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Ambición, una mentalidad ganadora y deseos de aprender fueron las conclusiones que sacó Luis Fernando Saldarriaga de una entrevista que le hizo a Nairo Quintana en 2008. Fue una muy buena primera impresión la que le dejó el boyacense al entrenador antioqueño. Pero no fue lo que más lo maravilló. Días después le realizó una prueba científica con análisis de gases, consumo máximo de oxígeno y recuperación y los resultados fueron magníficos. “Movió una relación de vatios muy buena con su peso. Me acuerdo que fueron 350 vatios (con respecto a los 56 kilos de peso) y que mantuvo la resistencia”, recuerda el entrenador, quien resaltó su recuperación, “un minuto después del esfuerzo tuvo 196 pulsaciones y al minuto ya se había recuperado más del 35 por ciento”. Datos de gran valor para un corredor de resistencia.
Esos resultados abrieron los ojos de Saldarriaga y le robaron una sonrisa. Sabía que había encontrado un gran prospecto. Pero no había sido la primera vez que el antioqueño había visto a Nairo, lo comenzó a seguir después de su tercer puesto en la Vuelta del Porvenir de 2008 y estaba muy a gusto con su evolución. Pero fue hasta cuando vio esos datos que le propuso que se fuera con el equipo ‘Colombia es Pasión’, al cual dirigía la categoría sub-23. Pero lamentablemente no pudo contar con el boyacense de inmediato. El equipo Boyacá es para vivirla le ofreció un mejor contrato. Allí corrió ese año. Sin embargo, el equipo de su tierra le incumplió y en 2009 regresó a las manos de Saldarriaga, “quiero mejorar en la parte científica, técnica y sé que ustedes son la mejor opción. Por eso decidí venirme”, le dijo Quintana al entrenador.
Entre los sub 23 del ‘Colombia es Pasión’ estaban corredores como Camilo Suárez, Jarlinson Pantano, Sergio Luis Henao, Darwin Atapuma, Darwin Pantoja, William Rodríguez, Esteban Chaves, entre otros. Y la temporada 2009 se inició con una concentración en Fredonia (Antioquia) en las que se hicieron algunas charlas de psicología, de táctica de técnica de manejo de potenciómetro y fue algo que a Nairo le gustó. Con ilusión corrió ese año. Estuvo en la clásica de Cómbita y luego, con todo el equipo, participó en la Vuelta al Valle, en la que terminó en la segunda posición detrás de Mauricio Ortega. Fue el mejor sub-23. Con el tiempo fue mejorando y mostrando interés en trabajar la parte táctica y sobre las variantes que se deben manejar en una competencia.
Desde entonces demostró que no iba a ser un corredor más del pelotón, sino una figura. Tenía todas las cualidades para liderar. “Cuando lo veía que le daba rabia que su equipo perdía, que no le salían las cosas o preguntaba por su rendimiento y se interrogaba por cuál había sido su falla, me di cuenta que era un corredor al que teníamos que tener en cuenta”, dice Saldarriaga, quien siempre le inculcó a los pedalistas jóvenes que eran la nueva generación del ciclismo colombiano y que hicieran el trabajo que estaban haciendo con dedicación porque todos tenían potencial para ser grandes representantes del ciclismo nacional en el futuro. Y no se equivocó.
Con el pasar de las carreras Nairo demuestra que es un ciclista responsable, acató todas las ordenes. “Así que me di cuenta que ahí teníamos un líder porque mostraba todas las cualidades, aprendía rápido, tenía voz de mando, siempre llegó temprano y siempre visualizó cómo ganar. Así que fuimos formándolo en eso, le fuimos inculcando cuáles son los éxitos de un líder, las capacidades que debía tener”. Lo asimiló y lo aceptó. Afrontó todas las carreras sin miedo al reto que le impusieran, además aprendió a asimilar la presión. “Cuando uno le decía que íbamos a pelear la etapa de esta manera, nunca dijo no, nunca sacó disculpas. Siempre tuvo retos altos, cuando le hacíamos evaluaciones siempre respondió bien. Tenía una buena sensibilidad para el trabajo, una buena capacidad y no era ansioso”. Demostró tener todas las cualidades físicas y cognitivas que requiere un gran campeón.
