Las lágrimas de Vicenzo Nibali

La etapa de Ordine d'Arrivo a Risoul prometía emociones. Era la primera fracción clave para definir por completo el Giro de Italia. Steven Kruijswijk llegó como líder, con una ventaja importante (3 minutos) sobre su más cercano seguidor, Esteban Chaves. Pero el ciclismo es crudo y eso se lo demostró este viernes al holandés cuando besaba la nieve tras una caída en el descenso de la ‘Cima Coppi’. Y no solo a él. También se lo demostró a Ilnur Zakarin (Katusha), quien tuvo que retirarse tras una caída.

Cuando Kruijswijk no pudo controlar su cicla y terminó lleno de nieve a falta de 49 kilómetros de la llegada, se inició una nueva carrera. Esteban Chaves y Vicenzo Nibali aceleraron. El primero tras el sueño de vestir la ‘maglia rosa’ y el segundo para descontarle tiempo a Alejandro Valverde, quien se quedó tras los arranconazos del pedalista colombiano, y meterse de nuevo en el podio de la clasificación general.

Fue en ese momento cuando este deporte le dio un momento de revancha a Nibali. Y el pedalista del Astana lo aprovechó. Después de varias frustraciones, de carreras en las que no pudo responder como él esperaba, el italiano se desquitó en Risoul. En medio de su público que ensordecía el ambiente con vítores, gritos y cánticos el ‘Tiburón de Mesina’ levantó sus manos, dedicó su triunfo y volvió a respirar tranquilo. Logró su primera victoria en este Giro.

El manubrio de la bicicleta que lo llevó a lo largo de los 162 kilómetros de recorrido, se convirtió en su confidente. Después de sufrir puñetazos, gritos, sacudones y empujones por las diferentes frustraciones de Nibali, estuvo ahí para servirle de apoyo, para recibir sus lágrimas y disfrutar con él de un triunfo que además le devuelve la ilusión para pelear por el Giro.

Pero además de dejar las frustraciones de lado, esta fue una victoria especial para Vicenzo Nibali, puesto que lo dedicó su alumno Rosario Costa, fallecido recientemente a los 14 años. “Ha sido una gran victoria, especial. No ha sido fácil de manejar todo lo que ha sucedido en los últimos días”, dijo el líder del equipo Astana en su llegada a Risoul. Pero desde ya su enfoque está en la fracción del sábado, “quiero mantener los pies en el suelo. Hay otra etapa dura para disputar”.

Tras la etapa del viernes, la clasificación general quedó muy apretada. Entre Estaban Chaves, líder de la competencia y Alejandro Valverde, cuarto clasificado hay un minuto 48 segundos de diferencia. Aún hay Giro por pelear.

La etapa de Ordine d'Arrivo a Risoul prometía emociones. Era la primera fracción clave para definir por completo el Giro de Italia. Steven Kruijswijk llegó como líder, con una ventaja importante (3 minutos) sobre su más cercano seguidor, Esteban Chaves. Pero el ciclismo es crudo y eso se lo demostró este viernes al holandés cuando besaba la nieve tras una caída en el descenso de la ‘Cima Coppi’. Y no solo a él. También se lo demostró a Ilnur Zakarin (Katusha), quien tuvo que retirarse tras una caída.

Cuando Kruijswijk no pudo controlar su cicla y terminó lleno de nieve a falta de 49 kilómetros de la llegada, se inició una nueva carrera. Esteban Chaves y Vicenzo Nibali aceleraron. El primero tras el sueño de vestir la ‘maglia rosa’ y el segundo para descontarle tiempo a Alejandro Valverde, quien se quedó tras los arranconazos del pedalista colombiano, y meterse de nuevo en el podio de la clasificación general.

Fue en ese momento cuando este deporte le dio un momento de revancha a Nibali. Y el pedalista del Astana lo aprovechó. Después de varias frustraciones, de carreras en las que no pudo responder como él esperaba, el italiano se desquitó en Risoul. En medio de su público que ensordecía el ambiente con vítores, gritos y cánticos el ‘Tiburón de Mesina’ levantó sus manos, dedicó su triunfo y volvió a respirar tranquilo. Logró su primera victoria en este Giro.

El manubrio de la bicicleta que lo llevó a lo largo de los 162 kilómetros de recorrido, se convirtió en su confidente. Después de sufrir puñetazos, gritos, sacudones y empujones por las diferentes frustraciones de Nibali, estuvo ahí para servirle de apoyo, para recibir sus lágrimas y disfrutar con él de un triunfo que además le devuelve la ilusión para pelear por el Giro.

Pero además de dejar las frustraciones de lado, esta fue una victoria especial para Vicenzo Nibali, puesto que lo dedicó su alumno Rosario Costa, fallecido recientemente a los 14 años. “Ha sido una gran victoria, especial. No ha sido fácil de manejar todo lo que ha sucedido en los últimos días”, dijo el líder del equipo Astana en su llegada a Risoul. Pero desde ya su enfoque está en la fracción del sábado, “quiero mantener los pies en el suelo. Hay otra etapa dura para disputar”.

Tras la etapa del viernes, la clasificación general quedó muy apretada. Entre Estaban Chaves, líder de la competencia y Alejandro Valverde, cuarto clasificado hay un minuto 48 segundos de diferencia. Aún hay Giro por pelear.