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La tercera semana de la Vuelta a España arranca tras la jornada de descanso con una etapa, la decimosexta, sin apenas dificultades orográficas y en la que es la última oportunidad para los velocistas de poder sacar a relucir sus cualidades.
El itinerario de esta etapa llevará al pelotón por carreteras cántabras en un recorrido de 180 kilómetros entre Laredo, que ya sabe lo que es acoger tanto una salida como un final de etapa y Santa Cruz de Bezana, que recibe su bautizo en la carrera, con 2.090 metros de desnivel acumulado.
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En principio la responsabilidad debe recaer sobre los equipos con los hombres más rápidos, principalmente el Deceuninck-Quick Step que acumula tres victorias en esta edición, pero también en equipos como UAE Emirates, DSM, BikeExchange o Groupama FDJ que con Matteo Trentin, Alberto Dainese, Michael Matthews o Arnaud Demare, respectivamente, ya han rozado la victoria.
La montaña en esta ocasión no supondrá ningún problema para los hombres más rápidos ya que tan solo se ascenderá un puerto de tercera categoría en el ecuador de la prueba.
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El principal peligro llegará por parte de los aventureros y sobre todo del número de ciclistas que puedan llegar a conformar la fuga del día. Una fuga numerosa podría poner en peligro una llegada masiva.
El director técnico de la Vuelta, Fernando Escartín, apunta que se trata de la “última oportunidad clara para los esprinters” en esta edición.
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