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Tras la batalla de los Alpes, el pelotón del Tour de Francia se toma un relativo respiro en su camino hacia los Pirineos, con una etapa sin demasiadas dificultades prevista para una llegada masiva.
Los “esprinters” serán los principales candidatos a la victoria entre Le Bourg d’Oisans, al pie del Alpe d’Huez, y Saint-Etienne, en una jornada de 192,4 kilómetros con dos puertos de tercera y uno de segunda, pero todos ellos situados lejos de la meta.
Aunque la última vez que se llegó a Saint-Etienne el belga Thomas de Gendt se impuso tras una larga escapada, en esta edición los organizadores han previsto un perfil más sencillo, lo que facilitará el control de los equipos de los velocistas.
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Será la primera ocasión para los velocistas de saborear una etapa de pura llegada masiva desde la de Calais, en la cuarta etapa.
Tampoco parece que el viento vaya a hacer acto de presencia, lo que reduce el peligro de abanicos en una etapa larga, de transición y en la que los pretendientes para la general se tomarán un relativo respiro.
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Uno de los pocos que tienen por delante, puesto que al día siguiente reaparece la media montaña y tendrán que esperar a Carcasone en vísperas de la última jornada de descanso.
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