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En las lágrimas de Germán Darío Gómez, después del final de la etapa reina del sábado, que ganó su compañero de equipo Édgar Pinzón, se vio la ilusión del pedalista santandereano, ahora bicampeón de la Vuelta de la Juventud, tras la finalización de la carrera en Cota.
La última etapa, un circuito cerrado de poco más de 16 vueltas, fue apenas un acto ceremonial para celebrar el bicampeonato de Gómez, que, como el año pasado, se coronó como el mejor pedalista joven del pelotón nacional.
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Ese día antes, en el Alto del Vino, abrazado a Pinzón, dejó caer su mundo. Más que las lágrimas, o las palabras de agradecimiento y revancha que le dedicó a su compañero de batalla, Germán Darío Gómez reflejó en esa celebración, que ya anticipaba su gran victoria, la consagración de su lucha.
Nacido en el ceno de una familia campesina en Betulia, Santander, Gómez empezó en el ciclismo porque lo descubrieron cuando iba a trabajar, desde que era apenas un crío, a un cultivo de piña. En su bicicleta, a media hora de distancia del hogar, el corredor del GW Shimano Sidermec construía sus sueños. No lo sabía. La cicla que tenía, todo un armatroste, pesaba como un yunque, no era material para aspirar a ser ciclista. Sin embargo, precisamente eso fue lo que llamó la atención de su entrenador, César Alberto Gómez, quien se impresionó por la habilidad de ese niño para mover semejante máquina.
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Después de muchos años en el ciclo montañismo, como otras grandes glorias de nuestro ciclismo como Egan Bernal, Germán Gómez pasó al ciclismo de ruta, después de probarse, incluso, en competencias de pista. Ese niño trabajador, que se paraba en pedales y no soñaba con llegar tan lejos, se ilusionó de pronto, con el paso de los años, con correr en Europa y alcanzar las grandes gestas que llevaron al ciclismo colombiano a su época dorada en la década pasada.
Ahora, bicampeón de la carrera juvenil más importante del ciclismo colombiano, Gómez es uno de los proyectos más emocionantes del pelotón nacional. Está en buena hora. Ya lo había demostrado esta temporada con el campeonato en la contrarreloj individual juvenil de los campeonatos nacionales de ruta, muestra de su versatilidad y sus armas en carretera, pero con el triunfo de este domingo en la Vuelta de la Juventud, su segundo al hilo, confirmó su buena forma. Una celebración, además, anticipada, porque durante toda la carrera, el santandereano fue el absoluto dominador de la clasificación general, por encima de Cristian Rico, que quedó segundo, y Jhonatan Chaves, tercero.
La clave, además de la solidez, fue esa etapa del sábado, el triunfo de Pinzón. “Era la etapa decisiva y pudimos defender la camiseta. Fue un día de mucho sufrimiento, sabía que había que distribuir las fuerzas durante todo el día, al final venía muy justo, pero se logró el objetivo”.
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Un sufrimiento que fue desfogue, la recompensa del trabajo mutuo y la esperanza de un futuro brillante: “Esto es un trabajo en equipo, si gana uno ganamos todos”, la solidaridad en las palabras del nuevo bicampeón de la Vuelta de la Juventud.
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