Los 50 años de la Vuelta a Antioquia: los primeros recuerdos de la carrera
La historia de la tradicional carrera, una de las más importantes del pelotón nacional, que fue creada en 1973 y este año celebra sus bodas de oro.
Fernando Camilo Garzón
Era la década de 1970, cuando un hombre con sotana, y montado en su motocicleta, empezó a frecuentar la oficina de la Liga de Ciclismo de Antioquia. No le perdía la pista a ninguna carrera y siempre acompañaba a los pedalistas que, por todo el departamento, empezaron a pulular para emular las grandes hazañas de los héroes emergentes del ciclismo nacional, como Martín Emilio Cochise Rodríguez.
Aquel hombre de sotana era el padre Jaime Mira, uno de los dirigentes que entrados los 70 impulsó la creación de carreras por todo el departamento, como la Vuelta Antioquia (1973), el Clásico Polímeros Colombianos (1974), el Caracol de Pista (1979), la Clásica de Itagüí, la Clásica de El Carmen de Viboral y la Clásica Marco Fidel Suárez, las dos últimas a comienzos del 80.
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La proyección de Colombia hacia las carreras internacionales y la necesidad de fortalecer su calendario nacional propiciaron el nacimiento de diversas carreras regionales, que, hoy en día, son de las más tradicionales del país. Competencias como la Vuelta a Boyacá o la Vuelta a Cundinamarca, popularmente conocidas como clásicas, que, con el paso del tiempo, perduraron en el tiempo con más renombre que otras carreras que surgieron en la década de los 40 y se extinguieron con el paso de los años.
La Vuelta a Antioquia, la primera de esas carreras, nació en 1973, aunque por aquel entonces la llamaban de otra manera: la Clásica Postobón de Antioquia. Este año, celebra sus 50 años de existencia.
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Los primeros recuerdos de la Vuelta a Antioquia
En una bodega de la Liga de Ciclismo de Antioquia reposan todas las actas de las competencias que décadas se organizaron en el departamento. Es un pequeño cuarto, ubicado al fondo del pasillo, que huele a hoja húmeda y papel viejo. Entre esos archivos, está el libro de la primera edición de la Vuelta a Antioquia, una carrera de cinco días que salía con una primera etapa desde un circuito de 12 vueltas al Circuito Americano de Ciclismo y llegaba, en la última fracción, al estadio de la Pintada, después de pasar por Las Palmas, Rionegro, Santuario, Guarne, Bello, Medellín y Yarumal.
Raúl Mesa, uno de los entrenadores legendarios del pedalismo nacional, hoy en el EPM, con múltiples títulos en todas las carreras de Colombia y años de experiencia, recuerda haber estado en todas las Vueltas a Antioquia que se han hecho desde el 73. Eran otros tiempos, los corredores profesionales no eran muchos y tampoco venían muchos de otros departamentos a competir. “Recuerdo una vez, en una de las primeras Vueltas a Antioquia, que, para hacer bulto, corrían hasta ciclistas de la recreativa. Era una etapa de Medellín a Santa Fe de Antioquia. Y el primero de los recreativos empezó a llegar apenas hasta media hora después que el que había ganado la etapa”.
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La inscripción, se lee en el acta de creación de la primera carrera, a la que se apuntaron 67 ciclistas, costaba $1.200 por cabeza, en equipos conformados cada uno por apenas tres pedalistas. Y se disputaba, para el primer lugar, “un automóvil marca Renault último modelo, así como varios premios para los participantes”.
El ganador fue Juan de Dios Morales, también conocido como Escobita, quien se impuso a Guillermo Mejía y Héctor Cataño en la clasificación general definitiva que decidió al primer campeón de la Vuelta a Antioquia.
“Escobita Morales era un muy buen escalador. Una figura pequeña, pero de muchas condiciones. Siempre atacaba. No esperaba, le gustaba ir al frente. Cuando atacaba se inclinaba como para un lado, porque siempre le gustaba mirar que nadie le tomara la rueda”, recuerda Mesa.
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Y exhibiendo sus fortalezas de escalador, Morales dictó sentencia en la última etapa, en la que subió a la punta de la general con 55 segundos sobre Guillermo Mejía y 1:27 al tercero, Héctor Cataño.
Vuelta a Antioquia: 50 años de historia
De la victoria de Juan de Dios Morales ya pasaron 50 años. Cinco décadas en las que la carrera también coronó ciclistas de la talla de Patrocinio Jiménez, Fabio Parra, Oliverio Rincón, Libardo Niño y Óscar Sevilla, el máximo ganador de la competencia con cuatro títulos en 2010, 2011, 2013 y 2015.
La Vuelta a Antioquia se ha mantenido vigente. Es, de las carreras regionales, la más importante del pelotón nacional. “En Antioquia es donde se maneja la mayoría de los equipos del ciclismo colombiano. Empujamos desde acá a los demás para que el ciclismo no se nos muera”, asegura Raúl Mesa.
Y agrega, sobre el momento actual del ciclismo colombiano: “No es de ahora que haya un mal momento. A lo largo de la historia nuestro ciclismo ha tenido baches, momentos en los que se nos viene a menos. Y es ahí cuando hay que seguir luchando para que se mantenga fuerte. Esa es la importancia de carreras como la Vuelta a Antioquia”.
