puede aparecer todos esos días- y en una carretera con ascensos cortos de potencia que pueden provocar rupturas en el lote.
Además, tendrá una etapa contra el reloj por equipos y una jornada demoledora, la novena, de 165 kilómetros en la que se deben pasar 15 tramos de pavé. Si nuestros escaladores pueden llegar a Roubaix indemnes, sin las piernas molidas y con una desventaja corta tendrán luego, en el sur del país, terreno de ascenso para dar y convidar en el que pueden devolver los golpes recibidos. Lo difícil es que no estén tocados tras el uso continuo de multiplicaciones muy pesadas. (Lea aquí: Rigoberto Urán será el líder del equipo EF para el Tour de Francia)
Los ascensos serán brutales, entre ellos se encontrarán ocho de primera categoría y ocho fuera de categoría. Hay que destacar la etapa 11, con llegada en la cumbre de La Rosiere de 17.5 kilómetros con un desnivel del 5.8 por ciento; la etapa 13 con llegada a Alpe D Huez por las curvas tradicionales, con 13.8 kilómetros al 8.1 por ciento y la 17, una jornada muy corta de 65 kilómetros con subidas al Peyresourde, a Val de Louron, las dos de primera categoría y llegada a Saint-Lary-Soulan, fuera de categoría, con un desnivel del 8.7 por ciento y de la que se asegura que es más complicada que el Tourmalet.
La última fracción para los escaladores será la 19 con las cumbres del Tourmalet y L Aubisque. La penúltima jornada será una contrarreloj de 31 kilómetros por terreno quebrado, pero sin mayores desniveles. (Lea también: Movistar hace oficial el tridente Quintana, Landa y Valverde para el Tour)
Hay terreno para todo y para todos. Como todos los tours se marchará a tope en el llano y en la montaña. Una carrera para que Nairo Quintana se entregue en la búsqueda del único sitial que le falta conquistar al ciclismo colombiano: el primero.