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En Foligno hace un sol que acusa al uso de gorra. Unos metros más adelante de la llegada, y luego de la victoria de Peter Sagan sobre Fernando Gaviria, los niños hacen una especie de calle de honor para pedirle a los ciclistas la borraccia (caramañola). Y lo hacen con tanto ímpetu que a cada corredor que pasa le resulta casi que imposible no entregarla.
Un pequeño, que en cuestión de minutos ya tiene nueve en el suelo, pega un grito: “Egan, la borraccia”. El colombiano, asediado por las cámaras de televisión, no se da cuenta. Acercarse al hombre de rosa es complicado, incluso para los medios en una época de pandemia en la que unas cuantas respuestas a las cámaras son más que suficientes.
En la rueda de prensa oficial, Bernal responde en italiano, no lo dejan hacerlo en español. “El equipo está bien. Ha sido un día de llevarlo tranquilo, pero todos estamos sincronizados en el objetivo de llegar con esta camiseta a Milán”. Sin embargo, en el último turno, al colombiano quizá se le olvida, y por impulso empieza a hablar en castellano frente al comentario de la rivalidad con Remco Evenepoel, a lo que puede pasar de ahora en adelante, bien sea en Las Dolomitas o el Zoncolan.
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“Es un grandísimo corredor y viene de un país (Bélgica) en el que el ciclismo es una pasión. Tengo que resaltar que entre nosotros hay un respeto mutuo, una buena relación. Es una gran persona”, dice Bernal tratando de alejar un poco la presión que ponen los periodistas sobre una rivalidad que puede traspasar la carrera.
“La batalla no es solo con Remco. Si miran la general, en menos de un minutos hay ciclistas muy fuertes. Entonces verlo solo entre nosotros dos no creo que sea adecuado. Por ahora, iremos viendo qué viene con el paso de los días”.
Bernal también habla de segundos, del que le descontó el belga este lunes en una de las metas volantes, de la primera movida de Remco luego de su ataque por bonificar. “Falta mucho, la verdad, y el Giro no se definirá por segundos, serán diferencias muy grandes pensando en la alta montaña”.
En contexto: Fernando Gaviria fue segundo en la etapa 10 del Giro
De las siete preguntas que le hacen al colombiano, seis están enfocadas a eso: el duelo Bernal- Evenepoel. La prensa europea le apuesta a la rivalidad para mantener expectante a su público, porque al final a las gentes les encantan esas pugnas de uno u otro, que haya dos bandos, dos líderes, dos que quieran una sola cosa. Así la pasión se desboca. Y este lunes hubo un mano a mano pequeño que favoreció al belga.
La situación toma más fuerza luego de que el ciclista del Deceuninck, en declaraciones a su equipo, dijera que en la etapa nueve, la que ganó Bernal en el sterrato, un hombre del Ineos por poco lo toca a la salida del último túnel. “Estaba en una gran posición, pero casi me rozan la rueda y por eso perdí algunos lugares”. La repetición dice lo contrario.
Por ahora, antes del primer día de descanso, entre ambos hay 14 segundos. Más atrás aparecen Aleksandr Vlasov a 22 y Giulio Ciccone a 37. Lo más duro está por venir. Mientras tanto serán los medios los que alimenten una rivalidad que ni siquiera ha tenido su primer capítulo, o bueno, que ya tuvo una corta disputa en una meta volante que terminó con un choque de manos y un “vamos a intentarlo otra vez”.