Nairo Quintana, el cóndor herido: ¿qué viene para su carrera?
El boyacense perdió la batalla jurídica para tumbar su sanción por positivo en uso de tramadol. Hasta hoy sigue sin equipo y el fallo complica aún más su panorama.
Hugo Santiago Caro
Tras poco más de dos meses y medio, llegó a su fin la batalla jurídica de Nairo Quintana, en defensa de su nombre, contra la sanción que le impuso la UCI por infringir su reglamento médico al marcar positivo en dos muestras por tramadol, un analgésico prohibido para los ciclistas durante competencia.
No es el final de la carrera de Nairo Quintana, en ningún momento se le prohibió dejar de competir y en ningún momento se trató de un caso de dopaje. Es más, este fue uno de los argumentos del Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS), última instancia a la que podía acudir el colombiano.
“El panel deliberó y determinó que la prohibición en competición de la UCI de tramadol fue por razones médicas en lugar de dopaje y, por lo tanto, está dentro del poder de la UCI y su jurisdicción. Además, el panel quedó satisfecho con que las pruebas científicas demostraban que las muestras de Nairo Quintana contenían tramadol y sus dos metabolitos. Sobre esta base, concluyó que la decisión impugnada debía mantenerse y desestimó el recurso de apelación”, reza el comunicado del TAS.
Mire nuestro especial: ¿A qué jugamos?: La identidad del fútbol colombiano
Con esta decisión en firme, se terminan las opciones de Nairo para recuperar el sexto puesto que obtuvo en el último Tour de Francia, además de mantenerse la multa que le impusieron por 5.000 francos suizos, una cifra superior a los 25 millones de pesos colombianos.
Nairo lamentó la decisión, pero la acató y envió un mensaje esperanzador, señalando que sigue hacia adelante a pesar de no obtener el fallo que con tanto optimismo él y su defensa esperaban. “La vida pasa, la vida sigue, la tormenta tiene que pasar, seguimos mirando hacia delante, tengo una linda familia, tengo un país y grandes amigos que me apoyan, muchísimas gracias por eso y nos veremos pronto”, afirmó Quintana en reacción al fallo.
Andrés Charria, abogado de Nairo en el proceso, afirmó que por la misma premura de revertir el fallo no pudieron desarrollar otros argumentos para usar en defensa del colombiano como el consumo de antihistamínicos (medicamentos para controlar alergias) que pudieron desembocar en un falso positivo de tramadol. También cuestionaron, como en todo el proceso de defensa, el trato que se le dio a la muestra en el laboratorio que la analizó en Ginebra, Suiza.
Hoy tiene muy poco sentido seguir discutiendo los pormenores del fallo y el tema de la sanción. Aunque la decisión del TAS hubiera favorecido los intereses de Quintana, la prioridad sigue siendo otra: encontrar un equipo con urgencia. El hecho de que se ratifique la sanción solamente complica la búsqueda de una escuadra para el colombiano. De nuevo, no se trata de un caso antidopaje. Lo sostuvo Nairo hasta ayer, cuando aceptó el veredicto, lo aclaró el Tribunal en la decisión y lo dijo siempre la UCI. Sin embargo, para ambos organismos y ante los ojos del ciclismo mundial, el colombiano tiene en su expediente una infracción por haber infringido el reglamento médico de la UCI. Esto sí es un real inconveniente para encontrar un equipo.
Está implícito que los equipos del World Tour y ProTour buscan mantenerse lejos de escándalos relacionados con dopaje o infracciones a los reglamentos de la UCI, por lo que contratar un corredor que en varias instancias le fue ratificada una sanción es por más, un riesgo de prestigio que probablemente no muchos quieran correr.
