Maximiliano Richeze, el ciclista que ayuda a ganar a los demás

El argentino es el último lanzador de Deceuninck, equipo favorito siempre que hay una llegada en plano. Podría ser otra vez compañero de Fernando Gaviria en 2020.

Camilo Amaya - Enviado Especial a Belfort
13 de julio de 2019 - 03:00 a. m.
Maximiliano Ariel Richeze, lanzador del Deceuninck-Quick Step. / Getty Images
Maximiliano Ariel Richeze, lanzador del Deceuninck-Quick Step. / Getty Images
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Maximiliano Ariel Richeze no pudo ver el partido entre Argentina y Chile por el tercer puesto de la Copa América de Brasil, porque fue en la madrugada europea. Por eso, a la mañana siguiente, escuchó atentamente a dos compatriotas que le contaron cómo Lionel Messi, según ellos, fue expulsado por levantar los brazos mientras que Gary Medel se lo comía a empujones.

También le hicieron una descripción de los goles de Sergio Agüero y de Paulo Dybala, del penalti que concretó Arturo Vidal para el 2-1, y lo hicieron partidario de la alegría por vencer a los chilenos en el torneo continental. El ciclista argentino siguió cada palabra del relato y al final soltó una frase sencilla, pero contundente: “El fútbol debería copiar el trabajo en equipo del ciclismo. Así se ganaría más”.

Hijo de Ómar Richeze, excorredor de pista y de ruta, y el más importante de su país en la década de los 80, Maximiliano hace parte de una estirpe de ciclistas veloces, de muslos gruesos y de potencia que se transforma en aceleración. Su contextura es similar a la de sus hermanos Roberto, Mauro y Adrián, hombres rápidos que tienen claro que su éxito depende de cuán adelante vayan en los metros finales de una etapa. “Trabajo para los demás, en este caso para que Elia Viviani tenga una rueda que seguir y así soltarlo en el lugar indicado para que él haga lo suyo”.

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Lo anterior se vio con claridad en la cuarta etapa del Tour de Francia que llegó a Nancy. Maxi enfiló la nariz con el viento y le tomó el relevo a Michael Morkov. La cosa es muy sencilla de explicar, mas no de ejecutar: “El danés lo lleva primero y yo voy pendiente. Cuando está a tope y sin gasolina, me meto y le doy con todo hasta la recta y ahí me corro para que Viviani siga”. Richeze es el último lanzador del tren de equipo Deceuninck-Quick Step, el encargado de que el italiano logre su velocidad punta para después correrse y con ese movimiento ir frenando paulatinamente a los rivales que vienen siguiendo.

La victoria del otro la toma como propia y por eso con el paso del tiempo, al saber su potencial, se ha acostumbrado a no pelear por el triunfo o, mejor dicho, a disputarlo de otra manera y a festejarlo, si se da, de otra manera. “Celebras atrás si ves que tu compañero pasa primero. Por lo menos yo levanto el brazo. Cada quien pone un granito y cuando todo termina, con pulsaciones arriba, entiendes que tú haces parte de eso”. Maximiliano es un gregario lanzador y así encontró su lugar en el ciclismo, en un lote que suele acabar con los que no reconocen las jerarquías y el funcionamiento de una escuadra.

Este año termina su contrato con la formación belga y se habla de que el UAE Emirates lo quiere para que vuelva a trabajar con Fernando Gaviria, más ahora que el antioqueño se quedó sin la persona encargada para esa función (Sebastián Molano fue retirado del pasado Giro de Italia por sospechas de dopaje). “Estamos en diálogos. Es una opción grande, pero todavía no hay nada concreto. Vamos a ver qué pasa. Primero tengo que hablar acá y luego mirar qué es lo que me conviene”. Dicen que el mismo Gaviria lo pidió por lo vivido en temporadas anteriores, porque tienen una gran relación y porque el colombiano valora y respeta el trabajo del argentino.

“Es un chico increíble, con un potencial enorme y es una lástima no tenerlo en este Tour. De seguro hubiera peleado por etapas, como el año pasado, y de seguro hubiera sido muy complicado controlarlo”. En la jornada del jueves, la primera de alta montaña y con llegada en el mítico La Planche des Belles Filles, una estación de esquí en la cima de los Vosgos, Maximiliano estuvo al frente del grupo durante la parte plana y luego de las bajadas. Ya en el último ascenso, el argentino se limitó a subir sin afanes, con pedaleo regulado, para que el daño en un terreno en el que no es el suyo no fuera mucho.

“Unos van bien arriba, otros vamos mejor en lo plano. Es sencillo de entender y si te pones de estrella y no lo asumes desde que comienzas en esto no llegas a ninguna parte”, concluye el ciclista hincha de Boca Juniors y de Carlos Tévez, el que el Deceuninck-Quick Step tiene designado no para ganar, sino para ayudar a que otros lo hagan.

Por Camilo Amaya - Enviado Especial a Belfort

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