Desde el pasado miércoles, hasta el domingo 9 de julio, la edición 50 de la carrera recorrerá los municipios de Santa Fe de Antioquia, Valparaíso, Caicedo, Barbosa y Tapartó buscando un nuevo campeón, que tome la posta de Javier Jamaica, el último campeón de la carrera.
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Era la década de 1970, cuando un hombre con sotana, y montado en su motocicleta, empezó a frecuentar la oficina de la Liga de Ciclismo de Antioquia. No le perdía la pista a ninguna carrera y siempre acompañaba a los pedalistas que, por todo el departamento, empezaron a pulular para emular las grandes hazañas de los héroes emergentes del ciclismo nacional, como Martín Emilio Cochise Rodríguez.
Aquel hombre de sotana era el padre Jaime Mira, uno de los dirigentes que entrados los 70 impulsó la creación de carreras por todo el departamento, como la Vuelta Antioquia (1973), el Clásico Polímeros Colombianos (1974), el Caracol de Pista (1979), la Clásica de Itagüí, la Clásica de El Carmen de Viboral y la Clásica Marco Fidel Suárez, las dos últimas a comienzos del 80.
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La proyección de Colombia hacia las carreras internacionales y la necesidad de fortalecer su calendario nacional propiciaron el nacimiento de diversas carreras regionales, que, hoy en día, son de las más tradicionales del país. Competencias como la Vuelta a Boyacá o la Vuelta a Cundinamarca, popularmente conocidas como clásicas, que, con el paso del tiempo, perduraron en el tiempo con más renombre que otras carreras que surgieron en la década de los 40 y se extinguieron con el paso de los años.
La Vuelta a Antioquia, la primera de esas carreras, nació en 1973, aunque por aquel entonces la llamaban de otra manera: la Clásica Postobón de Antioquia. Este año, celebra sus 50 años de existencia.
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Los primeros recuerdos de la Vuelta a Antioquia
En una bodega de la Liga de Ciclismo de Antioquia reposan todas las actas de las competencias que décadas se organizaron en el departamento. Es un pequeño cuarto, ubicado al fondo del pasillo, que huele a hoja húmeda y papel viejo. Entre esos archivos, está el libro de la primera edición de la Vuelta a Antioquia, una carrera de cinco días que salía con una primera etapa desde un circuito de 12 vueltas al Circuito Americano de Ciclismo y llegaba, en la última fracción, al estadio de la Pintada, después de pasar por Las Palmas, Rionegro, Santuario, Guarne, Bello, Medellín y Yarumal.
Raúl Mesa, uno de los entrenadores legendarios del pedalismo nacional, hoy en el EPM, con múltiples títulos en todas las carreras de Colombia y años de experiencia, recuerda haber estado en todas las Vueltas a Antioquia que se han hecho desde el 73. Eran otros tiempos, los corredores profesionales no eran muchos y tampoco venían muchos de otros departamentos a competir. “Recuerdo una vez, en una de las primeras Vueltas a Antioquia, que, para hacer bulto, corrían hasta ciclistas de la recreativa. Era una etapa de Medellín a Santa Fe de Antioquia. Y el primero de los recreativos empezó a llegar apenas hasta media hora después que el que había ganado la etapa”.
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La inscripción, se lee en el acta de creación de la primera carrera, a la que se apuntaron 67 ciclistas, costaba $1.200 por cabeza, en equipos conformados cada uno por apenas tres pedalistas. Y se disputaba, para el primer lugar, “un automóvil marca Renault último modelo, así como varios premios para los participantes”.
El ganador fue Juan de Dios Morales, también conocido como Escobita, quien se impuso a Guillermo Mejía y Héctor Cataño en la clasificación general definitiva que decidió al primer campeón de la Vuelta a Antioquia.
“Escobita Morales era un muy buen escalador. Una figura pequeña, pero de muchas condiciones. Siempre atacaba. No esperaba, le gustaba ir al frente. Cuando atacaba se inclinaba como para un lado, porque siempre le gustaba mirar que nadie le tomara la rueda”, recuerda Mesa.
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Vuelta a Antioquia: 50 años de historia
De la victoria de Juan de Dios Morales ya pasaron 50 años. Cinco décadas en las que la carrera también coronó ciclistas de la talla de Patrocinio Jiménez, Fabio Parra, Oliverio Rincón, Libardo Niño y Óscar Sevilla, el máximo ganador de la competencia con cuatro títulos en 2010, 2011, 2013 y 2015.
La Vuelta a Antioquia se ha mantenido vigente. Es, de las carreras regionales, la más importante del pelotón nacional. “En Antioquia es donde se maneja la mayoría de los equipos del ciclismo colombiano. Empujamos desde acá a los demás para que el ciclismo no se nos muera”, asegura Raúl Mesa.
Y agrega, sobre el momento actual del ciclismo colombiano: “No es de ahora que haya un mal momento. A lo largo de la historia nuestro ciclismo ha tenido baches, momentos en los que se nos viene a menos. Y es ahí cuando hay que seguir luchando para que se mantenga fuerte. Esa es la importancia de carreras como la Vuelta a Antioquia”.
Desde el pasado miércoles, hasta el domingo 9 de julio, la edición 50 de la carrera recorrerá los municipios de Santa Fe de Antioquia, Valparaíso, Caicedo, Barbosa y Tapartó buscando un nuevo campeón, que tome la posta de Javier Jamaica, el último campeón de la carrera.
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