Es por esto mismo que se rompió tan rápido la relación de Nairo con el Arkéa. Pese a que ambas partes tenían objetivos alineados en cuanto a lo deportivo, el equipo francés es uno de los más cercanos al Movimiento por un Ciclismo Creíble, una organización que tiene por bandera un deporte limpio y lejos de rastros de dopaje o ayudas extrañas. Por esta relación es que el equipo prefirió mantenerse al margen en la defensa de Nairo, por la misma razón prefirieron que el colombiano no compitiera en la Vuelta a España, por eso terminaron separados.
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Es, por lo menos, doloroso ver al campeón del Giro de Italia y la Vuelta a España en esta incertidumbre. A pesar de que nunca se le impidió correr (incluso estuvo representando a Colombia en el Mundial de Ciclismo de Ruta en Australia), pero fuera de la carga reputacional que implica la sanción, también entra a jugar su prestigio y el rol al que tenga que acogerse en un nuevo equipo.
Durante el Tour de Francia, el mismo evento del cual lo descalificaron, Nairo dejó a entender que no se ve como gregario y que todavía tiene capacidad para pelear grandes cosas. “Me siento capaz de seguir ganando antes de ponerme la mochila de ayudar. Así que por ahí van mis decisiones, más o menos”, dijo.
La cuestión es qué equipo esté dispuesto a entregarle a Nairo el rótulo de gran capo, cuando las últimas temporadas han dejado ver nuevas figuras, de características muy diferentes, como Tadej Pogacar, Jonas Vingegaard y el campeón del mundo Remco Evenepoel. El pelotón sigue en proceso de adaptación y la oferta de favoritos para pelear grandes carreras está en ese nuevo perfil. A Nairo le vendría bien un rol como el de Rigoberto Urán en el EF, que en los últimos capítulos de su carrera como profesional compartirá el liderato y tendrá que correr alineado a los mismos objetivos de Hugh Carthy y Richard Carapaz, nueva figura de la escuadra.
Por ahora el pedalista continúa enfocado en sus actividades económicas fuera de la carretera. Recientemente llevó a cabo un gran fondo aficionado en México y anunció que lanzará nuevos negocios relacionados con exportaciones y agricultura. Otra de las razones por las que afirma, no necesitó del tramadol o de dopaje, sus prioridades en este punto de su carrera apuntan también hacia otros rumbos.
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Tras poco más de dos meses y medio, llegó a su fin la batalla jurídica de Nairo Quintana, en defensa de su nombre, contra la sanción que le impuso la UCI por infringir su reglamento médico al marcar positivo en dos muestras por tramadol, un analgésico prohibido para los ciclistas durante competencia.
No es el final de la carrera de Nairo Quintana, en ningún momento se le prohibió dejar de competir y en ningún momento se trató de un caso de dopaje. Es más, este fue uno de los argumentos del Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS), última instancia a la que podía acudir el colombiano.
“El panel deliberó y determinó que la prohibición en competición de la UCI de tramadol fue por razones médicas en lugar de dopaje y, por lo tanto, está dentro del poder de la UCI y su jurisdicción. Además, el panel quedó satisfecho con que las pruebas científicas demostraban que las muestras de Nairo Quintana contenían tramadol y sus dos metabolitos. Sobre esta base, concluyó que la decisión impugnada debía mantenerse y desestimó el recurso de apelación”, reza el comunicado del TAS.
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Con esta decisión en firme, se terminan las opciones de Nairo para recuperar el sexto puesto que obtuvo en el último Tour de Francia, además de mantenerse la multa que le impusieron por 5.000 francos suizos, una cifra superior a los 25 millones de pesos colombianos.
Nairo lamentó la decisión, pero la acató y envió un mensaje esperanzador, señalando que sigue hacia adelante a pesar de no obtener el fallo que con tanto optimismo él y su defensa esperaban. “La vida pasa, la vida sigue, la tormenta tiene que pasar, seguimos mirando hacia delante, tengo una linda familia, tengo un país y grandes amigos que me apoyan, muchísimas gracias por eso y nos veremos pronto”, afirmó Quintana en reacción al fallo.