En 2010 Nairo Quintana conformó un equipo de lujo en el ‘Colombia es Pasión’. Participó en la Copa Confederaciones sub-23, que servía como clasificatorio para el Tour de L’Avenir. Colombia llegó a la última prueba, que se llevó a cabo en Canadá con la obligación de terminar dentro de los tres primeros para avanzar a la prueba de jóvenes más importante. Precisamente en la última etapa de esa carrera, Nairo fue protagonista. Atacó en una etapa plana faltando dos vueltas, pero lo cazaron a pocos metros del final. Terminó 13. La desazón se apoderó del boyacense y fue allí cuando llegaron las palabras sabias de Saldarriaga.
– Nairo, perdiste hoy, te pasaron finalizando la carrera, pero creo que en el Tour podemos hacer un gran trabajo, tenemos que afinar en la parte de los abanicos y en la subida ser más resistentes. Esto no termina aquí – le dijo el entrenador.
El boyacense, lo miró, respiró profundo y le sonrió.
Empezaron a entrenar. Aún faltaban dos meses para la carrera. “Corregimos algunos aspectos como grupo y fortalecimos el trabajo en bloque y alternar las posiciones de adelante”, recuerda el antioqueño. Después Nairo, Atapuma y Pantano tuvieron su primer roce con los ciclistas World Tour. El Tour de Poitou, que se llevó a cabo del 24 al 27 de agosto, fue un gran entrenamiento previo al Tour de L’Avenir. “Si aquí no perdemos más de cinco minutos con los profesionales estamos para ganar el Tour”, les dijo Saldarriaga. Y así fue. Jarlinson Pantano terminó en la posición 30 a 4:02 del ganador.
Todo estaba preparado para la carrera sub-23. Saldarriaga y el equipo sabía que si perdían menos de dos minutos 30 segundos antes de esa penúltima con final en Risoul habría oportunidad para ganar la carrera. Y no se equivocó. Jarlinson Pantano llegó a 17 segundos del líder y Nairo Quintana a 1:17. “En la charla técnica dijimos que, por orden de clasificación, el primero que tenía que atacar era Nairo y por último Pantano”. Quintana lo hizo. Atacó. Se le acercó el grupo, pero sacó fuerzas de donde no tenía y volvió a arrancar. Dejó a todo el pelotón frenado en el asfalto. Ganó. Primera victoria del de Cómbita. Se comenzó a pulir el diamante.
Aunque en 2011 corrió toda la temporada de la mano de Saldarriaga y ganó la camiseta de la montaña en la Vuelta a Cataluña, en la clásica de primavera y se metió dentro de los 10 mejores en la Castilla León. Nairo tuvo que marcharse al equipo Movistar. La marca ‘Colombia es Pasión’ no estaba siendo apoyada y fue cuando el dinero pasó a manos de Claudio Corti y el Team Colombia. Saldarriaga le aconsejó a Quintana irse para España, a pesar de la insistencia del corredor por quedarse. “Tuvimos una reunión en Medellín y le dije que era hora de que siguiera con el equipo Movistar, Luisa Ríos (gerente del equipo en ese entonces) le dijo a Unzué: ‘tenemos un corredor que queremos que siga ganando experiencia en Europa’. Y él aceptó”.
– Estoy muy agradecido con usted por el diamante en bruto que nos entregó – fueron las palabras que salieron de la boca del director del Movistar a Saldarriaga en una cena en la Castilla León en 2012.
La adaptación del boyacense fue rápida, comprendió el objetivo del Movistar y los frutos se vieron de inmediato. En 2013 fue campeón de la Vuelta a Brugos y Vuelta al País Vasco, subcampeón del Tour de Francia; en 2014 fue campeón del Giro de Italia y de la Vuelta a Burgos; en 2015 campeón de la Tirreno Adriático y subcampeón del Tour y en 2016 ganó la Vuelta a Catalunya, el Tour de Romandía, fue tercero en el Tour de Francia yeste domingo se subió al podio como el segundo del Giro de Italia. Un palmarés envidiable, para un corredor sin igual.