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Gafas oscuras, cerveza en mano, una sonrisa y ojos que denotan emoción. Así pasó sus primeros momentos Mauricio Ardila después de dejar el ciclismo profesional. Sentado en el parque principal de Guacarí (Valle del Cauca), mientras compartía con quienes continuarán pedaleando con la idea de dejar huella como él, accedió a conversar con El Espectador y expresó su nostalgia por los amigos que deja en el deporte al que le entregó la mayoría de sus 32 años de vida.
“No es fácil cambiar de vida de la noche a la mañana, pero es algo que ya estaba decidido con mi familia. Lo había pensado hace un tiempo y ya está asumido”, dijo Ardila, oriundo de Yarumal (Antioquia), recordado por lo hecho en la etapa 13 de la Vuelta a España 2015, cuando protagonizó una fuga, atacó, se vio como ganador del día y levantó los brazos a 80 metros de la meta, confundido por la pancarta del puerto de montaña. El hecho insólito lo aprovechó el español Samuel Sánchez y dejó sin triunfo al colombiano, quien hoy en día se ríe de su despiste.
Ardila afirma que “a todos les falta” algo en el balance final que se hace del profesionalismo, por lo que se siente feliz con lo realizado. En su mente los recuerdos son incontables. Todo empezó un día en el que se orinó en el uniforme antes de la competencia. Era la primera vez que corría, no tenía experiencia y le dijeron que se hidratara mucho. Suero, agua, tomó lo que encontró. La carrera se retrasó y en la línea de salida no pudo aguantar. Aun así, con el percance, ganó.
Luego corrió con el equipo Orgullo Paisa y vinieron las victorias en las Vueltas de la Juventud 1999 y 2000. Cumplió el sueño de todo ciclista: se fue a Europa, contratado por el Merlux, en 2002. Dos años más tarde firmó con el Chocolate Jaques, para posteriormente irse al Davitamon-Lotto. También estuvo en el Rabobank y fue campeón del Tour de Gran Bretaña. La última escuadra de su trasegar ciclístico fue la del Orgullo Paisa, con la que ayer terminó de disputar el Clásico RCN. Una contrarreloj de 20 kilómetros lo despidió.
Los abrazos de felicitación colmaron sus sensaciones. Fue homenajeado en el podio final del evento. Y es que “fueron 23 años en estas. Por eso estoy agradecido con la vida”. Ahora tendrá mucho más tiempo para dedicárselo a su familia. Su esposa y dos hijos “merecen más”.
“Tengo proyectos personales. En este momento estoy construyendo en Santa Helena, a 2.500 metros de altura, un espacio pensando en el ciclismo, en la gente que quiera venir a Colombia a entrenar, a hacer preparación en la altura y ciclomontañismo. Eso es lo que por ahora tengo planeado, pero hay otras cosas en el camino que ya se irán organizando”, manifestó.
Ardila deja en el entorno de las bielas y los pedales a amigos como Rigoberto Urán, Jarlinson Pantano, Luis Felipe Laverde, Mauricio Soler, Fabio Duarte y Marlon Pérez, entre otros. “Hemos compartido casa, vivencias”, aseguró, en medio de un sol brillante que pareciera decirle adiós a quien nunca fue protagonista de algún escándalo de indisciplina. Su profesionalismo es reconocido por compañeros y rivales de los trazados ciclísticos, que califican la carrera de Mauricio como ejemplar.
@SebasArenas10 - sarenas@elespectador.com