Santiago Botero: “Enfrentar los temores ha sido mi principio de vida”
El exciclista colombiano habló del presente de este deporte, el final de la Vuelta a España y su vida y obra, a propósito de la publicación de su autobiografía “Contrarreloj”.
Andrés Osorio Guillott
“Mi primera bicicleta llegó en Navidad, cuando ya tenía edad para sostener el manubrio: a los ocho años. Era una bicicleta de BMX marca Mongoose, de marco cromado, rines de teflón rojos, freno de contrapedal y las obligadas ruedas laterales como ayuda a los primeros intentos. La seguridad la completaban las espumas en las barras del manubrio y en el marco para minimizar el golpe en caso de una caída”.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
“Mi primera bicicleta llegó en Navidad, cuando ya tenía edad para sostener el manubrio: a los ocho años. Era una bicicleta de BMX marca Mongoose, de marco cromado, rines de teflón rojos, freno de contrapedal y las obligadas ruedas laterales como ayuda a los primeros intentos. La seguridad la completaban las espumas en las barras del manubrio y en el marco para minimizar el golpe en caso de una caída”.
Así empieza el libro Contrarreloj, autobiografía de Santiago Botero, quien a los pocos días de recibir esa primera bicicleta ya había decidido quitarle las ruedas laterales. Desde pequeño la osadía fue una de sus características, porque haberse convertido en ciclista, ser campeón mundial de contrarreloj y ganar etapas en el Tour de Francia fueron hechos que se dieron por haber creído en su instinto, en su cuerpo, porque él mismo reconoce que se hizo deportista por su atrevimiento, porque siempre hubo un punto en el que conversando consigo mismo elegía aventarse y agarrar las riendas de su caballito de acero e ir por todo.
Puede leer: Sepp Kuss, virtual campeón de la Vuelta a España, le envió un mensaje a Colombia
Con una mano en el rostro. Mirando siempre a los costados. Inquieto. Pero más que inquieto. Tímido. Y tímido porque lo ha sido siempre, porque reconoció que ese ha sido un “defecto” que lo ha acompañado siempre, pero que el ciclismo le ayudó a combatir, y tímido en este momento porque luego de salir de la transmisión de la etapa 16 de la Vuelta a España, Goga y su equipo de Caracol se sentaron en la mesa que estaba junto a la nuestra y en varios momentos le sacaron risas porque lo estaban molestando por la publicación de su libro.
¿Cómo fue revivir tantos recuerdos de su carrera y abrirse al público que lo lee?
Me volví a acordar del miedo, del temor, del qué dirán, de todas esas cosas que maneja uno dentro de la vida, de la vida como deportista y de la vida laboral y de la vida como parte de una familia, entonces ahí empezaron a aflorar conclusiones: ¿quién fue la persona que estuvo, o las personas que estuvieron incondicionalmente a mi lado siempre y que era donde yo siempre recurría a los momentos de bajo estado de ánimo? Hablo de mi papá, de mi mamá, de mi mamá siempre con los miedos, miedos que a uno también se le pegan, miedos de que me pasara algo, de que quedara inválido, mi papá siempre animándome y dándome confianza en cuanto a mis talentos; entonces, yo agradezco a mi papá por haberme impulsado y a mi mamá por haberme frenado, porque también uno necesita un freno para cuidarse. Entonces, digamos que empecé a descubrir cosas del retiro, es muy distinto usted escribir ya con una familia, 15 años después de que estuvo en actividad profesional y hacer una lectura general de todos los aspectos que tiene el ciclismo, sobre todo, pues, en mi época, que no fue una época fácil, o sea, no fue una época fácil en diferentes aspectos, sobre todo para uno como colombiano, que llegaba ya como emigrante.
Hablemos de tres victorias: la del gran premio de Mitsubishi, que fue la primera en Europa, de la primera del Tour y, por supuesto, la del Mundial de Ciclismo. ¿Cómo describe cada una?
Fueron sin querer queriendo [risas], o sea, es que yo cuando ganaba era porque estaba muy bien, yo cuando ganaba nunca era producto de la vivacidad, de la astucia, de la oportunidad. No. Ganaba era cuando estaba bien, o sea, que no había otro más fuerte que yo, básicamente. Entonces la de Mitsubishi, como había comido literalmente física mierda durante ese comienzo, porque estaba tirado en una playa en Santa Pola, por allá, un pueblo de pescadores, tres meses sin que me llamaran, no tenía plata para llamar a la casa, no me mandaron un plan de entrenamiento, entonces, claro, fueron dos años, la novia me había echado después, entonces fue todo caótico y hasta que finalmente llega una luz, digamos, en medio de la oscuridad, que fue ese triunfo, que me llenó de ánimo y me marcó. Sí sirvo para ser ciclista, pensaba.