Andrés Charria, abogado de Nairo en el proceso, afirmó que por la misma premura de revertir el fallo no pudieron desarrollar otros argumentos para usar en defensa del colombiano como el consumo de antihistamínicos (medicamentos para controlar alergias) que pudieron desembocar en un falso positivo de tramadol. También cuestionaron, como en todo el proceso de defensa, el trato que se le dio a la muestra en el laboratorio que la analizó en Ginebra, Suiza.
Hoy tiene muy poco sentido seguir discutiendo los pormenores del fallo y el tema de la sanción. Aunque la decisión del TAS hubiera favorecido los intereses de Quintana, la prioridad sigue siendo otra: encontrar un equipo con urgencia. El hecho de que se ratifique la sanción solamente complica la búsqueda de una escuadra para el colombiano. De nuevo, no se trata de un caso antidopaje. Lo sostuvo Nairo hasta ayer, cuando aceptó el veredicto, lo aclaró el Tribunal en la decisión y lo dijo siempre la UCI. Sin embargo, para ambos organismos y ante los ojos del ciclismo mundial, el colombiano tiene en su expediente una infracción por haber infringido el reglamento médico de la UCI. Esto sí es un real inconveniente para encontrar un equipo.
Está implícito que los equipos del World Tour y ProTour buscan mantenerse lejos de escándalos relacionados con dopaje o infracciones a los reglamentos de la UCI, por lo que contratar un corredor que en varias instancias le fue ratificada una sanción es por más, un riesgo de prestigio que probablemente no muchos quieran correr.
Es por esto mismo que se rompió tan rápido la relación de Nairo con el Arkéa. Pese a que ambas partes tenían objetivos alineados en cuanto a lo deportivo, el equipo francés es uno de los más cercanos al Movimiento por un Ciclismo Creíble, una organización que tiene por bandera un deporte limpio y lejos de rastros de dopaje o ayudas extrañas. Por esta relación es que el equipo prefirió mantenerse al margen en la defensa de Nairo, por la misma razón prefirieron que el colombiano no compitiera en la Vuelta a España, por eso terminaron separados.
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Es, por lo menos, doloroso ver al campeón del Giro de Italia y la Vuelta a España en esta incertidumbre. A pesar de que nunca se le impidió correr (incluso estuvo representando a Colombia en el Mundial de Ciclismo de Ruta en Australia), pero fuera de la carga reputacional que implica la sanción, también entra a jugar su prestigio y el rol al que tenga que acogerse en un nuevo equipo.
Durante el Tour de Francia, el mismo evento del cual lo descalificaron, Nairo dejó a entender que no se ve como gregario y que todavía tiene capacidad para pelear grandes cosas. “Me siento capaz de seguir ganando antes de ponerme la mochila de ayudar. Así que por ahí van mis decisiones, más o menos”, dijo.
La cuestión es qué equipo esté dispuesto a entregarle a Nairo el rótulo de gran capo, cuando las últimas temporadas han dejado ver nuevas figuras, de características muy diferentes, como Tadej Pogacar, Jonas Vingegaard y el campeón del mundo Remco Evenepoel. El pelotón sigue en proceso de adaptación y la oferta de favoritos para pelear grandes carreras está en ese nuevo perfil. A Nairo le vendría bien un rol como el de Rigoberto Urán en el EF, que en los últimos capítulos de su carrera como profesional compartirá el liderato y tendrá que correr alineado a los mismos objetivos de Hugh Carthy y Richard Carapaz, nueva figura de la escuadra.
Por ahora el pedalista continúa enfocado en sus actividades económicas fuera de la carretera. Recientemente llevó a cabo un gran fondo aficionado en México y anunció que lanzará nuevos negocios relacionados con exportaciones y agricultura. Otra de las razones por las que afirma, no necesitó del tramadol o de dopaje, sus prioridades en este punto de su carrera apuntan también hacia otros rumbos.
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