El triunfo del Tour, que ya no era soy ciclista solamente, sino que soy uno de los mejores ciclistas en el mundo, que incluso me di cuenta de eso después ya retirado, porque no lo valoraba, pero sí me di cuenta de que ya me reconocían, porque cuando se gana en el Tour, digamos que entra al grupo de los mejores, y que me había convertido en un corredor tipo Tour, y ahí también descubrí en ese proceso las maneras de cómo llegar a mi máximo rendimiento.
Le recomendamos: Clasificación general de la Vuelta a España: Santiago Buitrago en el Top-10
El título mundial, que sí fue atípico, porque obviamente había empezado a mejorar radicalmente mi rendimiento en la crono, pero de la mano de unos cambios técnicos sobre la bicicleta, en el túnel del viento, o sea, te lo cuento, fueron milímetros, centímetros, optimizando la posición en la bicicleta, porque mi bicicleta era incluso con un marco que no era mi talla, o sea, a mí me montaron en lo que había; en el equipo no me creían mucho, la verdad. Conseguí triunfos muy importantes en la crono y ahí llegó el mundial, que no estaba en el mejor momento y gané por muy poca diferencia, pero yo siempre cuento que a mí el hecho de pensar que estaba representando a un país me llenaba de emoción, yo soñaba con eso y ese sentido de pertenencia frente a eso, porque en el 2002 el país estaba regular, entonces el estar pensando: ¿la estarán dando allá?, ¿no la estarán dando?, ¿me estarán viendo?, ¿no me estarán viendo?, ¿me recibirán en carro de bomberos en El Dorado si gano la medallita de oro? Fueron esos ocho segundos por los que gané los que representan ese sentido de pertenencia. No fue el triunfo para mí más emotivo, emotivo cuando escuché el himno, pero sí es el que más me terminó representando.
¿Entonces cuál fue el más emotivo?
Tal vez el primero del Tour, porque eran 270 kilómetros. Me escapé, o sea, la fuga ya llevaba cuatro minutos, alcanzo la fuga, de la fuga salgo y sigo. No sé, es que es distinto, es diferente cuando cruzas la meta con los manos arriba, a cuando cruzas en la crono, gané, no gané, esperemos que todavía faltaban 10 por cruzar, entonces no sentís como esa euforia.
Hablemos de ese factor de no haber sido un buen líder, de siempre haber pensado más en lo colectivo como lo cuenta usted en el libro, en el que reconoce que siempre le faltó ambición…
Es que hay unos que nos gusta más servir, creo que ese fue mi problema, y cuando estaba muy bien no era capaz de decir, bueno, tú vas a trabajar para mí, ni yo le decía al técnico, y por eso perdí muchas carreras, porque no tenía esa capacidad de liderar a mis compañeros, pero por temor a que no ganara, o sea, a que no les diera la retribución para la cual ellos habían sacrificado sus posibilidades de ganar en pro de trabajarme a mí. Entonces eso a mí siempre me carcomía, entonces yo no quiero cargar esa presión de que te limité a vos. Las carreras que gané, la gran mayoría, y los podios, pues con todo el respeto, los hice casi siempre solo. A mí nunca me llevaban adelante.
Le puede interesar: Así será la última etapa de la Vuelta a España 2023
Usted cuenta todo ese proceso del retiro. Fue prácticamente una reinvención de Santiago Botero. ¿Cómo fue eso?
Cuando usted se ve en la casa, sin recibir los mismos recursos, porque también el que se jubila recibe, no sé, un 60 % de lo que ha cotizado, esa inutilidad, usted dice “bueno, ¿yo para qué sirvo? ¿yo qué hago?”. Entonces, ahí es donde yo entré inicialmente, peleé con la bicicleta, que fue un error grave. ¿Yo por qué voy a montar todos los días? ¿Por qué voy a seguir con esa rutina madrugando? Entonces, ahí, una vez peleo con la bicicleta, me subo de peso, me empiezo a sentir mal física y mentalmente, entonces mi esposa estaba que me tiraba por un balcón por mi mal genio, por criticón, y me daba cantaleta como decimos en Antioquia. Me sentía mal por el sobrepeso, la taquicardia, la ansiedad, y entonces ahí dije: ¿por qué voy a pelear con la bicicleta? Yo llegué al ciclismo fue desde el campo recreativo, yo no llegué al ciclismo diciendo “quiero vivir del ciclismo, quiero hacerme rico, conseguir plata”. No. Yo llegué desde el disfrute del deporte como tal, no la competencia del deporte. Y volví. Se me abrieron puertas. Me ofrecí como mánager en el equipo Orgullo Paisa, dicté conferencias y ay, hermano, yo bien tímido, yo que en el colegio no expuse, en la universidad me escondía, prefería pasar el trabajo a mano, y ahora vamos a dar conferencias, imagínese, y esa fue, digamos, la línea durante mi vida, que me daba miedo, me daba pena, pero eso no era freno para que me tirara la cosa, me daba miedo irme a Europa solo, me daba miedo hablar en público, me daba miedo bajar, al principio yo era malísimo bajando y terminé siendo de los mejores, me daba miedo escribir, entonces ese fue uno de mis principios de vida: enfrentar los temores, y así me fuera bien, me fuera mal, pero quedaba con la satisfacción de haberlo hecho.
En una anécdota del libro usted cuenta que tuvo que correr el Tour de Francia con bronquitis. Pareciera que ahora no se permiten ese tipo de cosas. ¿Eso ha cambiado en el ciclismo?
En esta vuelta a España particularmente vimos a Vingegaard que al comienzo tuvo problemas gastrointestinales, no sé cómo hizo, pero así pudo pasar la primera semana y ahí lo vemos disputando la carrera. Es que ahí sí depende de la enfermedad y depende pues lo que diga el equipo, pero en mi caso, uno estaba empezando, entonces uno como entre el respeto, la timidez, uno como que tiene que, en un término muy fuerte, rayarse los huevos, así dicen ellos y esos se rayan es a base de kilómetros y sufrimiento en la bicicleta.
Le sugerimos: Clasificación general de la Vuelta a España: Santiago Buitrago en el Top-10
¿Cómo vio usted esta vuelta a España? ¿Cómo vio a los colombianos y a corredores como Einer Rubio y Santiago Buitrago?
Yo los veo muy bien. Es que estamos muy mal acostumbrados, o sea de tener siempre presencia de corredores allá disputando la clasificación general, y eso no es fácil de conseguir. Pregúntele a España, a Francia, a Bélgica cuántos años estuvieron sin hombres en una clasificación general después de Merckx, apenas vinieron a aparecer, no hace mucho, el caso de Remco, por ejemplo. Pero aquí los tenemos muy bien, porque están siendo protagonistas, tienen buena condición, hoy Santiago llegó ahí cerquita (fue tercero); Einer se vio en algunas montañas en fugas, pues siendo de los que estuvo atacando inicialmente; ya ganó Sebastián Molano al sprint, en otro quedó segundo, o sea tenemos calidad, no nos quepa la menor duda, lo que pasa es que hay momentos donde obviamente habrá menos representantes, habrá situaciones donde el estado de forma no sea el que ellos quisieran, porque nadie más que el corredor siempre se ilusiona con estar en una perfecta condición y ganar, o sea es que ese es el motivante, es lo que lo motiva a uno, no hay nada más triste que usted ir una carrera y no encontrar esa forma, usted estar para sobrevivir es muy duro.
Usted ha cumplido varios roles en este deporte. ¿Cómo ve el ciclismo colombiano actual?
Yo creo que lo más importante en este caso es pensar a futuro, en el largo plazo y para eso hay que también buscar recursos, y cuando no encontramos recursos en el Gobierno, que es lo que finalmente ha terminado financiando la gran mayoría de equipos, la gran mayoría de eventos, pues hay que entrar a cambiar las cosas que hay de manera estructural, entonces en ese campo yo creo que hay que entrar a valorar la posibilidad de que entren nuevos actores y voy a ser sincero, sin querer ser crítico, por ejemplo eventos que tomaron fuerza y que a nivel publicitario y mercadeo fueron muy relevantes para el país, como la UCI 2.1. Hombre, si funcionó invitemos actores internacionales, organizadores que compren el evento, ese o la Vuelta a Colombia, pero entonces démosle una mano a eso. Listo, yo se lo vendo, pero usted me maneja todas las competencias de las categorías inferiores, mejora la calidad de las transmisiones, lo mercadea mejor, la imagen, porque ya sabemos que Colombia es un país ciclista, o sea, público no nos falta. Yo creo que también es como intentar entrar a trabajar nuevos campos, salirnos un poquito de lo que ha funcionado años atrás, pero que hoy en día ya hay que revaluar, las semillas, los pelados, sobre todo la transición de juvenil sub-23 a profesional, ahí es donde se pierde la mayoría de corredores.
🚴🏻⚽🏀 ¿Lo último en deportes?: Todo lo que debe saber del deporte mundial está en El Espectador